A la hora de pensar un regalo los accesorios para vino resultan tentadores. Basta ir a una vinoteca y, en vez de comprar una botella rara que no sabemos si gustará, apuntar a un sacacorchos pintón para que se resuelva el regalo del tío, padre o abuelo al que le gusta el vino. En ese razonamiento, cumplir equivale a dejar conformes al regalado. Y sino, por las dudas mejor no mirar en Mercado Libre, no sea cosa que descubramos que el regalo está a la venta.

Pero cuidado: un accesorio no necesariamente resuelve un regalo de manera sencilla. Algunos tienen precios elevados –con lo que disfrazan en dinero la falta de criterio del comprador-, otros son inmaculados objetos de diseño –lindos de ver aunque aparatosos-, y sólo unos pocos tienen una utilidad clave, que conviene conocer para comprar bien. De lo contrario, habremos tirado la plata. En momentos en que todos nos preguntamos qué regalar, pasamos revista a los accesorios que efectivamente amará un bebedor de vinos.

Algunos muy útiles
Hay pocas cosas más útiles que un buen sacacorchos. Al ojo no entrenado todos parecen iguales. Pero no. El truco es que sólo los buenos reducen la fuerza, evitan que se rompa un corcho medio podrido y además duran mucho tiempo. Entre los que sirven, los Gaumen de dos tiempos y gusano con teflón son el Falcon en la materia: indestructibles, el sistema el brazo retráctil ofrece dos puntos de palanca que facilitan la extracción de corchos insurrectos. También son muy buenos y prácticos los Screwpull con tirabuzón de teflón, que generan además un silbido de admiración cuando se los ve funcionar y sacan el corcho por obra y milagro del plano inclinado. Por los primeros, se paga unos 60 a 100 pesos, según las cachas. El segundo, parten desde el doble.

Otro tipo de accesorio piola son las bombas extractora de aire. El bebedor de vinos cuenta gotas estará agradecido: podrá guardar una botella de un día para otro sin temor a que se pique. En el mercado se consiguen las Vacuvin –importadas- que realmente son las mejores, a unos 400 pesos. También hay unas alternativas Saint Germain por la mitad. El truco es que la bomba venga con por lo menos dos tapones.

¿Alguien pensó en copas? Las hay de muchas formas y tamaños, pero en rigor al bebedor de vinos le gustan las que cumplen tres características: esbeltas, de sección delgada y son de puro cristal. Así, por ejemplo, son los copones Bohemia, los San Carlos o los R Cristal que se consiguen sin inconvenientes en los comercios del ramo. Arrancan en 100 pesos la unidad.

Medianamente útiles
El oxigenador de vinos es, a todas luces, un capricho. Funciona para insuflarle vida a un vino añejo o para mejorar el perfil aromático de un tinto potente. Pero, la verdad sea dicha, se lo usa una o dos veces y después se lo deja guardar porque, en materia de buen gusto, es algo tan incómodo como un cuello ortopédico. A la hora de hacer un regalo, sin embargo, cumple por partida doble: con la fantasía del obsequio exótico y la del precio. El modelo Oston, por ejemplo, cuesta unos 400 pesos la unidad.

Con el mismo fin –airear el vino- un decantador es una pieza elegante que luce una mesa. Hablamos de esas jarras de cristal con cuello de cisne. Como obsequio, es impactante. Al principio será el rey de la mesa. Con el tiempo, se usará una vez cada tanto, cuando el feliz propietario descubra que lavarlo y secarlo es un dolor de cabeza. Buen complemento puede ser la escobilla para higienizarlo. Por uno bueno hay que invertir unos 400 pesos en adelante.

También un marcador de copas es un lindo chiche para obsequiar. Sobre todo, si el regalado es un obsesivo y algo paranoico bebedor de vinos que teme le sustraigan la copa en una comida o fiesta. Por lo demás, es divertido y se usará cada tanto en reuniones. Cuestan unos 100 pesos cada juego de 12 unidades.

Inútiles del todo
En esta categoría entran los inventos más obsoletos, como el acelerador magnético de envejecimiento, el mejorador de vinos baratos, el batidor eléctrico para decantadores, cuchara de catador y todo objeto que tenga forma de vino, copa y sacacorchos que no sirva para su fin, como lámparas, linternas con pinta de botella y encendedores con aspecto de sacacorchos. Nos abstenemos de consignar los precios por obvias razones.
Joaquín Hidalgo

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Es periodista y enólogo y escribe como cata: busca curiosidades, experimenta con formatos y habla sin rodeos de lo que le gusta y lo que no. Lleva más de veinte años en esto. Lo leen en Vinómanos (plataforma que fundó en 2013) o bien en medios nacionales, como La Nación y La Mañana de Neuquén. Desde 2019 es el crítico para Sudamérica de Vinous.com (EE.UU.).