Castilla y León, la segunda región con mayor superficie de viñedo en España, decidió dar un paso al frente y mostrarle al mundo por qué sus vinos son especiales y sus bodegas, grandes locaciones para el enoturismo. En especial, puso la lupa sobre los vinos de El Bierzo, adonde viajó Vinómanos para descubrir cómo son sus etiquetas, su gastronomía y todas las novedades del destino.
En esta primera nota, te contamos qué caracteriza a la producción vitivinícola de la región. Y en una próxima entrega te vamos a compartir detalles de algunas de las bodegas que se pueden visitar y qué propuestas originales ofrecen a quienes tengan la oportunidad de ir a conocerlas.
Argumentos sobran: además del vino, hay castillos medievales del siglo X perfectamente conservados, fiestas templarias (¡con gastronomía de la época de los caballeros!) y el plus de dos atracciones que son Patrimonio de la Humanidad, como Las Médulas y el Camino de Santiago.
Viñas viejas y otros tesoros
Si Castilla y León fuera un libro, sus páginas más tradicionales hablarían de un contenido históricamente minero en el que sin embargo el turismo es la principal actividad económica hoy en día y donde la enología escribe un capítulo cada vez más grande.
Según cifras del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación y de acuerdo con el informe La relevancia económica del sector vitivinícola en Castilla y León de la Interprofesional de Vino de España (OIVE), que agrupa tanto a productores como a responsables de comercialización, la radiografía de la bebida en la región ofrece estos datos:
- Castilla y León cuenta con más de 80.237 hectáreas de viñedos, lo que representa el 8,5% del total nacional y se posiciona como la segunda comunidad autónoma con mayor extensión de viña (solo superada por Castilla-La Mancha).
- En la región se producen más de 2 millones de hectolitros de vino al año, el 5,5% de España.
- Castilla y León tiene más de 130 bodegas de producción ecológica (a cargo del 11,9% de la elaboración total) y unas 900 empresas de la región exportan vino por más de 175 millones de euros al año.
- La actividad vitivinícola en Castilla y León aporta el 3,1% del PIB y suma más de 33.000 puestos de trabajo.
- En Castilla y León existen 2.248 municipios y, de ellos, el 27% cuenta con actividad vitivinícola.
Hay 9 Denominaciones de Origen en Castilla y León. Si bien hay mixtura en las viñas, 7 son prioritariamente de tintos: Arlanza, Arribes, El Bierzo, Ribera del Duero, Sierra de Francia, Toro y Zamora. A su vez, Rueda y Cigales son los espacios mayoritarios, aunque no exclusivos, para blancos y rosados, respectivamente.
Pero aquí vamos a concentrarnos en el enoturismo en El Bierzo, donde la cultura del vino extiende sus raíces hasta la época romana. Esta comarca se ubica en el oeste de la provincia de León, rodeada de valles que limitan con Galicia y Asturias. ¿Qué hace diferentes a las etiquetas de esta zona?
- Microclima propio: El Bierzo es una gran hoya tectónica regada por numerosos ríos y rodeada por una corona montañosa que la protege. El microclima, sin grandes fluctuaciones durante el año y a medio camino entre el continental y el atlántico, favorece el cultivo de la vid.
- Terreno único: las viñas se sitúan en terrazas próximas a los ríos y terrenos con una altitud media entre los 450 y los 1.000 metros.
- Elaboración artesanal: hay registrados unos 80.303 viticultores (menos de 1 por ha), lo que marca el peso de las producciones a pequeña escala.
- Mayor densidad de viñedo viejo del mundo: existen 1500 ha más que centenarias sobre 2500 ha totales de viñedos.
- Uvas autóctonas: Mencía y Godello, tinta y blanca, respectivamente.

¿Cuáles son las variedades estrella en El Bierzo?
La Mencía es la que da a los vinos del Bierzo una personalidad única. Representa aproximadamente el 75% de la producción de uva calificada. Fue plantada durante la dominación romana (replantada post filoxera) y se caracteriza por sus racimos pequeños y compactos.
El mosto que produce es rojo granate, con un elevado contenido en azúcares, y deriva en vinos aromáticos y afrutados, de intenso color, aterciopelado y con gran capacidad para la crianza.
La Garnacha Tintorera abarca el 2% de la producción y es complementaria a la Mencía en la elaboración de tintos y rosados, que son ligeros, suaves, afrutados, frescos y aromáticos.
El vino blanco de la región es limpio y brillante, con tonalidades amarillas pajizas, matices dulces y acidez viva. La uva Godello es la que da identidad a los blancos de El Bierzo.
Actualmente representa el 5% de la producción, pero se muestra en constante crecimiento. Tiene más cuerpo que el resto de las variedades blancas y un color amarillo verdoso.
No obstante, la variedad Palomino es la más difundida entre los blancos, y ocupa el 17% del total. Otra de peso es la Doña Blanca, con el 2,4% de la producción.
El Bierzo fue la DO que en España resultó pionera en adoptar la clasificación que es habitual en los vinos de Borgoña: en 2020 inició una nueva era, tras seis años de trabajo, en la cual aprobó los vinos de villa (el 100% de la uva debe proceder de parcelas del municipio) y de paraje (aún más restringidos, con un rendimiento de kilo por ha que debe ser un 25% inferior al máximo de la DO).

“El Bierzo no sólo tiene un clima propio sino una cultura del vino propia. Hay muchos viñedos chicos, y nos distingue contar con una concentración de viñas más que centenarias que es única en el mundo. Por eso nos gusta ofrecer turismo enológico y catas directamente en los viñedos, rodeados de almendros, castaños y manzanos”, cuenta a Vinómanos Santiago Ysart, dueño de Cantariña, bodega con la que produce 25.000 botellas al año, de las cuales exporta un 80%.
Su familia está radicada en esa finca de suelos rojizos desde el siglo XVI. La alta presencia de hierro explica la tonalidad del terreno, caracterizado también por la arcilla, la arena y las piedras, en colinas llenas de mariposas.
Con uvas plantadas en 13 ha a 550 msnm, elabora un blend de blancas (Godello, Palomino, Malvasía y Doña Blanca) y tintos con Mencía.
“No tenemos parcelas únicas sino con mix de uvas, porque nuestros antepasados apostaron a combatir la acidez con esa mezcla. Aquí está prohibido regar porque sencillamente no hace falta y eso pone en igualdad de condiciones a todos los productores.
Nosotros procesamos la Mencía con racimo entero, incluyendo el palo”, detalla.

Una gastronomía de puro disfrute
Si bien los alimentos característicos de Castilla y León suman más de 250 (solo de pastelería se cuentan unos 90), los más tradicionales son el botillo (un embutido que se prepara a partir de la costilla y el rabo de cerdo, adobados con pimentón, ajo y otras especias, que es ahumado a leña), el pimiento asado, las castañas, las cerezas, la manzana reineta, la pera conferencia y, claro, el vino.
Dulces, pecosas, con mucho jugo y cosechadas a mano, la calidad de las peras se preserva con el sello de la Marca de Garantía: un comité de cata se reúne anualmente para verificar que el fruto bajo análisis reúne las propiedades necesarias para portar esa distinción.
En el caso del pimiento, hay indicios de que en Ponferrada, ciudad donde se celebran anualmente encuentros templarios con eje en su castillo medieval, se lo empezó a cultivar a mediados del siglo XVII. Se lo asa para ahumarlo y se lo pela a mano sin lavarlo para preservar su sabor.
Tiene Indicación Geográfica Protegida y este pimiento resulta ideal como guarnición de carnes y pescados, pero también es parte de rellenos perfectos para las empanadas, tartas con masa gruesa que tienen corazón de atún, pollo, jamón, chorizo, cebolla o papa. Y hasta se usa para preparar mermeladas.
Los productores de cerezas, a las que definen como “golosinas naturales”, también se rigen por la Marca de Garantía del Bierzo, que establece tres variedades según su momento de recolección: tempranas, media estación y tardías. Es importante el tiempo porque se trata del único fruto de carozo que no madura fuera del árbol.

Un dicho popular aquí reza: En El Bierzo, las montañas que no dan vino, dan castañas. Y es cierto. Un colchón de flores de estos árboles -muchos de los cuales tienen más de 500 años- tapiza las caminatas por senderos y bosques.
Protegidas también por su propia Marca de Garantía, las castañas de El Bierzo se consumen en platos dulces y salados, frescas, secas, en harina (más dulce que la de trigo, por lo que es ideal para pan dulce, magdalenas y tortas), cocidas, en pasta, en conserva.
En cuanto a las manzanas, las reinetas son aplanadas, achatadas, de piel verde sin brillo y con marcas como de herrumbre. Son de pulpa dura, cero arenosas, muy jugosas, con aroma intenso y una particularidad extra: poseen cinco veces más vitamina C que cualquier otra manzana. Por eso las distinguen con sello de Denominación de Origen.
Otras curiosidades gastronómicas de la región: más del 90% del lúpulo que se emplea en la elaboración de cerveza en España proviene de Castilla y León, más específicamente de la ciudad de León. Aquí, los monasterios (muchos visitables y en pie desde hace centurias) fueron no solo centro de conocimientos sino también de producción de vinos.
Esa elaboración artesanal se unió a la cultura romana y la posterior influencia celta para obtener de esta tierra (El Bierzo deriva de bergidum, para los romanos, vergel) sus mejores frutos.
Vestigios del comienzo del siglo pasado, resisten en el paisaje de algunos pueblos, como Villafranca, chimeneas de alcoholeras, plantas donde se elaboraban bebidas blancas y tenían esas altas columnas de ladrillos como escapes de gases de la fermentación. Ahora albergan nidos de cigüeñas, desde donde las aves ven pasar visitantes de todo el mundo porque un 20% del turismo que llega a la comarca es internacional.
En nuestra próxima nota sobre El Bierzo, maridajes con miel, juegos de escape, spas, cabalgatas, cicloturismo, paseos en kayak y más atractivos que se suman a los menús degustación y las visitas a los viñedos con los que las bodegas de esta región proponen recorridos distintos y enriquecedores.
GPS
Más info: www.bierzoenoturismo.com
FOTOS: GENTILEZA ENOTURISMO BIERZO
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