Para ser vanguardista en materia de helados, no hace falta que sea verano ni irse a Palermo. Y para volver a sentir el placer de esos sabores clásicos que nos conectan con lo mejor de nuestra infancia, tampoco.
En ambos casos, basta con tomarse el subte, o caminar unas cuadras y recorrer las heladerías artesanales de Caballito. Aquí, las propuestas imperdibles de los helados artesanales y made in Little Horse.
Heladerías artesanales de Caballito: raros helados nuevos
Entre las propuestas con gustos audaces, sobresalen en Caballito Occo y 1952 Helados con historia. Occo surgió hace 10 años de la pasión de dos amigos, Franco Savino y Nicolás Ciampa, quienes decidieron diferenciarse de la competencia con ingredientes poco frecuentes como quesos y verduras. En la apertura, ofrecían por ejemplo frutilla con remolacha.
Ahora, Occo elabora un sambayón con café al que, al servirlo, le suman garrapiñadas; Chocolate 3D, un chocolate amargo mezclado con chocolate blanco al que se le siembran frambuesas frescas traídas desde El Bolsón; y un hit de la casa, el tiramisú con dulce de leche.
“El helado vegano avanza, y estamos explorándolo. Hicimos una crema vegana con frutos rojos y otra con Oreo con base de proteína de arveja. También logramos un buen sambayón vegano”, dice Savino.
Entre los sabores que tienen en etapa de testeo, adelanta que trabajan en un helado de coco, lima y crumble de almendras, es decir, con una parte dulce, una ácida y otra crocante, y también en otro gusto a base de vainilla y lavanda.
Los socios tienen ahora 9 locales, dos de ellos en Caballito, pero Savino dice que trabajan sin esencias. “No queremos volvernos masivos ni bajar la calidad. Producimos del mismo modo artesanal que cuando empezamos”, detalla.
Dulce de leche Scaloneta: golazo
A pocas cuadras, Andrés Mancebo, dueño de 1952 Helados con historia, cuenta que su local es un desprendimiento de Helados Pocho, leyenda de Haedo fundada hace siete décadas por Hilda Ferrari y Rubén “Pocho” Emede.
Está en Caballito hace apenas dos años, pero ya se hizo conocido a base de gustos originales: limón, menta y jengibre; albahaca y limón; crema siria (vainilla al rhum con higos y nueces), Raffaello (chocolate blanco con crocante de coco) y más.
Desde su heladería, ubicada a pocas cuadras de Otamendi y no demasiado lejos de Julián Álvarez, Mancebo corre con ventaja: ofrece el Dulce de leche Scaloneta, con crocantes de cucurucho bañados en chocolate blanco. No sólo es el gusto más pedido sino que, durante el Mundial de Qatar 2022, arrasó porque fue cábala de muchos vecinos.
Otro de los éxitos de su local es Oro Preto, un helado 80% de cacao a base de agua y apto para veganos.
Dos italianas sexagenarias, puro placer
No, no son Ornella Muti y Mónica Bellucci. Son dos heladerías nacidas en 1963 y 1965, respectivamente. Mauro Diana es dueño de la primera, Il Trovatore. Está ubicada a pasos de Acoyte y Rivadavia, centro neurálgico de Caballito, y fue fundada por su padre.
“Mi papá desarrolló un helado muy natural, basado en recetas italianas. Era de Bari, pero la gente con la que trabajaba provenía de la región heladera de Cadore, que queda a unos 100 km de Venecia. Durante más de 20 años se mantuvo fiel a los gustos clásicos pero en el ´89 me sumé y me puse a cargo de los nuevos sabores”, cuenta.
Diana dice que no les atrae picotear de gustos demasiado exóticos. “No estamos detrás de sabores que duren pocos meses, esos que andan bien al principio -advierte- hasta que el público vuelve a lo clásico. Nos interesa el helado recién elaborado sin conservantes ni aditivos, con la textura, la cremosidad y la cantidad de almendras, o el ingrediente que sea, de siempre”.
Como gustos diferenciales, destaca que proponen un amarena muy bien logrado, con cerezas importadas de Italia, y un boom: el chocolate andino. Es oscuro, con frutos patagónicos y salsa de frutos del bosque.
Por su parte, Marcelo Bracken, dueño y tercera generación a cargo de Tino, cuenta que ese local, ubicado en la triple frontera entre Caballito, Almagro y Villa Crespo, a pocos metros del Parque Centenario, fue fundado por su abuelo, a mediados de los ´60.
“Él había aprendido la profesión en el sur de Italia, y se fue perfeccionando en Buenos Aires. En sus inicios, la heladería incluía kiosco y la elaboración estaba abajo (ahora es en el piso de arriba). Luego el negocio pasó a manos de mi tío y finalmente recayó en las mías. Pero siempre estuvimos en el mismo lugar”, aclara Bracken.
El heladero dice que los clientes son tan del barrio que, si se mudan, vuelven por su cucurucho. Para ellos, Tino recientemente lanzó el sabor Lemon pie (“La gente quería tortas heladas, pero con masa que no se humedeciera”), el Bananita Dolca y la Crema Oreo.
“Tenemos Marroc, Cabsha, Rocher. Tuvimos Rodhesia, y para hacer el de Bananita nos pusimos en contacto con quien la elabora. Hay mucho interés de la gente por disfrutar de la versión helada de sus golosinas favoritas”, reconoce.
Los cuatro heladeros notan un revival del pistacho. Tino lo ofrece con gran cremosidad y en Il Trovatore se lucen con una versión que incluye pistacho en trozos, traído de Sicilia, Estambul y San Juan.
Un vasito, un cucurucho, un cuarto, medio o un kilo te llevan a pasear, a Caballito de la dulzura helada. ¿Conocés más heladerías artesanales de Caballito?
GPS.
Tino: Av. Díaz Vélez 4520
Il Trovatore: Av. Rivadavia 5078
Occo: Otamendi 398 y Av. Directorio 301
1952, Helados con historia: Hidalgo 798