Vas al super y siempre hay algo que te olvidaste de anotar en tu lista de compras (o de tener presente en tu memoria), o te agarra el desabastecimiento y llorás frente a la góndola vacía, o pensabas que tenías, pero no tenés. Si sos fana del kétchup, ese condimento de origen asiático y tradición yanqui, y sufrís el duro trance de que te falte (en 2021 hubo escasez en los mismísimos EE.UU. y causó casi más pánico que el Covid), es hora de tomar el (red) bull por las astas y hacer tu propia versión, casera y riquísima.
Receta de kétchup casero
Jugo de tomate frío
El proceso para la receta de kétchup solo requiere 20 minutos más unos pocos ingredientes y especias que muy seguramente tendrás en tu alacena o que podés encontrar fácilmente por el barrio.
Y como venimos embalados, te decimos más: como cualquier condimento, aderezo o salsa que hagas en casa, la belleza de hacer tu propio kétchup es que podés personalizar los sabores y la consistencia a tu gusto.
Por ejemplo, si querés darle un toque cálido y picantín, podés sumarle sriracha. Si te gusta una onda más germana y lo tuyo es el currywurst, podés agregarle curry en polvo… De hecho, podés ajustar las cantidades de canela, sal, ajo en polvo o cualquier otra cosa que satisfaga a tu paladar.
El paso a paso maestro
El kétchup casero se mantendrá en tu heladera –bien tapado, por supuesto- durante un mes. Así que qué mejor momento que el ahora para preparar esta salsita y dejar que su vieja magia roja acompañe hamburguesas, pollo o salchichas a la parrilla, papas fritas caseras y todos los platos que se te ocurran. ¡Vamos a por la receta de kétchup!
Ingredientes:
- 350 g. de extracto de tomate
- 1/2 taza de miel o azúcar rubia, marrón o negra
- 1/4 taza de agua (agregar más, según sea necesario)
- 1/4 taza de vinagre de manzana
- 1 cucharadita de ajo en polvo
- 1/2 cucharadita de cebolla en polvo
- 1/2 cucharadita de mostaza en polvo
- 1/2 cucharadita de sal
- 1/2 cucharadita de canela
- 1/4 cucharadita de pimienta de Jamaica
Procedimiento:
1) Llevá una olla mediana a fuego medio y, empezando por los líquidos, agregale todos los ingredientes. Revolvé con cuidado hasta integrar todo.
2) Batí la mezcla para terminar de integrarla hasta que rompa el hervor. Si la salsa resultante te parece demasiado espesa, agregale más agua hasta que alcance la consistencia deseada (tené en cuenta que se irá espesando a medida que se cocina).
3) Una vez que el futuro kétchup (¡ojo que aún no terminamos!) esté hirviendo, reducí la llama y cociná a fuego lento durante 15-20 minutos, revolviendo con frecuencia, y prestando especial atención al fondo y los lados de la olla.
4) Ajustá el nivel de sal y condimentos a tu gusto, si es que lo considerás necesario. Cuando veas que la salsa tiene la consistencia adecuada, apagá el fuego, tapá y dejá enfriar.
5) Envasá el kétchup en un frasco o botellita previamente esterilizado, guardalo en la heladera y usalo para coronar papas fritas, hamburguesas, huevos o lo que quieras durante un mes.
8 curiosidades (más) sobre el kétchup
Ya te contamos acá 8 cosas que seguramente no sabías sobre el kétchup. Pero como somos muy copados, te queremos contar otras 8:
1. Un cuento chino. Aunque el kétchup es definido por el diccionario Merriam-Webster como un “condimento tipo puré sazonado, generalmente hecho de tomates”, en sus inicios se elaboró a partir de una amplia variedad de ingredientes.
De hecho, el origen de esta salsa no es estadounidense, como mucha gente supone, sino asiático, muy probablemente chino. Nació hace siglos como una salsa (cuyo nombre original era algo así como “ge-thcup” o “koe-cheup”, según documentos del año 300 A.C.) a base de carne y entrañas de pescado. Es decir, como muchas salsas fermentadas del sudeste asiático (y que de algún modo recuerdan al garum de la Roma antigua.
Desde allí se dirigió a la península malaya y a Singapur, donde los colonos británicos encontraron por primera vez lo que los lugareños llamaban “kecap” en el siglo XVIII. Al igual que la salsa de soja, se consideró exótica y animó las carnes y las frituras de lo que era una cocina británica comparativamente insípida. Cuando finalmente llegó a los EE.UU., se combinó con tomates endulzados, agriados con vinagre y condimentados con clavo, pimienta de Jamaica, nuez moscada y jengibre, prácticamente la receta moderna.
2. Kétchup, patrimonio global. Si bien es un alimento muy popular en todo el mundo, resulta un básico estadounidense: el 97% de los hogares tiene una botella.
3. Irreverencia. Aunque prácticamente es un sacrilegio en Italia, el kétchup a menudo se rocía en la pizza en lugares tan distantes como Brasil, Líbano y Polonia. De manera similar, se usa incluso como sustituto de la salsa de tomate para pastas en países como Japón.
4. Para los que son muy bananas. En Filipinas existe un popular kétchup de plátano que se inventó cuando los tomates escaseaban durante la Segunda Guerra Mundial. Dicen que se ve y sabe como el clásico kétchup de tomate. En Alemania, el favorito local es un kétchup con curry en polvo que usa como topping de las salchichas de venta callejera.
5. La receta más intrigante. Es la que proviene de Canadá, donde la gente disfruta del kétchup cake, un pastel de salsa de tomate, dulce y helado.
6. Y volver, volveeeer… La variedad moderna del kétchup regresó a China para convertirse en la base de muchos platos chinos o chino-estadounidenses, como el pollo agridulce. El kétchup a veces es un sustituto del tamarindo en el famoso pad thai.
7. El kétchup del amor. En 1812 James Mease, un científico de Filadelfia, patentó la primera receta de kétchup a base de tomate. Escribió que el secreto provenía de las “manzanas del amor”, como se llamaba entonces a los tomates, a los que se les adjudicaban poderes afrodisíacos.
8. Estoy rodeado de kétchup y nuevos vinagres. Antes de que el vinagre se convirtiera en un ingrediente estándar, la conservación de las salsas a base de tomate era un problema, ya que los rojos vegetales se descomponían rápidamente.
Esto fue así hasta que Heinz presentó su fórmula en 1876, que contenía tomates, vinagre destilado, azúcar morena, sal y especias. También fueron pioneros en el uso de botellas de vidrio, para que los clientes pudieran ver lo que estaban comprando.
Y después de haber aprendido a hacerlo en casa y de haber descubierto mucho sobre la historia del kétchup, si finalmente te decidís por uno comprado, acá te damos el ranking más serio del mundo (el nuestro, obviamente) para saber cuál elegir en la góndola.
Como bien podrían decir Celia Cruz o los Twist, que disfrutes de la receta de kétchup o, mejor dicho, esta salsa para vivir.