Una de las (muchas) cosas que nos enseñó la victoria en la Copa del Mundo Qatar 2022 es que los objetos presentes en momentos importantes se quedan para siempre pegaditos a la memoria.

¿Con qué bebida brindaste mientras Lionel Messi reía, reía y no paraba de reír? ¿Cuál fue la silla que se convirtió en tu cábala? ¿Qué zapatillas llevabas puestas en la caminata hacia el Obelisco? Es casi seguro que jamás te vas a olvidar.

Agustina Bottoni es argentina, vive en Milán (Italia), también sabe bastante de copas y tiene bien clara esa idea. Después de egresar de la carrera de Diseño de indumentaria en la UBA, partió al otro lado del Atlántico y obtuvo un máster en diseño de la Nuova Accademia di Belle Arti milanesa.

Sin embargo, poco a poco, su arte salió de lo textil y se inclinó hacia la cristalería, a la que ve como “una hermosa forma de conectar con la gente”.

Agustina Bottoni“Las personas que consumen mis productos me mandan fotos en medio de sus celebraciones, y ser parte de eso es meterse en un momento súper interesante de sus vidas. Estar dentro de la casa de alguien es muy intenso, y más en un momento para el recuerdo. Es algo que me emociona”, describe.

Esa vocación de crear objetos de valor sentimental fue la que llevó a Agustina Bottoni al mundo del vidrio. “Siempre coqueteé con los objetos para la mesa, pero la cristalería tuvo que ver con elegir algo que hable de celebración, algo optimista. Y conectar con eso terminó siendo muy importante en el marco de la pandemia, por la necesidad colectiva y frustrada que había de salir y compartir reuniones”, explica.

“Fue por eso que mi trabajo tomó mucha fuerza durante la cuarentena porque muchas personas quisieron armar un lindo bar en casa y empezaron entonces a ser muy importantes -afirma- las piezas que incorporamos a nuestros hogares”.

Agustina BottoniGeneración de cristal: el camino de Agustina Bottoni

La primera incursión de Agustina en la cristalería fue el trío de copas Calici Milanesi, inspirado en las columnas y arcos de la arquitectura histórica de Milán, y especialmente en la Villa Necchi, una joya arquitectónica racionalista de los años ‘30 creada por el arquitecto Piero Portaluppi. El set está compuesto de una copa para Martini, una para espumoso y otra para vino.

“Me interesa mucho generar una conexión emotiva. Por eso quise crear una especie de ritual y generar un producto que ayude a elevar el momento de la bebida”, explica.

El trío de copas Calici Milanesi se inspira en la tradición italiana del aperitivo, en esa pausa en la vida. “El vidrio que yo trabajo -el borosilicato- es el más resistente, más allá de que son objetos delicados y con altos niveles de pureza”, subraya.

Luego, Agustina siguió la inspiración arquitectónica con los vasos Pillar (uno largo y uno corto) a los que eventualmente se sumó un botellón.

A ellos se unieron el vaso High Spirits, cuya base se apoya en tres esferas de vidrio que permiten que se pose sobre la mesa de forma inclinada; la copa Flor, con una base metálica que imita un tallo vegetal; y la copa Nereida, que se inspira en la mitología marina e incorpora dentro del cuerpo una pequeña esfera de color simulando una perla.

Agustina BottoniCodo a codo

Para darle forma final a sus diseños, Agustina Bottoni recurre al trabajo de maestros vidrieros italianos, sociedad a la que describe como “un privilegio” porque siente que da pie a un intercambio que siempre enriquece al resultado final.

“Yo vengo con mis ideas, con mis dibujos, mis fichas técnicas, y a veces sucede que finalmente nos tenemos que confrontar con las realidades de la experiencia de una persona que lleva años o incluso décadas haciendo este trabajo”, explica.

De este modo se genera un intercambio y puede que termine encontrando modos nuevos de hacer las cosas: “Por ejemplo, el vaso High Spirits, que tiene tres bolitas en la base, parecía muy simple. Pero fue todo un trabajo ubicarlas de manera precisa. Así, este ida y vuelta lleva muchas veces a que, a través de los diferentes prototipos, el producto vaya tomando forma”.

Agustina Bottoni trabaja tanto con artesanos que producen a pequeña escala como con vidrieros que poseen instalaciones apropiadas para generar mayores volúmenes de piezas. “De hecho hemos realizado algunos pedidos para restaurantes y hoteles. Me encantaría también hacer algo exclusivo para algún proyecto especial”, asegura.

“Y veo que en Buenos Aires hay mucho, mucho interés y cuidado en el diseño de cada sector de los restaurantes, te diría que incluso más que en Italia. Hay una atención al diseño súper especial, así que me encantaría poder trabajar en Argentina -se ilusiona- porque allí también hay grandes artesanos del vidrio”.

Nació en Córdoba y vive en Buenos Aires desde el 2015. Comenzó su carrera en FM Rock&Pop Córdoba, y luego se sumó a los equipos de los diarios La Voz del Interior y Día a Día. Actualmente escribe el newsletter de bebidas Venga el Líquido y estudia para convertirse en sommelier.