Semillón argentino: la variedad con la que los enólogos reinventan los blancos

A la hora de descubrir nuevos blancos, el Semillón argentino ofrece un perfil atrapante y bien variado. ¿Cómo es la varieda con la que juegan los creadores?

Cuando en 2009 el enólogo Roberto de la Mota elaboró un Semillón argentino con un toque de barrica, pocos creían que la variedad blanca volvería ser legendaria entre los enólogos. Sin embargo, el hecho de que cada vez aparezcan más y en todas las gamas de precio, es un índice de salud creativa dentro para la variedad.

Detrás de las más famosas Chardonnay, Torrontés y Sauvignon Blanc hay una larga lista de variedades cultivadas en nuestro país. Entre ellas, el Semillón argentino tiene el lúgubre mérito de haber llegado a ser una de las más plantadas, cuando hoy apenas cubre 704 hectáreas (2018). Para más inri, fue era el vino que reinaba en el estaño en de bares y pizzerías de otro tiempo, como atestigua claramente López Selección, y uno de los primeros varietales exportados de la argentina allá por 1976, cuando Canale lo vendía como “Semillón Blanc”.

Hoy, sin embargo, echando mano de viejos viñedos y plantándolo en nuevas zonas, así como empleando técnicas más modernas de elaboración, la variedad ofrecer un perfil renovado y gana momentum en la góndola con más de una veintena de ejemplares.

Con el acento en la “o”
El nombre original de la variedad es Sémillon. Pero así como el Malbeck perdió la K en algún punto de su historia y el nuevo estilo cosmopolita cobró fama al perder la dureza angulosa de la K, con el Sémillon argentino parece haber sucedido lo mismo, sólo que con la tilde: cuando se lo escribe Semillón –tal como se lo pronuncia en nuestro país– estamos seguros que se trata de un blanco delicado y de cuerpo medio.

En Francia es el ícono blanco de la apelación Graves, Burdeos, donde el corte con Sauvignon Blanc da origen a uno de los vinos más emblemático de la región. Dilecto compañero de pescados y mariscos, en particular de las ostras, el Graves tiene el corazón amable en el Semillón.

Aquí, en cambio, el perfil de la variedad ocupa un rango amplio desde los blancos sofisticados y con cierta crianza –cuyo estilo inauguró Roberto de la Mota aquella vendimia– a los blancos de perfumes delicados y paladar austero que hoy llegan a la góndola. En el medio, algunos cortes tipos Graves performan bien, en particular en el valle de Uco.

Semillón argentino
Fetiche de enólogos
Hoy cada vez más enólogos le meten mano al Semillón argentino. A la hora de elaborar blancos vivaces y de rica intensidad, el enólogo Santiago Mayorga explora una vertiente menos madura en Nieto Senetiner 2019, por ejemplo, mientras que Alejandro Vigil le sube un punto de intensidad al paladar con El Enemigo 2018. En este mismo estilo, el enólogo Cristian Moore explora en Corazón de Sol 2018 la tensión, mientras que el winemaker Alejandro Sejanovich demuestra con Zaha 2017 por qué puede ser un blanco suave y a la vez de mucho sabor.

¿Otros de estilo parecido? El flamante Callejón del Crimen Perlas de Parcela Semillón 2018, elaborado con uvas de de Pampa El Cepillo, también al pionero La Anita –la marca lo elaboró por primera vez en 1994, aunque hoy está discontinuado–, ambos en estilo rico en sabor y moderados al paladar, con buena frescura.

En el extremo de los más opulentos, sin embargo, cuya crianza hace a la delicadeza y textura untuosa, el campo va desde los vinos que elaboraba Ricardo Santos al exquisito Mendel 2018, Tomero Reserva 2018 y Miras Semillón 2018. En ellos, el porcentaje de barrica varía, pero termina por definirlos, exactamente como sucede con el que elabora Matías Riccitelli y que lleva su apellido, cuyo Old Vines Semillón 2018 es una demostración de complejidad.

Mientras que en la otra punta de la góndola, donde manda la austeridad, emergen nuevos Semillón etéreos y aromáticos, de perfil muy suave y delicada frescura. En ese línea esta semana probé Niven Semillón 2019. Son pocas botellas, pero vale la pena ponerle un ojo. En la misma liga, Humberto Canale Old Vines 2018 y Revolver 2018, este último elaborado por el enólogo Leonardo Erazo.

De Graves al pago local
Es a la hora de los cortes bordeleses donde el Semillón argentino tiene chances de aportar a un vino que salga del nicho, multiplicado el volumen con la apoyatura del Sauvignon Blanc. En este estilo, uno de los mejores vinos que hay disponible en el mercado es Blanchard Lurton Les Fous 2018. Otro lindo vino que explora la conexión Graves es Kaikén 2018, aunque el que tiene por lejos el mejor nombre y estilo de todos es Lejanamente Juntos 2018, de bodega Trivento.

Pirulo final
No todo tiempo pasado fue mejor. En materia de Semillón, Argentina tiene una larga tradición. Empleado en las primeras décadas del siglo XX para elaborar los blancos de mesa, su tendencia a dar vinos ricos en sabor estaba apuntalada en un dulzor que disfrazaba el punto débil de la variedad: si no está bien hecha, se oxida rápido y pierde sabor si se e insola. Hoy, está de vuelta, con una paleta de estilos más refinada y sin dulzor.

Es periodista y enólogo y escribe como cata: busca curiosidades, experimenta con formatos y habla sin rodeos de lo que le gusta y lo que no. Lleva más de veinte años en esto. Lo leen en Vinómanos (plataforma que fundó en 2013) o bien en medios nacionales, como La Nación y La Mañana de Neuquén. Desde 2019 es el crítico para Sudamérica de Vinous.com (EE.UU.).