El 2016 nos tendrá con la calculadora en la mano. Dólar, inflación, holdouts y otras preocupaciones obligan a actualizar los estados de cuenta a diario. Pero ante este escenario resguardar nuestros valores o decidir en qué invertir demanda nervios de acero. Todo el mundo conoce los plazos fijos, bonos o el bendito dólar, con retornos conocidos, pero pocos saben que hay una alternativa más rentable aún: las buenas botellas de vino, que se perfilan como una opción en alza.
En plena crisis financiera global, algunos especialistas proponían invertir en vinos y arte, opciones que aseguran al conocedor buenos retornos. Basta observar los informes del Liv-ex Fine Wines, índice que mide la evolución de los precios de los vinos más exclusivos del mundo: una caja de 6 botellas de algún Premier Grand Cru Classé de Burdeos o un Grand Cru de Borgoña asegura una renta promedio del 20% interanual; si se trata de una buena cosecha o de una etiqueta escasa, la renta se dispara de acuerdo a la demanda muy por arriba de esos números.
Algo parecido sucede con algunos vinos locales. Gracias a la buena calidad y la reputación que ciertas botellas han alcanzado en los últimos tiempos, muchos coleccionistas dentro y fuera de Argentina están dispuestos a pagar por botellas viejas y agotadas. Como condimento adicional, en nuestro mercado los precios de estos vinos se actualizan de acuerdo a la inflación local, un detalle que resguarda siempre el capital inicial. ¿Pero en que vinos conviene invertir?
Hay un solo requisito: que soporten la guarda. Hace más de una década eran solo cinco las etiquetas las que tenían pedigrí asegurado. Ahora hay decenas. Para comprarlas, conviene tener en mente estos tres grupos de acuerdo al perfil del inversor.
Inversiones conservadoras. Como sucede en todos los mercados, en el del vino existen las inversiones seguras. Hablamos de etiquetas con trayectoria en la atmósfera de los coleccionistas con demanda constante y oferta siempre escasa. Invertir en ellos no es barato, esta condición de favoritos hace que sus precios sean los más altos del mercado.
Lo bueno es que encuentran compradores siempre al momento de transformarlas en dinero. Esta lista la encabeza Catena Zapata Estiba Reservada (2012, $4800) y los especialistas aseguran que una botella de sus primeras cosechas se puede pagar hasta 10 veces el valor de la actual. En misma sintonía están Felipe Rutini (2012, $3260), Cobos Malbec (2012, $3000), los Finca de Achával Ferrer (2011, $1500), Alta Vista Alto (2011, $1300), Enzo Bianchi ($1200), Norton Gernot Langes (2009, $1000) Yacochuya Malbec 2013 y Cheval des Andes 2012, ambos a $800 la botella. Todas etiquetas con más de un decena de grandes cosecha en su haber y que muchos enófilos atesoran en sus cavas.
Nuevas opciones. No vamos a repasar el éxito del vino argentino durante la última década pero sí recordar que fue un período en que muchas nuevas etiquetas nacieron y brillaron. Entre estas, al igual que en el caso anterior, algunas se convirtieron en objeto de deseo de coleccionistas. Con añadas que respaldan la inversión, estas botellas aseguran el capital aunque con una tasa algo más baja que los clásicos. La ventaja es que no exigen grandes desembolsos. Quizás los más costosos de este nuevo segmento sean Ícono de Luigi Bosca (2011, $2500), Noemía (2012, $2200) y Chacra 32 (2013, $1900), etiquetas con demanda internacional en alza. Luego se encuentran Malbec Argentino de Catena Zapata (2010, $1900), Viña Alicia Brote Negro (2011, $1200), Bressia Conjuro (2010, $1050), Viñas de Dávalos (2013, $1100), Finca Remota de Mendel (2012, $1000), Colomé Reserva (2010, $800), los varietales Primus de Salentein (2010, $730) y Val de Flores (2009, $600).
Apuestas a futuro. En pleno cambio de paradigma, el vino argentino ofrece nuevos ejemplares que en tiempo récord conquistan los paladares más influyentes del mercado. De este modo, y siguiendo los puntajes de los norteamericanos Robert Parker, James Suckling o Stephen Tanzer, conviene atesorar Gran Enemigo Single Vineyard Cabernet Franc (2010, $1000), todo un referente de esta nueva etapa. La apuesta por el terroir también es un factor a considerar antes de invertir, entre los que se proyectan al alza están Per Se La Craie (2013, $1600), creación de la dupla Del Poppolo-Bonomi, Aluvional Altamira (2012, $1000) y Finca Los Membrillos (2012, $1350), ambos de Zuccardi, Gran Uco Blend de Salentein (2011, $1500), la colección República de Matías Riccitelli (2013, $780) y Chañar Punco de El Esteco (2012, $700). Mientras tanto, otros se perfilan para ubicarse entre los clásicos, entre estos no esta de más destinas unos pesos a CARO ($1000), Nosotros de Susana Balbo (2011, $1400) y Piantao de Zorzal (2011, $830). Y por último, una inversión que muchos podrían considerar de riesgo pero que sin dudas dará buenos dividendos son White Bones (2012, $2000) y White Stones (2012, $1500), los Chardonnay de parcela de Catena Zapata que a pesar de su precio se agotan a horas de salir al mercado.
Alejandro Iglesias