Existe un universo de vinos que están consolidando a la Argentina como un productor de clase mundial. Entre ellos, Luigi Bosca Paraíso reafirma su posición con cada cosecha.
Es lo que sucede con la nueva añada 2022, considerada por el equipo enológico liderado por Pablo Cúneo como la mejor desde el lanzamiento. Y si bien las comparaciones son odiosas, resultan útiles.
La 2019 fue un año de manual y marcó el nacimiento del estilo, porque los procesos de elaboración y crianza todavía estaban en ajuste. La 2020, más cálida, dio un tinto voluptuoso y de mayor riqueza, mientras que la 2021 mostró la madurez estilística de la casa en una cosecha más delgada y ligera.
En cambio, la 2022 conjuga lo mejor de ambos mundos: una vendimia fresca y solar, con fruta roja y negra puras, una ligera nota especiada y una boca de concentración medida, taninos firmes y textura fina.
“Cada año reafirma nuestra convicción de hacer un vino clásico, fiel a su esencia y a los valores que le dieron origen. Paraíso encarna la elegancia y armonía que buscamos desde siempre”, explicó Alberto Arizu (h), cuarta generación de la familia.

Tradición y precisión
El nuevo Paraíso 2022 combina uvas de Gualtallary, Altamira, Los Árboles y Vistalba, seleccionadas entre las mejores parcelas, en una proporción varietal de 64% Malbec y 36% Cabernet Sauvignon.
Las uvas se cosechan manualmente, seguidas de una doble selección de racimos y granos. Luego se realiza una maceración en frío de cinco días a temperaturas entre 8°C y 10°C.
La fermentación tiene lugar en pequeñas cubas de roble y tanques de acero inoxidable, con trabajos de extracción suaves —pisoneos y delestages— para preservar el carácter fresco y la fineza del vino.
Una vez finalizada la maceración, los vinos se crían por separado en foudres de roble y barricas de 500 litros, donde permanecen entre 12 y 16 meses. Durante este período, cada barrica y cada lote se degustan individualmente hasta definir los componentes que integrarán el corte final.
Tras el ensamblaje, el vino se fracciona y se estiba al menos 12 meses antes de salir al mercado.
La crianza se realiza en 100% barricas de 500 litros y fudres de segundo y tercer uso, de roble francés, americano y húngaro, lo que aporta complejidad, integración y una textura sedosa.
“El resultado es un vino de precisión notable, armonioso y elegante, con un poder de guarda que lo proyecta como un verdadero vino de colección”, destacó Pablo Cúneo, director de Enología de Luigi Bosca.

Un clásico atemporal
Desde su primera aparición, Paraíso se consolidó como el vino más refinado de la casa, una interpretación del ideal argentino según Luigi Bosca. No busca representar un terroir específico, sino la suma de lo mejor de cada año.
En 2022, esa filosofía alcanza su punto más alto: un vino que conjuga frescura, equilibrio y elegancia, con la consistencia que distingue a los grandes clásicos.
El lanzamiento se celebró en la Finca El Paraíso, la propiedad histórica de la familia Arizu, rodeada de viñedos y olivos centenarios. En los jardines de la mansión neoclásica de 1905, invitados y periodistas pudieron degustar el nuevo vino junto con otras añadas y etiquetas patrimoniales, reafirmando el espíritu que atraviesa la historia de Luigi Bosca: la búsqueda incansable de la excelencia.
Con esta nueva cosecha, que se ofrece a $150.500 (IVA incluido) y se vende en caja de madera por 4 unidades, Luigi Bosca consolida a Paraíso como su vino más emblemático, un tinto destinado a perdurar en el tiempo.

