
El frio se instaló anunciando el invierno. Y para combatir la sensación térmica nada mejor que comidas a base de ollas. De todas, hay una que seguro marca un recuerdo en nuestra infancia, precisamente porque la cocina familiar sabía lo fácil de su preparación: la polenta.
La harina de maíz es sencilla de hacer, aunque tiene secretos para que no suceda lo único que no debiera suceder en este plato, que queden grumos. Después podemos discutir sobre la textura y demás, pero los bollos crudos en medio del plato son imperdonables.
Resuelta la materia prima de esta comida, lo crucial es su salsa y acá es donde esta entrada hará su foco. Para lucirte en este sentido, van dos propuestas. Al final, el ABC de la mejor polenta.
Con salsa boloñesa:
- 3 cebollas de verdeo
- 400 grs. de carne picada
- 1 lata de puré de tomate
- 2 dientes ajos
- 1 copa de vino tinto
- 1 pisca de azúcar
- 1 pisca de ají molido
En una sartén con un hilo de aceite sofreír la cebolla unos minutos, sumarle el ajo picado fino y cocinar un par de minutos más. Agregar la carne picada, revolver y cuando esté cocida, poner la copa de vino. Dejás evaporar el alcohol y volcás el puré de tomate. Rectificás con sal y el ají. Cocinamos cinco minutos más y le sumamos una pisca de azúcar para bajar la acidez del tomate. Revolvemos un par de minutos para terminar.
Con salsa de hongos
- 1 cebolla
- 50 grs. de hongos de pino
- 1 lata de puré de tomate
- 1 copa de vino tinto
- 1 pisca de azúcar
- Oregano
Esta es una opción para los vegetaríanos. Poné a hidratar los hongos en agua caliente durante media hora. En una sartén con un hilo de aceite de oliva sofreír la cebolla hasta que quede transparente. Escurrí los hongos e integralos a la cebolla revolviendo un par de minutos. Sumale la copa de vino, cocinás hasta que se evapore el alcohol y agregás el puré de tomate. Rectificás con sal y el oregano. Cocinamos cinco minutos más y servimos.
Cosas a tener en cuenta:
Los tiempos de cocción varían según el producto, las instantáneas prometen 1 minuto, mientras que otras llegan a los 10. Las indicaciones del paquete y el sentido común son las mejores guías para resolver esto.
La proporción entre la harina y el liquido es 3 a 1. Una taza de polenta por 3 tasas de liquido. Puede usarse agua, caldo, leche o una combinación de ellos. Un clásico es usar 2 medidas de agua y 1 de leche. Para calcular la polenta, media tasa equivale a una porción.
Para prepararla es muy sencillo:
Poné el liquido a calentar en una olla grande. Agregá sal. Cuando rompa el hervor, sumale la polenta en forma de lluvia revolviendo con una cuchara de madera para integrar los ingredientes. Bajá el fuego y cuando comience a espesar, agregale un cubo de manteca. También es el momento de sumar el queso fresco cortado en cubos o parmesano en hebras.
La polenta es un plato contundente que se lleva bien con estos tintos.