Altamira se ha convertido en protagonista del 2015. Considerada hasta 2013 una sub zona de la región mendocina La Consulta (San Carlos, Valle de Uco), hoy cuenta con Indicación Geográfica propia: Paraje Altamira.

Esto se debe a que un grupo de winemakers y bodegas impulsaron los estudios de sus suelos y clima, un paso necesario para solicitar de delimitación geográfica. El factor que la convierte en una zona en sí misma es su ubicación a 1100 metros sobre el nivel del mar en la sección sur del cono aluvional del río Tuynuyán. Esto no sólo le confiere un clima fresco por las noches y buena insolación durante el día sino que la ubica sobre suelos heterogéneos que son el secreto de sus vinos.

“Los suelos de Altamira son un rompecabezas donde la arcilla, la arena, el limo y las piedras calcáreas se acomodan de modo muy diferente en cada metro cuadrado de una misma parcela”, cuenta Jeff Mausbach quien junto a su socio, Alejandro Sejanovich, llevan más de cinco años identificando cada hilera de sus viñedos. Sin embargo, todos destacan que más allá de la composición el factor común es la presencia de suelos calcáreos y esto se percibe en los vinos con aromas diferenciales y una textura polvorienta en paladar. En general el perfil de los vinos es austero, donde la simpleza es la clave.

A diferencia de Gualtallary, otra región en boca de todos, Altamira se especializa en tintos, principalmente de Malbec. Cada botella es una expresión singular, algo que los argentinos estamos aprendiendo a comprender. Si querés introducirte en el mundo de los vinos de esta región estas diez etiquetas son un buen comienzo.

Finca Suarez Malbec (2013, $135) Esta bodega pertenece a una de las familias que primero se instaló en la zona. Sin embargo, sus vinos fueron presentados recientemente en sociedad. Se nota la sangre más joven de la familia empujando el carro. El vino es austero pero sabroso, se bebe fácil y gusta. Su principal virtud es que saca provecho de la simpleza que propone el terruño, estructura media y frescura. Una novedad para tener a mano y a precio amigable.

HD Malbec (2012, $160) Héctor y Pablo Durigutti son conocidos por sus vinos de Luján de Cuyo, principalmente de Agrelo, Perdriel y Vistalba. En 2010 tomaron el control de un viñedo de 1945 en Altamira con la idea de elaborar etiquetas de alta gama. La consigna es marcar una deferencia tajante con el resto de sus etiquetas. En este caso es un Malbec criado 12 meses en barricas de segundo y tercer uso, de ahí el protagonismo de las frutas y la baja intensidad del roble. En boca es jugoso y amplio, con buen nervio y textura amable. Buen equilibrio y final largo.

Manos Negras Stone Soil Select Malbec (2011, $185) Pocos exploraron los suelos de Altamira cómo la dupla Sejanovich-Mausbach. Hoy su extenso porfolio cuenta con varias microvinificaciones de diferentes parcelas de sus viñedos en esta región. Cada uno de estos vinos es una pieza del rompecabezas de suelos y climas que propone Altamira. Este Malbec une vinos de cada rincón de la zona. A la típica aromática frutal y floral de este terruño suma un perfil terroso y de asfalto húmedo. En boca es lineal y seco con taninos firmes y jugosos. Es un excelente ejemplar para adentrarse en la IG del momento.

Refrán Cabernet Franc (2013, $195) Este tinto es una curiosidad para buscar. Se consiguen sólo en vinotecas con buenas selecciones. Su hacedor es Cristian Morelli quien se inició en la elaboración de vinos junto a Juampi Michelini en Zorzal. Por el momento Morelli despunta el vicio con este y otros dos tintos. Para esta etiqueta elige uvas de Altamira que le permiten elaborar un vino sabroso, delgado y tenso, fiel a los rasgos de la zona.

Son Vida Cabernet Sauvignon (2012, $295) Hace diez años Sonia y David compraron una vieja finca en La Consulta que los enamoró con su vista a la montaña. Un dato algo menor hace una década que hoy los tiene contentos: la finca está dentro de Altamira. Por su amistad con Nicolás Catena, desde el primer día contaron con la mejor asesoría agronómica y enología. Plantaron principalmente Malbec y Cabernet Sauvignon, uvas que venden casi en su totalidad. Solo se reservan los kilos necesarios para elaborar 12000 botellas. Un tercio de éstas son de este Cabernet memorable. Aromáticamente complejo con tonos de frutos negros, cassis, mina de lápiz y cedro. En boca se luce por su textura seca y medio de boca jugoso. Es fresco y de fluir elegante. Un vino para exigentes y curiosos.

Crua Chan (2013, $310) Durante el año, Gerardo Michelini y Andrea Muffato sorprendieron con sus vinos Ji Ji Ji y Otra Piel. Etiquetas que proponen un estilo enológico que se aleja del mainstream y marcan culto. El factor común de éstos es la simpleza y cierta rusticidad que se percibe como terroir al desnudo. Así es Crua Chan, un Malbec que crían durante 12 meses en barricas de segundo y tercer uso y resulta sutil, envolvente y fresco. Su textura en medio de boca deja una sensación polvorienta que muchos atribuyen a la mineralidad de los suelos. Taninos redondos y final largo.

Zaha Toko Vineyard Cabernet Franc (2012, 349) No es fácil elegir cuál de los vinos de Sejanovich es el más representativo de Altamira pero este Cabernet Franc es sin dudas un diferencial. Lógicamente en la zona abundan los Malbec con sus múltiples facetas pero Franc no hay tantos. Zaha es un tinto que seduce ya con su color violáceo profundo, en nariz los aromas balsámicos se funden con los de frutos rojos maduros y las hierbas aromáticas. En el fondo de copa queda un aroma algo misterioso, entre terroso y húmedo que se convierte en una imperfección acertada. En su ataque despliega buen volumen con centro fresco y tenso. En medio de paladar la textura es “mineral”, como de tiza. Final equilibrado y largo. Una highlight de Altamira.

Zuccardi Concreto (2014, $415) Sebastián Zuccardi se ha convertido en uno de los fundamentalistas de esta microrregión. Está pronto a inaugurar la bodega de sus sueños. En ella cuenta con un ejército de ánforas de concreto que le permiten llevar adelante microvinificaciones con las uvas de cada parcela. Así logra interpretar cada rincón y cada hilera de sus viñedos. Concreto es su gran apuesta, un Malbec elaborado con racimo entero y levaduras indígenas en piletones de hormigón. Allí se vinifica y cría durante unos ocho meses. Es un tinto con carácter y personalidad que se diferencia de muchos. Profundo y concentrado con matices granate a la vista mientras que en nariz despliega tonos balsámicos y herbales que luego se suman al caudal frutal. Comienza con frutos rojos maduros, pasa a las bayas confitadas y suma algo de higos y membrillo. Entra seco en boca y se torna jugoso hasta que en el medio de boca toma textura de tiza. Taninos firmes que lo sostienen en su largo final. Expresión pura del terroir.

Alto Las Hormigas Apellation Altamira Malbec (2013, $515) En la bodega comandada por Alberto Antonini hace unos años iniciaron un programa de identificación de diversos terruños de Mendoza. Uno de los que más llamó su atención fue Altamira y este vino permite comprobar por qué. Desde lo aromático seduce con notas que pivotean entre frutales y balsámicas con dejos terrosos y de bayas. Mucha complejidad y estilo que se atribuye a una crianza de 18 meses en fudres de 3500 litros. Avanza seco y envolvente con textura aterciopelada en medio de boca. Es para destacar su balance a pesar de sus taninos vigorosos que definen un gran potencial de guarda. Es largo y elegante. Un vino para ocasiones importantes.

Altocedro Finca Los Tanos (2011, $550) Karim Mussi es uno de los pioneros de la región. Sin embargo no le preocupa tanto como a otros los límites de la IG. Sus vinos son de La Consulta asegura él. Dentro de su porfolio, este single vineyard cumple con los límites que proponen actualmente. Es un vino intenso y brioso que da cuenta de la buena estructura de los Malbec de la región. Los 18 meses de barrica sin dudas colaboran en su elegancia. Fluye seco y vivaz con taninos jugosos y regusto balsámico.

Es sommelier y un consumado buscador de tesoros. Capaz de degustar cientos de vinos y de recordar del primero al último con la precisión y la agudeza de un entomólogo, conoce como nadie esos rincones del mercado a los que todos quieren llegar. Por eso elige los vinos del Club Bonvivir. Por eso escribe en Vinómanos (plataforma que fundó en 2013) sobre sus hallazgos o bien en importantes medios nacionales como Clase Ejecutiva, o internacionales como Decanter.