
Ya preparaste todo para este verano: pasajes, alojamiento, valijas, malla, protector solar. Gente, ¡nos vamos a Brasil! Los medios argentinos se poblaron este mes de notas en las que, lista de precios mediante, se afirma que veranear en Río de Janeiro, considerando todos los rubros excepto el pasaje, puede salir tranquilamente la mitad que en la Costa Atlántica.
Justamente por eso, y según datos de la plataforma Booking, dentro de los 5 lugares más buscados por los argentinos para este verano hay tres ciudades de Brasil (Río, Bombinhas y Florianópolis). Además, de acuerdo con cifras de Almundo, Río de Janeiro fue el segundo destino global más vendido en Argentina durante el Cyber Monday 2024, solo detrás de Mendoza.
Así que tus expectativas están altas. Pero cuando ya estás listo para salir hacia el aeropuerto, sentís que te falta algo. Hasta que te das cuenta: ¿qué vas a comer en Río de Janeiro?
Relajá. Nosotros te traemos toda la data: qué, dónde y cuánto cuesta comer en la ciudad del Carnaval y el Cristo Redentor.
Street food: recetas tradicionales de Brasil, al paso
Recorrer una ciudad lleva tiempo y energía: los tours por el casco histórico, la subida al Pan de Azúcar, una caminata por Copacabana.
Entre una cosa y la otra, es muy probable que necesites resolver el almuerzo de forma rápida y práctica. Y los brasileros tienen la opción perfecta.
La coxinha es una masa frita rellena con pollo desmenuzado. Si nunca la probaste, probablemente la textura del primer mordisco te recuerde a una bomba de papa.

Y sí, es un poco pesado si no estás acostumbrado a las frituras, así que con una coxinha vas a resolver tu almuerzo. O dos, si estás famélico.
Este bocado típico de Brasil se encuentra en todos lados: rotiserías, bares y puestos callejeros. El precio puede variar pero suele estar dentro de los 10 reales (a valores de mediados de diciembre de 2024, unos $1.700).
Algo similar y que se consigue en los mismos locales -y por casi el mismo precio- es el pastel de camarón. Tiene una forma que te va a recordar a las empanadas pero el relleno es un fruto de mar: una delicia.
Y si te ponés melancólico y extrañás bajarte una docena de facturas en la playa con el mate, tenemos una variante brazuca para ofrecerte: los pasteles de nata.
Este manjar proviene de la cocina portuguesa y fue incorporado a la pastelería típica carioca. La receta probablemente ha sufrido cambios a lo largo del tiempo pero la base se mantiene: una masa hojaldrada y crema (que nosotros llamaríamos pastelera).
Se consiguen fácilmente en muchos locales de Río de Janeiro, pero hay una cadena que ha hecho de los pasteles de nata su sello: Portugo, que también tiene otras variedades para probar con almendras, pistacho, Nutella, chocolate y hasta ¡dulce de leche!
Para comer y aprender de historia de Río de Janeiro
La confitería Colombo está dentro del casco histórico de Río de Janeiro y es una parada inevitable. Fundada en 1984, su menú sigue completamente vigente y está dentro del top 10 de los cafés más lindos del mundo.
Ahí vas a poder sentarte a disfrutar de algunos platos con sabores cariocas, como camarones crujientes con arroz con crema de ananá (o piña), por 97 reales (poco más de $16.000). O carne con salsa de vino, farofa, huevo escalfado y -obvio- arroz blanco, por 80 reales ($13.500).

Otra opción es tomar un café, que vale entre 10 y 20 reales ($1.700 a $3.400), acompañado por dulces como un éclair de pistacho -20 reales- o un brigadeiro, esas bolitas de chocolate típicas de Brasil, como trufas, por 12 reales ($2.000).
En general este lugar tiene bastante espera, son habituales las filas, así que si estás con poco tiempo podés comprar en el mostrador para llevar.
A pocos metros de Colombo, está la confitería Manon, otra perlita histórica de la ciudad, fundada en 1942.
Tiene un sistema de almuerzo buffet, muy útil para los turistas que prefieren no hablar con un mozo, y según el día de la semana se inspiran en distintos tipos de comida: alemana, árabe, mariscos, guisos, entre otras.
Esta confitería es reconocida también por la elaboración de una torta gigante para celebrar el aniversario de la ciudad de Río de Janeiro en 2015, que contó con 30.000 huevos. Usaron 800 bandejas que ocuparon 450 metros de largo.
Un menú de lujo
Si estás buscando sentarte a comer en un restaurante reconocido internacionalmente, no podés perderte Ferro e Farinha, la primera pizzería de Río de Janeiro que entra al top 100 mundial.
Fue fundada por el chef Sei Shiroma, nacido en Nueva York e hijo de madre china y padre japonés. Actualmente tiene cuatro locales en distintos barrios de Río en los que las preparaciones solo pasan por el horno de leña, ya sea pizza o pescado.

El lugar es ideal para quienes quieren aprovechar la oportunidad de estar en una ciudad costera y probar todos los frutos de mar posibles. Pero también para los integrantes de la familia que no son fans de los mariscos y prefieren la pizza.
El pan de ajo es un clásico brasilero y este es un gran lugar para probarlo: con pasta de ajo, queso mozzarella y al horno de leña. Cuesta 49 reales ($8.300) y es para compartir (y acompañar con alguna otra cosa).
Otros recomendados son el carpaccio de pulpo con mayonesa de ostras (62 reales, $10.500) y el sashimi de salmón a la leña, con crema de queso blanco (también 62 reales).
Si de pizzas se trata, hay variedades bastante exóticas para probar: con carne, camarones, salmón, atún y hasta cordero. Pero también se puede ir por algo más parecido a nuestros gustos, con muzzarella, tomates confitados y rúcula. Según lo que elijas, están entre 60 y 70 reales cada una y son individuales.
¿Y qué tomamos?
Si estás en Brasil, no puede faltar la caipirinha, trago refrescante por excelencia del país vecino. Vayas donde vayas vas a encontrar esta bebida a base de cachaca y lima en la carta, y los precios van a variar según el lugar pero el promedio es de 20 reales ($3.400).
Si las bebidas blancas no son lo tuyo, Río de Janeiro es un gran lugar para disfrutar una cerveza. En Brasil se elaboran muchas marcas que no llegan a la Argentina y podés aprovechar la oportunidad para convertir tu viaje en una cata eterna.

Nuevamente, el valor va a depender de dónde la compres y de la marca, pero en supermercados podés llegar a conseguir una lata por 5 reales ($848) o un porrón por 7 ($1.100).
Los puestos en la calle o la playa venden cerveza por 13 ($2.200) o 15 reales y podés acompañarla con una porción de rabas o camarones fritos, para comer mientras disfrutás del sol.
Para mantenerse hidratado y evitar los alcoholes, nada mejor que el agua de coco. Muchos kioskos y almacenes la venden embotellada (o enlatada) pero la verdadera experiencia es tomarla directamente de la fruta.
En cualquier puesto playero guardan los cocos verdes en un congelador. Cuando lo pedís, le hacen un hueco a machetazos por la parte de arriba y te dan una bombilla. Dulce manjar refrescante que suele costar 10 reales ($1.700)
Ahora sí, ya estás listo para irte de vacaciones. Sabés dónde comer, qué pedir y cuánto te va a costar. ¡A disfrutar, aunque llueva!