Vendimia 2018.
A la semana 17, las esperanzas depositadas en la cosecha parecen tener visos de realidad: la de las bodegas, por recuperar los stocks luego de dos años magros en volumen; la de los productores, en redimir con kilos un negocio muy ajustado en precio; y la de los consumidores, por conseguir beber a precios lógicos luego de un 2017 en que la falta de vinos movió la aguja hacia arriba en la góndola (entre otros factores, como la inflación).
A cinco semanas del cierre algunos números ya son elocuentes. La vendimia 2018 se presenta saludable en volumen: según las estadísticas del Instituto Nacional de Vitivinicultura, hoy ya representa algo más del 50% de la 2014 –la última buena cosecha en volumen, con 2,6 mil millones de kilos de uva– y 2/3 de la 2017. Todo indicaría que este año se recuperarían los stocks, ya que aún falta el grueso de la cosecha de las uvas tintas, particularmente las cualitativas.
Y si los números se muestran positivos, la calidad y la sanidad de la uva permite entusiasmarse. Si 2015 y 2016 fueron vendimias lluviosas para Mendoza y con problemas de sanidad –mucha peronóspora, por ejemplo–, la vendimia 2018 que ya entra en el otoño llega con los mejores pronósticos: salvo una helada tardía en octubre pasado y las muy tempranas heladas en el Valle de Uco y la Patagonia (hasta -3 en San Patricio del Chañar), sucedidas el fin de semana del 25 de marzo, todo parece indicar que la calidad está garantizada.
Más aún, porque la cosecha mecánica se ha extendido y permite vendimiar a velocidad relámpago.
Daniel Pi, director de enología del Grupo Peñaflor, con operaciones en toda la Argentina, se entusiasma: “Estamos en la mitad del volumen estimado para la vendimia 2018, restando aún cuatro semanas activas en Mendoza y Salta y unas tres en San Juan. Las calidades en todos lados son excelentes, debido fundamentalmente a un verano seco y fresco, especialmente en la segunda mitad.”
Para la Patagonia, sin embargo, el calor fue más extremo y adelantó la vendimia. Una caída de la temperatura hacia marzo torció el curso de la añada y normalizó la situación. El enólogo Leonardo Pupatto, de Familia Schroeder, explica que “la helada complicó la logística, porque hay que entrar toda la uva, pero la calidad es sobresaliente. Hay tremendos vinos,” dice.
Los vinos de la vendimia 2018
Alejandro Vigil, enólogo jefe de Catena Zapata, dice que esta vendimia le “recuerda mucho a la 2004, con mucha fruta para cosechar y de gran sanidad. Para el Malbec será una gran añada. Lo que se cosechó temprano ofrece buen balance de acidez, en particular de ácido málico”. La mención al málico no es caprichosa: para los enólogos es un índice de frescura que, encuadrado en un verano cálido hacia la canícula, se traduce en buen balance. Y entusiasta, remata: “será una de las mejores vendimias de los últimos 30 años.”
En la misma sintonía, Sebastián Zuccardi, director de enología de Familia Zuccardi, afirma que es “una gran cosecha, típica de Mendoza, seca y con noches frías. Lo notable es el balance: uvas de buena acidez y bajo Ph. Será un año de vinos frescos y jugosos.” Desde otra de las grandes compañías, con operaciones en toda la provincia de Mendoza, Germán Di Césare, enólogo de Trivento, va en la misma sintonía. “En el viñedo de Uco vemos menos Malbec, principalmente por la helada de octubre pasado, pero la calidad es óptima. El dato es que este año hemos cosechado el Cabernet Sauvignon antes que el Malbec, porque el calor invirtió los términos. Para nosotros será un vendimia excelente en volumen y calidad,” sintetiza.
En materia de blancos, por su parte, ya está todo en bodega. Desde la Patagonia, el enólogo Marcelo Miras sostiene que “los blancos se presentan varietales, aunque en algunos casos hubo que corregir acidez debido a los calores del verano”. Mendoza estuvo dentro de los normal para estos vinos.
Ahora sólo resta esperar para que se cumplan los pronósticos. Y que la marcha climática no tuerza su rumbo ni de sobresaltos.