
a experiencia en Han comienza con un juego de luces y sombras: un pasillo oscuro y enigmático conduce al imponente salón principal. Techos altísimos, madera, piedra negra y hormigón oscuro enmarcan la escena, donde una gran barra en forma de U domina el espacio.
Desde allí, los 20 comensales tienen una vista privilegiada de la cocina, el único punto realmente iluminado, como si fuera el escenario de una obra de teatro. En un silencio casi ritual, la brigada comandada por el chef Pablo Park ejecuta cada plato con precisión quirúrgica y se encarga, además, de servirlo personalmente.
La filosofía detrás de Han
«Han es una palabra profundamente arraigada en la cultura coreana. Tiene una connotación de tristeza y dolor, herencia de la posguerra, pero también representa la unión del pueblo, la esperanza y la resiliencia. Es la memoria transformada en fuerza y conexión», explica Park.
Y agrega: «Nuestra cocina refleja eso, una fusión entre lo tradicional y lo moderno, entre las técnicas y sabores que nos formaron y aquellos que aspiramos a crear».

Cruces de mundos
Si bien Han se nutre de la gastronomía coreana (hay kimchi, bulgogi, fermentos, mandu y yukhoe -el tartar coreano-), los platos presentan diversas influencias.
«Soy coreano, pero también soy argentino. Viajé mucho y en Han hacemos nuestra interpretación de cada plato con productos locales, de calidad y de estación. Sí, vas a encontrar técnicas francesas, porque son mi base, pero mi búsqueda es redefinir la alta cocina coreana«, cuenta Park.
Desde su apertura, Han ha estructurado su propuesta en capítulos. El primero, «Introducción», fue una carta de presentación de su filosofía. Ahora, «Capítulo 1: Obangsaek» se inspira en los cinco colores tradicionales de la cultura coreana: rojo, negro, azul, blanco y amarillo.

«Cada color no es solo un elemento visual, sino un símbolo profundo de la filosofía y la naturaleza en la tradición coreana», explica el chef.
Una experiencia sin menú
Al llegar a la barra, los comensales reciben un glosario de términos coreanos en lugar de un menú detallado. Cada plato es una sorpresa presentada por el propio cocinero que lo preparó, seguido por el sommelier, quien diseñó un maridaje a base de vinos blancos argentinos.
Solo al final de la cena se entrega una carta con el detalle de los platos y sus ingredientes principales, cerrando el círculo de la experiencia.

El menú: un viaje de 12 pasos
La propuesta de Han está marcada por el uso de ingredientes locales y de temporada. Los 12 pasos van en una progresión ascendente de intensidad y están atravesados por una nota ácida equilibrada. Cada plato es un estímulo multisensorial, donde el diseño, los aromas, las texturas y los sabores juegan un rol clave.
Park despliega fondos de cocción, emulsiones, sabayones y veloutés de inspiración francesa, combinándolos con productos asiáticos como el tofu, el kimchi, pickles de nabo y la salsa gochujang. La beurre blanc de tinta y el velouté de almendras son ejemplos de esta sofisticada fusión.
Algunos platos destacados:
- Tomates marinados con dashi de tomate y helado de kimchi de frutas + Bloody Mary de kimchi.
- Snacks de alga y durazno + snack de calabaza, anchoa y emulsión de queso de cabra + snack de molleja y pickle.
- Texturas de hongos con manzanilla + financier de humita.
- Soufflé de huevo con crocante de piel de pollo, uva y zucchini.
- Mandu de lengua en caldo con huacatay.
- Yukhoe (tartar coreano) de lomo y maní, emulsión de yema, gochujang y pickle de nabo.
- Bife con sal de kimchi acompañado de banchan (fermentos, salsas y purés) y arroz de la casa.
- Textura de remolacha, donde el vegetal se presenta en forma de tierra, almíbar, helado y crocante.

Una carta de vinos que rompe esquemas
La selección de vinos en Han está pensada para realzar los sabores fermentados y especiados de la cocina coreana. Con más de 60 etiquetas entre tintos, blancos, naranjos y espumosos, la carta prioriza combinaciones fuera de lo convencional, desafiando las reglas clásicas del maridaje.
Un diseño que cuenta una historia
El espacio de Han tiene una estética sobria y envolvente, donde los tonos oscuros dominan la escena. Como punto focal, un imponente hanbok (traje tradicional coreano) refuerza la identidad del lugar. La vajilla, diseñada especialmente para cada paso del menú, convierte cada plato en una pequeña escultura, aportando una dimensión artística a la experiencia.

Pablo Park: el arquitecto del sabor
Nacido en La Plata en una familia de inmigrantes coreanos, Pablo Park comenzó su camino en la arquitectura, pero la cocina lo atrapó por completo. Su formación lo llevó por Buenos Aires, Seúl, China, Canadá y Estados Unidos, trabajando en restaurantes de renombre y participando en aperturas que marcaron su carrera.
En Argentina, creó Kyopo, una propuesta más casual con influencias coreanas, mientras gestaba el concepto de Han.
«Este proyecto es el resultado de años de aprendizaje y evolución», dice Park. «Han no es solo un restaurante, sino una forma de compartir la esencia de la cocina coreana desde una perspectiva innovadora».
Con una propuesta sofisticada, Han se posiciona como una de las aperturas más prometedoras de Buenos Aires. No es solo una cena: es un viaje sensorial.
GPS
HAN – Korean Fine Dining Experience
Vera 966, Villa Crespo, CABA. Martes a sábados, de 19:00 a 00:00.
Reservas vía WhatsApp: +54 9 11 2250-4459 o ingresando en han.meitre.com (con reserva exclusivamente).
Instagram: @han.restaurante