
El chutney un el acompañamiento agridulce de origen indio ideal para ponerle mucha onda a cualquier carne, queso o paté. Es tan fácil de preparar y almacenar -se guarda en frascos siempre a mano- que es un pecado no hacerlo. La gracia es que tiene que ser muy especiado y jugar con ese binomio acidez / dulzura que estalla en la boca.
Hay muchos tipos de chutney, pero lo ideal es aprovechar la fruta de estación. Así que anotá esta versión con durazno, aunque también podés hacerlo con mango, pelones, tomates, o manzanas verdes, por ejemplo.
Qué necesitás
1 kg. de duraznos (puede ser mango también)
1 cebolla
400 cc de vinagre de vino
500 grs de azúcar rubia
1 cucharada de jengibre fresco rayado
1 cucharada de coriandro
1 cucharada de anís estrellado
1 cucharada de moztaza en grano
1 cucharada de pimienta negra
1 rama de canela
Cómo hacerlo
Pelá los duraznos, cortalos en cubos retirando, claro, los carozos. Picá la cebolla y llevala a una olla para sofreirla con un toque de aceite, sumá la fruta, el azúcar, el vinagre y todas las especias. Llevalo hasta que hierva y cuando el azúcar se haya diluido, bajá el fuego al mínimo y cocinalo durante al menos media hora.
El indicador es que tiene que quedar con una consistencia parecida a la mermelada. Retirar del fuego y servirlo frío o caliente. El resto, guardarlo en frascos esterilizados.