El Valle de Uco es el mejor ejemplo a la hora de buscar sabores relacionados al origen. Básicamente porque la región ofrece un tipo de vino singular que los wine makers se encargaron de embotellar. Por ejemplo: es posible ubicar a los vinos más tensos en Gualtallary, los carnosos en Vista Flores y los más jugosos en Para Altamira.
Claro que hasta ahora, cada vez que se habla de vinos de terroir se habla de la estratósfera de los precios, etiquetas high end que el consumidor de a pie solo conoce de oído, por comentarios de la prensa o bien porque le convidaron un sorbo en una feria. Y en los vinos más accesibles, en cambio, el carácter de las regiones están diluidos en mezclas de diversas zonas para que la ecuación rinda al productor.
Existe un puñado de vinos, sin embargo, que a precios terrenales ofrece el sabor del origen. Son raros, es verdad, pero están. Para que puedas darte un gusto a tiro de bolsillo, listamos a continuación cada lugar y sus vinos hasta 200 pesos.
ALTURA EN TUPUNGATO
Con viñedos que alcanzan los 1600 metros de altura, Tupungato se consagró como el primer terroir excepcional del Valle de Uco. El talento de este rincón de montaña radica en el clima frío de altura y los suelos arenosos de origen aluvional donde abundan las rocas, piedras y manchas calcáreas. Factores que aseguran alta concentración de acidez para los frutos.
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De ahí que destaquen blancos vibrantes de Chardonnay y Sauvignon Blanc, mientras que en tintos ofrece buena estructura con el paso aligerado de la frescura. Pero en esta área extensa más allá de este perfil definido, que bodegas como Finca Sophenia, Andeluna y Rutini saben aprovechar, existen dos microrregiones que tienen vida propia: Gualtallary y El Peral.
El gusto de Gualtallary. De esta región hay que aprovechar los Chardonnay: Acordeón (2015, $130), de Finca Ferrer, y Alto Sur (2015, $130), de Sophenia, ambos de textura envolventes y acidez filosa. En cuanto a los tintos, los amantes del Pinot Noir deben agendar dos etiquetas claves: Zorzal Terroir Único (2013, $150) y Tupun Single Vineyard (2014, $170), sutiles, vibrantes y expresivos.
El Peral que da uva. Los viñedos de esta zona promedian los 1400 metros y gozan de un clima considerablemente más fresco e ideal para el cultivo de Sauvignon Blanc. Muchos productores aprovechan los escasos viñedos de esta zona para sumar tensión en cortes con uvas de otras, pero algunos como Serbal (2015, $145), de Bodega Atamisque, y Efusivo (2016, $200), del winemaker Fabricio Orlando, permiten apreciar esa expresión salvaje sin interrupciones.
TUNUYAN ANTES Y DESPUÉS
Este departamento supo ser escenario del crecimiento de la industria vínica durante la década de 1990 al recibir inversiones que cambiaron para siempre la geografía del Valle de Uco. Por ejemplo, Clos de los Siete, Salentein y Lurton, quienes en un principio apostaron por Merlot y Malbec. El tiempo demostró, sin embargo, que había potencial para otras cepas, incluso blancas. Hoy cada zona ofrece una paleta propia de aromas y sabores según la ubicación de los viñedos y entre estas sub regiones se destacan Vista Flores, Chacayes y Los Árboles.
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Postal de Vista Flores. Un rasgo diferencial en los tintos de aquí, por ejemplo, son las violetas entre los aromas y el paladar compacto. Así son Ópalo Syrah (2013, $190) del enólogo Mauricio Lorca, Padrillos Pinot Noir (2014, $190) de Ernesto Catena Vineyards, y la mayoría de Malbec de la zona, entre los que destaca El Joven Equilibrista (2015, $190), que el enólogo Juan Ubaldini embotella sin pasar por barricas, junto con Punta de Flechas Malbec (2014, $180), que mantiene intacta la frescura.
La hora de Chacayes. En alza, esta sub región tiene IG en proceso de formación, y destaca en tintos por los altos decibeles sensoriales que logra: notas frutales, balsámicas y minerales que en boca se repiten junto a un fluir ligero y sedoso. Conviene buscar Piedra Negra Reserva Cabernet Sauvignon (2014, $190), elaborado por la bodega pionera en la zona, y los Malbec Tintonegro Limestone Block (2013, $190), elaborado por el agrónomo Alejandro Sejanovich, y What About Me (2014, $130) que el enólogo Karim Mussi embotella para Alpasión.
Los Árboles fríos. Este rincón al que muchas bodegas llegan en busca de uvas blancas pero que pocas embotellas sin cortar con las de otras regiones. En esta zona Bodega Salentein es la que más hectáreas posee, un privilegio que se puede disfrutar en Killka Chardonnay (2015, $130) y en su Reserve Sauvignon Blanc (2015, $190), blancos voluminosos y tensos que ofrecen diferentes dimensiones en paladar. En tintos, Salentein Reserve Malbec (2013, $200), fragante y jugoso. Pero no son los únicos productores. Trapiche tiene otros viñedos, cuyos vinos están fuera de este rango de precio.
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DEVOTOS DE SAN CARLOS
Límite sur para el Valle de Uco, el departamento de San Carlos cobija dos de las zonas de las que todo el mundo habla por estos días: Paraje Altamira y La Consulta. En esta geografía definida por el paso del río Tunuyán, los viñedos se ubican sobre suelos aluvionales donde la arena y el limo se mezclan con rocas y piedras calcáreas para dar resultados heterogéneos de un rincón al otro.
Paraje Altamira. Aquí los tintos se destacan con aromas herbales y terrosos que se definen como minerales mientras que en paladar son carnosos y refrescantes como sucede con Laderas de los Andes Malbec (2014, $165). Es una zona que se define por sus altos precios, por lo que haremos la única excepción en esta nota, con Traslapiedra (2015, $250), blend de cinco variedades, que define bien el carácter de la zona.
La Consulta del enólogo. Esta subzona histórica, donde los viñedos dan uvas hace más de un siglo, ofrece suelos más profundos y una naturaleza más domesticada. Esa condición se traduce en un estilo más equilibrado y elegante donde las notas de hierbas silvestres y frutos negros abonan al perfil balsámico de los Malbec. Así son Chaman (2014, $165), de los enólogos José y Luis Reginato, Altocedro Año Cero (2014, $200) de Karim Mussi e Hijo Pródigo Selección La Consulta (2013, $189), de la bodega homónima.