El kiosco escabia de lujo: las mejores golosinas argentinas con alcohol

En Europa, las góndolas compiten para ver cuál tiene el bocadito etílico más original. En el país, chocolates, alfajores, bombones, trufas y hasta caramelos de leche no se quedan atrás y seducen con su borrachera gourmet.

Son esas golosinas que probaste de chico tras insistir a padres, tíos y abuelos. Pero lo que era un acto de rebeldía y una concesión a modo de ritual de transición hacia el mundo de los adultos se fue complejizando al mismo ritmo que lo hacía tu vida. ¿Qué pasa cuando se juntan dos placeres populares como los bocaditos dulces y las bebidas espirituosas? ¿Cómo se fue desarrollando el mercado y qué hay ahora en los kioscos? Chocolates, alfajores, caramelos y bombones se ponen etílicos (en Europa conforman uno de los segmentos foodies más innovadores) y en el país nos llevan a mundos nostálgicos que hoy se reversionan.

Es que ahora hasta los caramelos de leche se asocian con el Malbec y el fernet, pasando por el vodka, el ron, el Cabernet Sauvignon y mucho más, en un fenómeno de consumo de nicho y cercano a la pastelería.

Estas son las mejores golosinas argentinas con alcohol

La vanguardia es así: ositos borrachos

El País Vasco nos marca la pauta: en la Hospitality Innovation Planet, el mayor evento de hotelería de España, los productos innovadores del año fueron unas gomitas con forma de ositos que contienen cócteles. Se trata de Osito & Co, marca ideada por tres jóvenes vizcaínos que nació medio en joda, con el objetivo de consumir alcohol de manera “inocente”.

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Osito & Co, marca ideada por tres jóvenes vizcaínos que nació medio en joda, con el objetivo de consumir alcohol de manera “inocente”.

Su venta es exclusiva para mayores de 18 años y en presentaciones de 70 y 120 gramos que tienen, en promedio, 15% de alcohol. Los tragos comestibles en cuestión son: Daiquiri de frutilla, Mojito, Sex on the beach, Ron con piña, Tequila con limón, Ginebra con fresa, Vodka con naranja y Whiscola. A pesar del contenido alcohólico, cuidan la salud (es un decir) dado que no contienen gluten y utilizan únicamente ingredientes naturales.

En el mercado internacional abunda el desarrollo de golosinas con alcohol a base de mucho marketing y alianzas estratégicas entre compañías de alimentos y de bebidas espirituosas. Tal es el caso de los bombones Turin –marca italiana comprada por Mars en 2016– rellenos de Tequila 1800 reposado (uno de los destilados de agave más emblemáticos).

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Los bombones Turin rellenos de Tequila 1800.

Ya desde suelo norteamericano, un clásico del rubro son los glamorosos Bubbly, unos botoncitos de jalea con sabor a champagne con packaging de botella de espumante: existen versiones tradicionales y rosé, elaborados por la centenaria Jelly Belly.

Bajo el mismo paraguas de glamour, se destacan las lujosísimas trufas con crema de cacao y champagne a cargo de la mega tradicional chocolatería inglesa Charbonnel et Walker.

A continuación, un breve repaso por algunos productos históricos argentinos del rubro y un esbozo de la actualidad de los dulces albicelestes que incluyen, con mayor o menor presencia, bebidas alcohólicas en su composición.

Gallinas polémicas

No estamos hablando acá de penales otorgados, el uso del VAR o problemas con el arbitraje. Cualquiera que tenga cierta edad y viva en Argentina, es muy probable que conozca a las gallinas azucaradas. A grandes rasgos son unas bizarras y precarias figuras de aves empollando sobre un canasto. Ponele que un nido.

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Las trufas con crema de cacao y champagne a cargo de la mega tradicional chocolatería inglesa Charbonnel et Walker.

Pero básicamente son cantidades siderales de azúcar rellenas con un líquido que, según el imaginario popular, en algún momento se habría tratado de licor. Sin embargo, podría ser solo jarabe de maíz, azúcar y otros componentes misteriosos.

¿Elijo creer? Las discusiones al respecto abundan en las redes. Pero lo que se puede asegurar es que cuenta con igual cantidad de fanáticos retro como de rabiosos detractores. Produce más grietas que la política: a esta gallinita la amás o la odiás.

En plena crisis social, económica e institucional de 2002, Luis Santa, un ex técnico de básquet de Río Tercero, Córdoba, decidió volver a producir la gallinita en la localidad mediterránea de Hernando para venderla también en San Luis, Santiago del Estero, Mendoza y Buenos Aires.

En la actualidad, la comercializa, entre otros, la empresa Plin, que en su envase deja bien claro que el relleno es “almíbar frutado”. ¡Se recomienda ir al kiosco provisto de insulina!

Alcohol y chocolate: alta sociedad

Yu Sheng Liao es periodista y catador de golosinas: ha testeado varias en su etapa previa a la salida a la venta, en la fábrica. Y ve con claridad una sociedad. “Prácticamente el único ´envase´ que puede contener el alcohol es el chocolate”, dice.

“El Cericet de Felfort cumple todas las condiciones de una golosina adulta alcohólica. ¡Tiene una cereza que acompaña al whisky! Es la golosina por excelencia, muy popular -recuerda- en la década del ´80: el postrecito después de la comida. Tuvo varias versiones, así como las Licoritas, botellas de chocolate con licor, también de Felfort, un concepto similar”.

Cuando se le pregunta sobre la elaboración global de estos productos con alcohol, responde que con el paso del tiempo las multinacionales “fueron creando golosinas con alcohol que uno no lo identifica como bebida alcohólica. Pienso en golosinas con Baileys o Amarula, chocolates con Jack Daniels o similares. Es la presencia de una bebida de renombre global en otro artículo. Son muy pocas las golosinas que tienen identidad propia”.

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En búsqueda de otros ejemplos, se menciona el Cabsha. Y allí aparece una diferencia fundamental: “No puedo considerar al ron ahí como bebida alcohólica, porque pese a tener alcohol es un elemento de pastelería. Para que una golosina sea considerada con alcohol la bebida tiene que tener presencia absoluta”, aclara.

Es un bombón con taninos

Mucho hablamos en otras oportunidades acerca de la amplia variedad de alfajores nacionales que combinan chocolate y dulce de leche infusionados con las más diversas bebidas: Malbec, fernet, ron, whisky, vodka, cerveza y la lista sigue.

De hecho, Mejor Alfajor del Mundo de la edición 2022 del Mundial de Alfajores fue el marplatense Milagros del Cielo, precisamente, de chocolate al licor: desde allí, nos volvimo´ a ilusionar.

Una encuesta de 2022 llevada a cabo por Naná Ghergorovich, influencer de golosinas por excelencia, determinó que el 60% de las preferidas por los argentinos son los bocaditos con cobertura (36,8%) y los chocolates (26,6%). Por eso era de esperar que las marcas de chocolates, bombones y afines amplíen la variedad de sabores y opciones, incluyendo varias con alcohol.

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¿Qué pasa cuando se juntan dos placeres populares como los bocaditos dulces y las bebidas espirituosas?

Algunos ejemplos pueden ser las trufas al Malbec de la empresa mendocina Portal del Viento, en plena sintonía con los alfajores vitivinícolas que también elaboran. ¿Nacen los alfajores con terroir y denominación de origen?

Por su parte, los porteños Puro Chocolate se dedican a la venta mayorista de chocolates premium. Y entre sus múltiples opciones encontramos variantes con Malbec, ron, whisky, y fernet.

Siguiendo esa línea, los barilochenses de Mamushka cuentan con bombones rellenos de Amarula, Chivas Regal y Baileys, entre otros. Desde la misma ciudad, aunque también con alcance nacional, Rapa Nui destaca con unos muy estéticos cigarros de chocolate rellenos con crema de whisky Chivas Regal, a modo de edición especial para el Día del Padre.

¿Y los caramelos? Si nos ponemos técnicos, están más cerca de los bocaditos que de otra cosa, pero en Abuela Mecha, de San Martín, los hacen a base de leche, y se destaca entre ellos el de licor.

Así que ya sabés: cero alcohol al conducir. ¡Pero un caramelito en la guantera es indetectable!