Para los argentinos el asado es la meca de la combinación entre vinos y comidas. Templo nacional y maridaje de tradición, nadie duda que un tinto glorifica a una buena tira de asado, un vacío jugoso y una entrañita de cuero crocante. El asunto está en todas las otras comidas. Así, mientras que para una mayoría de consumidores la birra y la pizza van de la mano (cosa que es dudable), pocos imaginan el rol de los blancos para la comida cotidiana. Así es que, puestos a revisar, estas son las comidas que funcionan mejor con cada tipo de vino hasta 250 pesos.

Pescados grillados & Chardonnay. Hablamos de pescados de mar, claro, pero en particular de meros, lenguados y corvinas. En nuestro país, todos ellos van a parar a la parrilla o, en su defecto, a un papillote al horno. Y mientras que el cerebro tinto local les busca un maridaje, hay que saber que en materia de vinos y comidas, para estos pescados no hay nada mejor que un blanco con cierto cuerpo y frescura moderada, como resulta un Chardonnay.

Por ejemplo, Saurus  (2016, $175), Domaine Bousquet (2017, $195) o Álamos (2017, $205). Dato, peces más potentes como atún o espada, mejor con tintos tipo Pinot.

Mariscos & Sauvignon Blanc. En nuestro país el mundo de los mariscos se sintetiza en tres opciones: almejas, mejillones y langostinos, y estos últimos con suerte. Hechos tipo provenzal o bien, en el caso de los langostinos, a la plancha con ajo, oliva y pimentón, conviene servir en las copas un buen Sauvignon blanc, que tenga la sequedad de la acidez málica y la tensión de un buena frescura, todo envuelto en perfumes cítricos o tropicales. Así son, por ejemplo: Los Cardos (2017, $166), Portillo (2017, $130) o Andeluna 1300 (2017, $245).

Ensaladas verdes & Torrontés. Un domingo al mediodía puede pintar una ensalada ligera, de hojas verdes, algunos tomates cherrys, escamas de parmesano y portobellos, por ejemplo. Como las calorías son pocas, lo mejor es no privarse en una buena botella de Torrontés perfumado y chispeante de frescura. Por ejemplo: Cafayate (2017, $120), Críos (2017, $215) y La Linda (2017, $215). Y darse un gusto piola entre vinos y comidas.

Pastas fileto & Bonarda. Plato delicioso y simple, unos speghettis fileto –solo tomate, ajo y oliva– obra milagros a la hora de una comida casera, simple y deliciosa. Que la salsa no esté ácida es todo el truco. Y en ese caso, un Bonarda fresco y aromático, de cuerpo medio, es espectacular. Por ejemplo: Colonia Las Liebres Clásico (2017, $180), el infrecuente Paso a paso (2017, $220) o Tintillo (2017, $235) cortado con Malbec.

Pizzas & Pinot Noir. Parece un contrasentido la sencillez de una pizza compensada por la alcurnia de los Pinot. Pero, como todo vale entre vinos y comidas, a la hora de las muzzarellas y las napolitanas, mejor incluso a la piedra, la textura suave y la fruta roja evidente del Pinot obran de maravillas. Es mejor comprar más de una botella de, por ejemplo, Serbal (2017, $220), Malma Finca la Papay (2017, $193) y Saurus (2017, $190).

Hamburguesas & Malbec. En pleno apogeo de las hamburgueserías y las cervecerías artesanales, conviene recordar que no existe mejor compañero para el medallón de carne grillada y cubierta de condimentos que un rico Malbec, frutado y de cuerpo medio, como son: Pala Corazón (2017, $220) y Tinto Negro (2016, $220), el curioso De Una (2017, $170); también Fabre Montmayou Reserva (2015, $250), para más musculosos.

Carne al horno & Cabernet. En tiempos en que el kilo de carne cotiza en dólares, conviene ajustar el ojo y prestar debida atención a qué se pone en la asadera. Por ejemplo, una tapa de nalga es tan sabrosa como una colita de cuadril y cuesta un tercio menos. Y si nos ahorramos un peso en la carne, ahora lo invertimos en un Cabernet: Lamadrid Reserva (2016, $250), Altas Cumbres (2016, $215) y Trivento Reserve (2016, $190), son buenos ejemplos.

Cerdo a horno & blancos. Mientras que la mayoría imagina un pechito al horno con un tinto, una minoría docta en el gusto apunta a ciertos blancos. Más si tiene adobos o chutneys de condimento. En eso, el cuerpo y la frescura de algunos blancos son perfectos para el cerdo, del carré al solomillo y las costillitas. ¿Cuáles? Aquellos que tienen buena frescura y buen cuerpo, como Chakana Nuna Estate White Blend (2016, $200) y Kaiken Sauvignon Blanc Semillón (2017, $180).