
Para quien ha nacido en Argentina –y en particular para quien habita el suelo patrio desde hace más de dos décadas– hablar de licores argentinos evoca imágenes de abuelas y abuelos, de copitas bebidas más o menos clandestinamente para paliar los efectos del frío invernal, de remate (generalmente dulce) de una abundante cena, de acompañamiento del café o agasajo para las visitas.
A diferencia de los licores argentinos, la caña tiene otro telón de fondo, igualmente argentino y decididamente más rústico: bares esquineros porteños y pulperías de campo, donde se la bebía como acompañamiento del truco o para darse ánimo ante situaciones graves e incluso como tosca medicina: “¡Dorotea, dame caña!”, pide el angustiado protagonista del cuento “A la deriva” de Horacio Quiroga, mordido por una serpiente…
Pero antes de perdernos a la deriva en esta enorme historia, apuremos el trago repasando algunos de sus nombres más conocidos.
Las bebidas que cauterizaron el paladar argentino – parte II
Licores de anís 8 Hermanos
La saga de este ubicuo y aromático licor se inicia en 1891, cuando desde Barcelona arriba Don Antonio Freixas para fundar una firma importadora-exportadora. Si bien la base de la empresa era el aceite de oliva, Don Antonio quiso ampliar el espectro y fundó Freixas & Cía, que comenzó a funcionar en 1916 fabricando el Anís de los 8 Hermanos, llamado así por los ocho hijos de Don Antonio (4 con su primera esposa y 4 con la segunda. El dato: ambas eran hermanas). Este licor argentino obtenido por la destilación de semillas de anís obtuvo de inmediato el favor popular, llegando además a ser proveedores de Su Majestad Don Alfonso XIII de la casa real española, en 1921.
Décadas más tarde, en los años 70 la firma no sólo triunfaba con el anís en versión dulce (etiqueta azul, con 36% de alcohol) y seco (etiqueta roja, con 38%), sino que además por licencia de Cointreau también fabricaba este licor argentino. La compañía cerró en 1977 y Fernando Freixas, descendiente de Don Antonio, fundó la empresa Bodega Tres Blasones S.R.L. que continuó con la producción del Cointreau. La fabricación del anís 8 Hermanos pasó a manos de Cusenier, actualmente Pernod Ricard Argentina. Y la leyenda, como tal, continúa.
Licor de café al coñac Tres Plumas
“Es un sabor bien Tres Plumas, licor de café, de café al coñac”, decía la canción de uno de los tantísimos cortos publicitarios con los que esta marca pisaba fuerte en la TV de los 60, 70 y 80. Esta marca, que data de los años 40, es la más emblemática de la centenaria firma Dellepiane S.A. ¿Por qué las tres plumas? Se tomaron del escudo de la casa de Gales como símbolo de nobleza y distinción, a partir de la amistad de Pablo Dellepiane con el rey Eduardo VII (quien abdicó al trono para casarse con la plebeya Wallis Simpson), nacida cuando este último visitó Argentina en los años 20.

Tres Plumas inició su camino en 1950 con un coñac, al cual luego le sumó una línea de licores argentinos de variados sabores: ananá, banana, cacao a la menta, triple sec, coco, apricot, guindado y el misterioso “licor amarillo”, entre otros. De ellos se destacó el de café al coñac, de entrada dulce pero con decidida vitalidad alcohólica, el cual se promocionó con spots publicitarios que incluyeron caras famosas, desde Susana Giménez y Nélida Lobato (con “el despiplume”) hasta Mirtha Legrand, Cacho Fontana y Juan Carlos Calabró, y slogans que perduraron en el tiempo (“¡Momentito! ¡Pluma pluma!”, uno de los más famosos). Es que, como decía otro aviso, “Dellepiane cumple con su beber”. Y lo sigue haciendo en el siglo XXI.
Otra joyita de Tres Plumas, con una Susana Jiménez en su mejor momento.

Y si te quedaste con las ganas de un Tres Plumas, dejá que Nélida Lobato te conquistes.

Otros licores
Creado por Cusenier y hoy elaborado por Pernod Ricard, no puede faltar en esta la lista de licores argentinos el Mariposa, “el trago sport” como lo definía su slogan, un licor robusto (34%) no obstante estar hecho a base de miel. Es ideal para beber con hielo, soda o gaseosa. Tampoco podemos obviar en este racconto al Añejo W (licor de 40% a base de whisky, famoso por su slogan “No va a andar”, que no debe confundirse con el whisky que también producía Hiram Walker), otro potente aditivo pensado para cócteles y mezclas que llegó a ser homenajeado con un tema por la banda Los Caligaris.
Las bebidas que cauterizaron el paladar argentino: ginebra y whisky
Mucho menos pueden faltar las líneas de licores argentinos de variados sabores producidas por firmas ya mencionadas en las otras entregas de esta serie como Bols, Cusenier, Porta o Peters (en general de consumo familiar, especialmente el licor de huevo), ni creaciones curiosas como el licor de café a la ginebra Llave (!) o el Paddy, bebida espirituosa “con alcohol de cereales y 15% de whisky de malta escocés”. No pueden faltar… así que no faltaron.
Caña Legui, varón
Posiblemente la marca más famosa, homenajea con su nombre al inolvidable jockey uruguayo Irineo Leguisamo, ganador de más de 3200 carreras y premios internacionales. Este licor de 29,9% de alcohol se elabora con caña de azúcar, hierbas aromáticas, caramelo y cítricos (mandarina especialmente) macerados en alcohol. Originalmente producida por Orandi y Massera en San Juan, actualmente la produce Peñaflor en Godoy Cruz, Mendoza. Suave en el paladar pero con garra posterior, es para disfrutar sola o con hielo, recordando (o descubriendo) el famoso spot donde un inglés, al ver la etiqueta, se pregunta extrañado: “¿Para quei le habrán puesto cabaios?”

Otra perlita de Caña Legui, con China Zorrilla

Caña Quemada Carlos Gardel
Este producto explota de argentinidad. Tenía y tiene una receta similar al Legui, que da como resultado una bebida de color ámbar, sabor dulce y notas de canela y especias, con un buen respaldo alcohólico. Pero lo que tuvo, a diferencia de Legui, fue una anécdota que lo marcó a fuego, nacida de un spot publicitario creado en 1973; en el aviso, una sensual rubia (la actriz y modelo Norma Sebré, bomba sexy de la época), recostada en un sofá y escuchando blues, le hace un singular pedido al hombre que entra en la habitación de ambiente pop-psicodélico: “¿Me bajás la caña, Carlos?”. La caña estaba en un estante alto, pero eso no convenció a los censores, por lo que la pieza fue prohibida y excomulgada. Esta sutil y delicadísima frase (de obvias connotaciones sexuales) fue craneada por Carlos Otarduy, de la agencia Yuste, y aún hoy sus ecos perduran -quizá más que el producto- como himno argento al doble sentido.
Caña quemada Carlos Gardel: “¿Me bajás la caña, Carlos?” con Norma Sebré

Atento con este spot de Coñac Otard Dupuy (música típica)

Y si te quedaste con ganas de ver buenas publicidades, acá va una lista de maravillas visuales del escabio nacional
Tresplumizarse: https://www.youtube.com/watch?v=ju1WSysatDM
Coñac Le Noble: https://www.youtube.com/watch?v=6TYh7Hps9cY
Mariposa 1993: https://www.youtube.com/watch?v=kl9v9QoUtSM
Coñac tres plumas Cacho Fontana: https://www.youtube.com/watch?v=Vo7NljXYk3Q
Añejo W – No va a andar Marcos Zucker + Juan Carlos Calabró (El Contra): https://www.youtube.com/watch?v=Y9qRUgPBDLA
Licor Bols Apricot: https://www.youtube.com/watch?v=kXBaSaQQpRs
Licor de Café a la Ginebra Llave: https://www.youtube.com/watch?v=50JMqJpZFo8
Peters licor por favor: https://www.youtube.com/watch?v=cV8BvFBy63U