El mundo ha vivido equivocado. Una microcervecería inglesa pone a prueba todas nuestras reglas con una osada excepción: una Guinness “al revés”. ¿Qué de qué hablamos? Team Toxic, con sede en Liverpool, es la firma responsable de esta creación atrevida y discordante llamada Sinistral (su nombre completo es cerveza Sinistral Reverse Guinness White Stout), que tiene un cuerpo blanco con una corona negra y así de entrada, al primer vistazo, se asemeja a un vaso de leche cubierto con alquitrán burbujeante.
Sin embargo, esta “reverse stout” creada por Gazza Prescott y Sue Hayward aparentemente tiene un sabor delicioso, y la pareja de cerveceros se ha visto inundada de pedidos. Hayward está muy entusiasmada con las reacciones de los consumidores y devela una de las claves del éxito: la curiosidad. “Ven lo que estamos sirviendo y piensan: ‘¿Qué diablos es eso?’, Y por lo general están tan intrigados que tienen que probarlo”, explica. “La cerveza Sinistral Reverse Guinness es rica, dulzona y achocolatada, pero lo más importante –asegura– es que sabe inconfundiblemente a cerveza, que es lo que nos propusimos hacer”.
Robusta
La idea de Sinistral, palabra inspirada en lo zurdo y el concepto de siniestro con el que originalmente se asociaba a ese vocablo en el sentido de ilógico, surgió del descontento de Hayward con las stouts blancas que existen actualmente.
Por lo general, se elaboran dejando de lado los granos oscuros y muy tostados que le dan a las cervezas como Guinness su apariencia; sin embargo, a menudo son de color dorado o ámbar pálido. Todo este panorama se volvió “un poco molesto” para Hayward; aburrido, más bien.
“Queríamos preparar una cerveza negra que en realidad fuera blanca, una Guinness inversa, si prefieren”, explicó la mujer de 53 años. “Me cansé de ver lanzamientos de stouts blancas que eran, bueno, doradas o pálidas”, señala la creadora. “¡Nunca he visto una stout blanca que fuera realmente blanca! A partir de ahí, decidí que tenía que hacer una bebida que fuera el auténtico reverso de una Guinness, pero igual de robusta y bien icónica”.
La pareja liverpooliana ha elaborado solo 1200 litros de su acertijo líquido, pero no esperen descubrir cómo lo hicieron: su receta es un secreto muy bien guardado (solo se sabe que es vegana/vegetariana). Hayward se muestra inflexible en ese sentido, aunque da algún indicio: “No puedo contar cómo lo hicimos, pero se trata de los tipos de grano que usamos y un proceso de elaboración específico para obtener esa apariencia muy pálida, casi opaca. Gazza y yo hemos estado elaborando cerveza durante 10 años y teníamos una idea de cómo podríamos lograrlo. Íbamos a hacer una pequeña partida a modo de prueba, pero al final decidimos jugarnos y hacer una producción mayor”.
La confianza nunca faltó: “Teníamos bastante certeza de que habíamos acertado la receta, y lo hicimos al primer intento. Es difícil entenderlo al principio, pero realmente sabe a cerveza fuerte; no es solo un vaso de líquido blanco que se ve bien”.
Lealtad
En cuanto a la cabeza negra “completamente comestible, natural y vegana“… ese es otro secreto. “Mucha gente piensa que es tinta de calamar, pero se equivocan. ¡No lo vamos a revelar! ”, dice Hayward entre risas.
Solo unos pocos bares que son clientes habituales de Team Toxic han tenido la oportunidad de servir Sinistral, que tiene 4,8% de alcohol y se vende a £3,50 la pinta (y solamente se sirve tirada, por si hiciera falta aclararlo) pero Hayward dice que la respuesta ha sido abrumadora: “Es una cerveza muy Instagrameable (sic), y servirla, bueno, tiene un poco de teatro fantástico. Lo cierto es que llamó la atención de mucha gente que nunca antes había oído hablar de nosotros. Aquellos a quienes he estado tratando de vender cerveza durante años sin éxito, de repente me estaban enviando mensajes preguntando dónde podían conseguir Sinistral… La verdad es que, por ahora, se destinará a nuestros clientes favoritos y más leales. ¡Es posible que no volvamos a prepararla durante un año y hagamos que la gente la espere!”.
La oferta y la demanda es el nombre del juego, después de todo… Así que ya saben: si en el futuro les toca en suerte ir a Liverpool (o nos están leyendo desde allí), ¡tienen algo más para explorar que la historia de los Beatles!