Descripción
Ser una gran bodega siempre tiene sus ventajas. Entre ellas tener viñedos diseminados en diferentes terruños. Aprovechando esta disponibilidad de viñas es que Daniel Pi y su equipo diseñaron esta nueva línea de vinos de terroir que apuntan a despejar dudas sobre la influencia de los suelos en el vino. Para ellos eligieron diferentes perfiles de suelo, es decir, distintas composiciones para ver los resultados. Este Chardonnay de Gualtallary, Tupungato, esta cultivado sobre suelos calcáreos y pedregosos ubicados a 1300 metros de altura en la montaña. Esta condición extrema y fría permite a la uvas a concentrar acidez que luego se traduce en vino de frescura profunda y vivaz. Aromática frutal y fluir tenso. Un blanco que refresca de manera notable mientras afirma sus sabores.
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