Disfrutar de un copa siempre demanda ciertas condiciones. Ambiente, entorno, compañía y temperatura son algunas de esas condiciones que pueden transformar a un vino en una experiencia inolvidable o en un trastorno.
Hoy nos ocupa la temperatura ideal de servicio, un aspecto que no es un capricho de sommeliers sino más bien un requisito elemental para que un vino nos muestre su mejor cara.
Sucede que los componentes del vino se comportan de diferente modo si el mismo esta frio, fresco o caliente. Por ejemplo, la acidez suele ponerse agresiva si el vino esta por encima del rango recomendado, es por esto que los vinos blancos, los espumosos y los rosados se disfrutan mejor cuando salen del refrigerador o la frapera. Por este mismo motivo es necesario mantenerlos fríos durante la comida, el aperitivo o la charla con amigos. Otro buen consejo es servirse la cantidad justa de modo que nos e caliente en la copa. Preferible tener el vino frappe y servirlo cuando sea necesario. En rasgos generales este grupo de burbujas, blancos y rosé es recomendable descorcharlos entre los 7 y 10 grados, mismo rango en el que se deben conservar hasta la última copa.
Por otro lado la estructura de los vinos tintos y su complejidad aromática encuentran en el frío un posible enemigo. Los taninos, polifenoles responsables del amargor y cierta astringencia en paladar, con las temperaturas bajas se tornan rústicos y secantes y pierden así elegancia y sutileza. En cuanto a los aromas, que siempre es grato apreciar, con el frio se aplacan, de ahí que una temperatura ideal para los tintos se ubica entre los 14 y los 17 grados.
Es por todo esto que cuando el termómetro merodea los 30 grados recurrimos a cualquier técnica con tal de alcanzar la temperatura que nos permita transformar cada sorbo en un verdadero placer. Y para que dicho disfrute este al alcance de la mano te contamos cuáles son las mejores y las peores formas de refrescar tus vinos.
Frappera: cuánto de hielo y cuánto de agua.
Este es el método más eficiente a la hora de enfrían una botella. Ya sea tinto, blanco o espumoso, todos alcanzan temperatura ideal en un balde con hielo y agua. Aquí la clave del éxito está en las proporciones: 1/4 de hielo y 2/4 de agua. A diferencia de lo que muchos piensan no es el hielo el encargado de enfriar el envase sino el agua helada. En una frapera bien armada un tinto se refresca en unos diez minutos mientras que un blanco o un espumoso llega a sus 9 grados ideales en aproximadamente veinte minutos, algo que en heladera lleva más de una hora.
En está línea, la bodega Navarro Correas presentó para su espumante Extra Brut, la “Expert Ice Edition”, una edición especial que sorprende con un novedoso y atractivo estuche que se transforma en frapera al momento de abrirse. Es decir, podés llevar el espumoso y al abrir el pack ya le ponés la cantidad de hielo y agua necesaria, y sólo te que queda esperar que el espumoso llegue a su temperatura.
Frapera para llevar
Otro invento novedoso es la frozen bag. El una bolsa compuesta por un material resistente y térmico que posee dos manijas que permite transportarla. Así que sólo queda poner una bebida, hielo, agua y en el viaje que va ganando temperatura. Es ideal para cuando los festejos son al aire libre. Más información acá.
Freezer, ¿sí o no?
Ésta es sin dudas un arma de doble filo a la hora de enfriar una botella de vino. Esta claro que es un método rápido de refrescar un tinto en un caso de urgencia pero lo cierto es que si se busca enfriar un blanco o un espumoso una frapera cumplirá la función en la mitad de tiempo. Por otro lado vale recordar que los líquidos se dilatan con el frío y si no se saca a tiempo la botella del freezer esta puede reventar, algo que en el caso de los espumosos puede ponerse más serio por la presencia de gas carbónico.
¿Sirve enfriar las copas o es de inexperto?
Este tip, muy popular en el mundo de la cerveza, fue desmentido no hace mucho por un par un programa de TV donde ponen a prueba cuanto mito popular anda dando vueltas. La cuestión es que las copas enfriadas en el freezer pierden muy rápido la temperatura si el vino no está frío por lo que colaboran muy poco. Para colmo muchos buscan enfriar las copas en una frapera y esto puede resultar fatal para el vino. Si el agua utilizada no es de buena calidad puede terminar por contaminar al vino y ante esto ya no habráá solución.
Vieja escuela.
Hay una práctica de antaño tan eficaz como curiosa. La cuestión es simple, antes de poner la botella en la heladera se la debe envolver con un lienzo húmedo (puede ser un repasador limpio) y ésto, de modo esotérico, basta para alcanzar la temperatura ideal en tiempo record. Si bien no hay una explicación científica para el caso, lo importante es que funciona. Incluso si no se le retira el lienzo a la botella hasta se logra conservar por un buen tiempo el frío. Creer o reventar, como reza el refrán.
Hielo al vino, ¿sí o no?
Sin dudas un tema polémico en materia de gustos a la hora de hablar de vinos. Pero si partimos de la base de que el vino se bebe cómo más nos gusta no hay demasiado para discutir aunque si hay algunas recomendaciones. En primer lugar evitar los vinos complejos o costosos. Claramente éstos no fueron elaborados para diluir sus sabores y aromas en hielo sino para disfrutarse a una temperatura adecuada y con paciencia. Pero si es válido echar unos hielos en vinos sencillos, de hecho están los que mejoran y hasta piden un sifonazo. Cabe recordar dos recetas ideales para esta época del año cuando castiga el sol: el clericó y el tinto de verano. ¿Qué mejor plan que mezclar en una jarra, hielo, cítricos, alguna fruta tropical y vino?
Frío y tecnología
En los últimos años el auge desatado en torno al vino despertó el ingenio de muchos. Fue así que llegaron las cavas para vinos e infinidad de artículos para asegura el servicio perfecto. Entre estos, varios son los que permiten refrescar o enfriar el vino en la copa o mantener la temperatura ideal. Los primeros que se pueden mencionar y que dan buen resultado son los hielos artificiales hecho de plástico o de acero inoxidable. Rellenos de un líquido que se congela rápidamente en el freezer pueden entrar en contacto con el vino sin riesgo de contaminación. Otros artículos muy útiles son los ice jacket, especie de manga que recubre la botella cuyo interior está relleno de un gel que previamente se congela en el freezer. Una botella con su ice jacket puede conservar el frío por casi 45 minutos. ¡Nada mal!
