Vino Mandala en lata, refrescante, audaz, práctico de llevar y consumir. Y que encima ayuda a cuidar el medioambiente. Esa la propuesta que lanzó al mercado Mandala State of Wine, en dos versiones: Sweet y Rosé.
En elegantes envases de 266 centímetros cúbicos, la marca de la bodega Cruz de Piedra se suma a la tendencia de lanzar innovadores formatos.
Todavía quedan unas semanas de verano, y maridar pileta con amigos es una de las propuestas que sugiere el propio diseño de estas novedades de Mandala.
Sin embargo, el resto del año también es fecha propicia cuando se busca una gratificación con dos finos frescos, ideales para disfrutarlos después de un buen rato en la heladera.
Vino Mandala en lata
Sustentabilidad certificada
Con la llegada de Vino Mandala en lata, la firma busca romper con la formalidad del vino tradicional y acompañar momentos con versiones jóvenes, en un envase que es fácil de enfriar y de disfrutar en cualquier ocasión.
El nuevo lanzamiento incluye dos vinos. Uno es Sweet, elaborado con Pinot Grigio, Chenín y Viognier, que tiene un dulzor equilibrado por suaves burbujas y una fresca acidez.
El otro es un Rosé de Sangiovese y Syrah que también es dulce, con una suave efervescencia y notas de fruta roja. Ambos nuevos vinos fueron especialmente pensados para el formato lata, con un rico dulzor y delicadas burbujas.
Ambos funcionan de manera perfecta fuera de las comidas, antes o después de sentarse a la mesa. Y ofrecen un gran plus: la baja graduación alcohólica. La del Rosé es de 11,8%, y la del Sweet, de apenas 10%.
Los dos lanzamientos se suman a sus “hermanos mayores” de la bodega, que se presentan en su habitual envase de vidrio de 750 cc, en una línea que también incluye un Malbec.
La llegada de las latas de Mandala no es un hecho aislado para la compañía: Bodega Cruz de Piedra cuenta con certificación de sustentabilidad. Por eso busca fomentar que todos los consumidores lleven su envase a cualquier punto verde, ya que es 100% reciclable.
El sabor de la historia
Bodega Cruz de Piedra nace en el año 1973, cuando Sigifredo Alonso concretó su sueño de elaborar vinos de alta calidad. En uno de sus innumerables viajes, como parte de su búsqueda por ampliar los horizontes de la vitivinicultura, en abril de 1973 conoció California y se inspiró en el modelo local de elaboración de vinos 100% varietales.
Siguiendo su propósito, Alonso buscó las mejores tierras, climas y cielos, y los encontró en la zona de Cruz de Piedra, en el departamento mendocino de Maipú. Se ubica en el corazón de la primera zona vitícola argentina, al pie de las estribaciones de los Andes.
Luego de 10 años de incansable trajinar y de esperar el despertar de las vides, en marzo de 1983 presentó la marca San Telmo, estableciendo así un paradigma que llega hasta nuestros días.
Desde 2008, luego de 35 años de iniciado el sueño de Sigifredo, la segunda generación de la Familia Alonso continúa con ese compromiso de búsqueda constante de la calidad e innovación en la vitivinicultura argentina.
Cruz de Piedra, Umbral de los Tiempos y Tiasta son las marcas que representan los frutos de esa búsqueda incesante. Ahora, en el caso de Cruz de Piedra, con la nueva y deliciosa aventura de las latas de Mandala, esa historia que nació en 1973 se refresca como nunca.