Bodega López presentó su primera clínica de reencorche, donde coleccionistas y amantes del vino llevaron las botellas que atesoran hace más de 20 años para extender su vida con un proceso cuidado en cada paso y realizado por especialistas.

En un evento encabezado por su Director Ejecutivo, Eduardo López, la bodega recibió hasta seis botellas por persona de las marcas Federico López, Chateau Montchenot, Montchenot, Chateau Vieux, Rincón Famoso y Casona López, de cosechas previas al 2000.

López es la segunda bodega en el mundo y la primera en Argentina que lleva a cabo esta práctica, donde hace honor a su larga tradición de crianza y guarda. 

La tradicional casa de vinos realizó una demostración en su sede de Palermo para quien quisiera acercarse a conocer cómo funciona este procedimiento. El reencorche es gratuito y se realizará en los próximos días en Mendoza de la mano del equipo de enólogos de López. 

 

Una historia en cada botella

Al dar inicio al evento, López destacó el valor emocional que tiene cada vino que se les acercó: “Para nosotros es una responsabilidad importantísima recibir las botellas de ustedes y darles esta devolución. No es un simple cambio de corcho”, dijo.

Bodega López inauguró su clínica de reencorche para vinos del siglo pasado 1
López es la segunda bodega en el mundo y la primera en Argentina que lleva a cabo esta práctica

Además, mencionó algunas curiosidades que les fueron llegando, como seis botellas de López Chateau Montchenot 1970 que llamaron su atención: “Trabajo hace 40 años en la bodega y no había visto nunca esas etiquetas en ese año. Con la caja original y todo”, destacó. 

Y agregó: “Nos hemos encontrado con una cantidad de sorpresas que no esperábamos”, como por ejemplo dos botellas de López Montchenot 1983 sin corcho.

Al respecto, el enólogo Juan Pablo Diaz señaló -contra todo pronóstico- que la ausencia del corcho no significaba necesariamente que ese vino ya no pudiera tomarse. 

“Nos hemos encontrado con casos donde no existe el tapón y el corcho forma sobre la cápsula una melaza que hace de cierre. Y la botella está acostada y no pierde. El corcho se ha desintegrado por completo, probás el vino y está impecable”, relató. 

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La tradicional casa de vinos realizó una demostración en su sede de Palermo.

Por su parte, Ignacio Pasman, responsable de marketing de la bodega, celebró a quienes se animaron a entregar parte de su colección de vinos y destacó “el valor del tiempo y la historia de cada botella”.

 

Clínica de reencorche: una demostración interactiva

Mientras los asistentes al evento saboreaban bocaditos de trucha con queso brie y sostenían una copa de espumante López Montchenot Brut Nature, Díaz hizo una detallada demostración del proceso de reencorche con vinos de la bodega.

Sin miedo al éxito, el enólogo invitó a algunos de los presentes a abrir tres botellas de López Chateau Montchenot Edición Especial Gran Reserva 1972. 

Ante semejante desafío, al principio costó que apareciera algún valiente dispuesto a destapar esas botellas que aún conservaban el corcho original. Pero finalmente tres manos surgieron entre el público, listas para llevar a cabo la tarea. 

Tras abrirlas, Juan Pablo limpió el cuello con un hisopo para cerciorarse de que no quedaran restos de corcho. Sirvió un trago de vino en una copa y echó a la botella gas argón, que quita el oxígeno y ayuda a que se siga conservando la bebida. Puso un tapón provisorio y pasó a catar el estado del líquido.

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Un indicador es la merma que tienen las botellas.

No hizo una degustación exhaustiva porque lo que buscaba eran defectos. No los encontró, lo que significa que el vino estaba en condiciones de ser conservado por más tiempo.

Luego, Juan Pablo rellenó la botella con vino de la misma cosecha para que alcanzara la cantidad correcta de líquido que debe tener y, con la ayuda de una tapadora, colocó el corcho definitivo.

Además, los presentes tuvieron la oportunidad de probar una de las tres botellas que se abrieron esa tarde en Palermo y disfrutar un vino de tono rojo intenso, con aroma a café y frutos rojos, sabor suave y largo final. 

 

¿Qué pasará con los vinos entregados por los clientes?

Los vinos viajarán hasta Mendoza, donde serán evaluados siguiendo varios pasos, de forma similar a la demostración en Buenos Aires. En primer lugar, se hará una inspección externa según su merma, es decir, si hubo pérdida de líquido desde su embotellado. 

Luego, se quitará el tapón con un destapador de dos piezas y con cuidado de que no caiga parte del corcho en el líquido. Una vez abierto, el enólogo servirá un poco de vino para hacer un análisis sensorial y conocer su estado. De esta forma se determinará si puede continuar guardado y por cuánto tiempo.

En caso de que esté en buen estado, el vino será rellenado para suplir tanto lo perdido por el análisis como por la merma, con las botellas de la misma cosecha que la bodega conserva en su guarda.

Finalmente será reencorchado con un tapón Diam 30, que tiene una duración superior a la de los corchos naturales. Y se emitirá una certificación para aquellos vinos que sean considerados aptos para una guarda de 30 años o más. 

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