La tendencia de pensar el bienestar personal a partir de la alimentación saludable tiene escala global. Cada vez más personas en todo el mundo se interesan por mejorar el estilo de vida que llevan y por la calidad de los alimentos que consumen.

Las cervezas bajas calorías apuntan básicamente a este público, pero también a aquellos que deciden controlar un poco más su dieta sin resignarse a dejar de consumir ciertos productos, en este caso, la cerveza.

Todo esto nos podría llevar a pensar que si existen las cervezas bajas en calorías es porque las calorías, en general, no son buenas. Por supuesto, esto no es así.

La clave está en saber qué son las calorías, de dónde provienen, para qué sirven y, fundamentalmente, cómo las administramos en función de nuestro bienestar.

Cervezas bajas caloríasCervezas bajas calorías, todos los secretos 

¿Qué son las calorías y cuántas están bien?

La caloría es una medida de energía. Al comer, a través de los alimentos, incorporamos al organismo materia prima para que éste produzca la energía que necesitamos para vivir.

En este sentido, las calorías miden la energía que nos proporciona un alimento a partir de los carbohidratos, las grasas, las proteínas y el alcohol que contiene.

Acerca de cuántas calorías necesitamos consumir por día, dependerá fundamentalmente del tipo de vida que lleve cada uno, del organismo de cada uno y del estado de salud general de cada uno.

Hay, no obstante, un indicador promedio que establece que una persona necesita consumir entre 1500 y 2500 calorías por día.

Por supuesto, no será igual la demanda de energía de una persona que trabaja sentada todo el día frente a una computadora que la de otra que realiza un trabajo más físico.
También, la necesidad de calorías será diferente para aquellas personas que realizan alguna actividad deportiva intensa, los que dan paseos en bicicleta y los que ni siquiera salen a caminar.

Cervezas bajas calorías¿Cuántas calorías tiene la cerveza y de dónde provienen?

La cerveza aporta entre 43 y 45 calorías cada 100 ml. Es decir, cada vez que tomás una lata o una pinta en un bar, estás ingiriendo alrededor de 200 calorías que provienen, casi en su totalidad, del alcohol.

Solo a modo de referencia, una manzana puede representar aproximadamente unas 50 calorías, mientras que cada gramo de alcohol ingerido nos aporta 7 calorías.

En el caso de la cerveza, el alcohol se obtiene de la fermentación de los azúcares extraídos de los granos que se usan en su elaboración, principalmente la cebada malteada.

A las calorías que provienen del alcohol se las denomina “calorías vacías” porque, más allá del aporte energético, no brindan nutrientes beneficiosos para el organismo.

Sin embargo, la cerveza (y también el vino), a diferencia de otras bebidas alcohólicas, sí aporta nutrientes importantes para el organismo en forma de carbohidratos, proteínas, vitaminas esenciales y, en menor medida, minerales.

La birra también es generosa al proporcionar una buena cantidad de microorganismos, siempre y cuando la cerveza no esté pasteurizada.

Los carbohidratos (azúcares) también aportan calorías. En las cervezas se los denomina “azúcares residuales” y son importantes porque influyen de manera directa en la estructura y el perfil de la cerveza. Son los que determinan el cuerpo, la textura y el sabor de la bebida.

Con todo esto, ya podemos inferir que una cerveza baja en calorías debe, necesariamente, ser una cerveza baja en alcohol y con la menor cantidad de azúcar residual posible. Ahora veamos cómo se logra esto.

¿Cómo se hacen las cervezas bajas calorías?

Acá nos vamos a meter en la parte más nerd de la cuestión, que le va a interesar sobre todo al que hace cerveza.

Para elaborar cerveza necesitamos partir del grano, en este caso la cebada. Una vez cosechado, el cereal debe ser malteado (básicamente germinado y secado o tostado, de acuerdo con las características finales que se le quieran atribuir), luego molido y macerado, para llegar a obtener el mosto.

En la etapa final, el mosto es hervido y, una vez enfriado a la temperatura adecuada, es inoculado con las levaduras que realizarán la fermentación a partir de los azúcares obtenidos en la maceración.

Esta serie de pasos, que es la misma para elaborar cualquier tipo de cerveza, implica, en el caso de las que son bajas en calorías, manejar con absoluta precisión ciertas variables, principalmente tiempos y temperaturas en las diferentes etapas del proceso.

El objetivo de este control minucioso que se ejerce sobre la elaboración es lograr una cerveza super atenuada, es decir, obtener un mosto de características químicas óptimas para que las levaduras puedan fermentar (“comer”) la mayor cantidad de azúcares disueltas en él.

Debido a su importancia clave, hay procedimientos de fermentación especiales que se suelen utilizar para reducir al máximo las calorías en la cerveza.

Cervezas bajas caloríasLos más comunes son el agregado de carbohidratos altamente fermentables, la adición de ciertas enzimas y la utilización de levaduras especiales diseñadas para procesar más y mejor los distintos tipos de azúcares residuales.

En conclusión, lo que se hace es “limpiar” a la cerveza de todos los componentes que les aportan las sutilezas organolépticas.

Por esta razón, las cervezas bajas en calorías pierden mucho en intensidad, aroma y gusto. Son cervezas ultralivianas, limpias y refrescantes, y se las debe tomar bien frías.

En boca no se siente cuerpo ni textura, aunque se nota el perfil lager que aporta el tipo de levaduras utilizadas.

Obviamente, no todas estas cervezas son iguales. El nivel de calorías y carbohidratos de cada cerveza dependerá del estilo y la marca que las fabrica.

En el caso de Michelob Ultra, es una marca pionera del nicho de cervezas bajas en calorías. Surgió en Estados Unidos en 2002 y es una de las que domina el competitivo mercado de cervezas light de ese país.

En la actualidad, Michelob Ultra tiene presencia global y consolida su crecimiento en América Latina con su reciente llegada a la Argentina.

Esta cerveza viene en latas de 410ml. Tiene 91 calorías, 2.8 carbohidratos y 3% de alcohol. Estas características la convierten en la cerveza con menos calorías en el mercado.

Cervezas bajas calorías¿Engorda o no la cerveza?

No deberíamos cuestionarnos el consumo de cerveza de manera aislada, sin tener en cuenta qué tipo de vida llevamos y el requerimiento energético que necesitamos cada día.

Que la cerveza engorde o no depende del estilo de vida y el nivel de consumo de alcohol de cada uno.

La misma ingesta de birra va a impactar de manera diferente en distintas personas de acuerdo con su constitución física, con su tipo de trabajo, con su relación con el deporte y, fundamentalmente, con la alimentación.

Tampoco es lo mismo tomarse una cerveza y picar algunas aceitunas que acompañarla con una hamburguesa triple con fritas o una pizza entera.

Finalmente, podemos preguntarnos si vale la pena o no tomar cervezas bajas en calorías. Como dijimos, no es, claramente, una cerveza la primera opción si se busca cerveza con intensidad, texturas y capas de aromas y sabores.

Sin embargo, puede resultar una elección válida para aquellos que lleven un control estricto de su alimentación, o practican actividad física de manera cotidiana, y no quieran prescindir de la birra.

Ya tenés la data completa sobre cervezas bajas calorías como para poner todo en la balanza, y elegir tu birra.

Es Lic. en Comunicación Social por la U.N.L.P. y cervecero. Trabajó alrededor de 15 años como periodista de viajes y turismo colaborando en los principales medios gráficos de Argentina y escribiendo en su propio blog. También colabora escribiendo reseñas literarias para Fundación La Balandra y hace su propia cerveza en San Antonio de Areco.