Robert Rodríguez cocina

¿Qué hace Robert Rodríguez delante de cámaras, con delantal y gorro de chef?

¿Qué hace Robert Rodríguez delante de cámaras, con delantal y gorro de chef? Un mítico director de cine que además es cocinero unió sus dos pasiones: comida y films. Por separado, pero todo junto. Un mix de consejos gastronómicos, celuloide y filosofía de vida.

Daniela Pasik

Gastronomía

Gastronomía

Es antiguo, aunque no viejo. Tiene ya casi dos décadas, pero sigue siendo genial y novedoso. Fue un hit de culto que se encontraba como extra en algunas de las ediciones en DVD de sus películas. En un momento se perdió en la maraña del tiempo.

Pero los fans, del cine o de la cocina, lo recuperaron en YouTube. Y además está en la página del director, prolijo y fácil de encontrar.

Ten minutes cooking school son pequeñas películas, o mini programas de cocina, que mezclan recetas con filosofía al paso. Todo en 10 minutos, claro.

Robert Rodríguez fue filmando y compartiendo estas pequeñas maravillas con el público. Su filmografía no narra cocinas, pero la gastronomía está inmersa en sus historias. Y en su vida.

Robert Rodríguez cocinaEntrada, primer plato y postre de Robert Rodríguez

Así empieza la cosa. En 1992, Rodríguez escribió, dirigió, fotografió, montó y grabó el sonido, editó y hasta casi distribuyó a pulmón su primera película, El mariachi, con un presupuesto de solo u$s7.000. Fue la entrada al mercado internacional del español Antonio Banderas.

Casi con el mismo esfuerzo y dedicación, pero algo más de dinero, en 1995 hizo la secuela, Desperado, y presentó al mundo a la mexicana Salma Hayek.

En 2003, ya con apoyo millonario y éxitos de taquilla en su haber, se estrenó en Estados Unidos Once Upon a Time in Mexico. Llegó a América Latina al año siguiente como Érase una vez en México.

Es la tercera y última parte de su trilogía, un combo de gesta heroica que además es vórtice de novedades y primeras veces.

Como en las entregas anteriores, Robert Rodriguez la escribió, dirigió y también editó. Además de Banderas y Hayek, en el elenco están Johnny Depp, Willem Dafoe, Mickey Rourke y Eva Mendes.

Y a modo de cereza del postre, no solo aparece el gran Danny Trejo, sino que también actúan el cantante Rubén Blades y hasta su colega Enrique Iglesias.

“¿Estás disfrutando mi pibil?”, pregunta pendencieramente el agente Sands (Depp) mientras alguien se come su platillo. “Un puerco rostizado nada elegante, solo mi favorito”, explica en otro momento. Siempre lo anhela y hasta ha llegado a matar por su antojo.

Robert Rodríguez cocinaDetrás de cámara, y de las hornallas

Justamente, el primer episodio de Ten minutes cooking school es la receta de puerco pibil. Es la versión personal de Rodríguez de la cochinita pibil, un plato originario de Yucatán que se sirve envuelto en hoja de plátano.

Es carne de cerdo adobada en achiote y cocida dentro de un horno de tierra con una técnica prehispánica conocida como píib. De ahí su nombre.

“Hola, soy Robert Rodríguez y en el episodio de hoy te voy a mostrar cómo cocinar ese plato”, dice mientras camina por su casa con la cámara en modo selfie, mucho antes de que existiese el concepto selfie. Tiene una bandana para que el pelo no caiga sobre la preparación. Entra a la cocina y te lleva con él.

Antes de desplegar sus dones culinarios, anuncia: “Tengo muchos amigos que no saben cocinar, algo que nunca pude entender. Porque… no saber cocinar es como no saber tener sexo” (literal, dice, canchero y sencillo como uno de sus personajes recios: “Not knowing how to cook is like not knowing how to fuck”).

Dispone los ingredientes, prepara la mesada, sigue tirando iluminaciones al paso. Por ejemplo: “Vas a comer el resto de tu vida, es mejor saber cómo hacerlo”. Y empieza con lo que llama “un plato muy sencillo, apenas lo suficientemente complicado como para impresionar a tus amigos”.

Claro que la cámara es dinámica, no siempre la lleva en la mano. Es Robert Rodríguez. Cambia el plano para capturar la atención, hay vértigo y velocidad en la edición, pero también detalles para ver exactamente qué hace. Cómo lo hace. Sonido ambiente cuando hace falta y también música, en otras partes. Y te habla a vos, mirando a la lente, tus ojos.

Robert Rodríguez cocinaEsa es su heladera, y los papeles que tiene pegados en la puerta. Su ventana, sus utensilios de cocina. Te explica qué es el achiote (una semilla roja), cómo usarlo fácil (con el molinillo de café), te dice que lo reserves solo para eso (si no vas a tener un café con gusto a condimento). Pica con un cuchillo enorme. Raspa la tabla. Te avisa cuándo prender el fuego.

Es un amigo, un chef, un profe piola, un chico lindo, un director de cine genial. Y te enseña a cocinar. También te dice que pienses cuáles son tus tres platos favoritos y aprendas a hacerlos. Que después hagas el menú de tu restaurante soñado. “¿Cómo sería?”, pregunta, y te muestra el suyo. Cuenta que lo tiene en su casa y que si va alguien de visita puede pedirle que le prepare cualquiera de esas cosas.

Termina con el plato servido. Y se lo come. Y qué hambre. Qué ganas. Desde tu casa sos el agente Sand, dispuesto a matar por un puerco pibil. Volvés al mundo y están los comentarios bajo el video que subió un usuario el 26 de mayo de 2006 a YouTube. A través del tiempo y hasta ahora hay charla ahí. Como una Cueva de Altamira gastronómica-cinéfila.

Mucho más que cena y cine

En 2005 se estrenó Sin City, una co-dirección de Robert Rodriguez con el guionista y dibujante de cómics Frank Miller, autor de las historietas originales. Una ciudad depravada y decadente es el escenario en el que se cruzan varias historias. Trágicas, melancólicas, violentas, ásperas.

En el elenco están sus habituales, sus descubrimientos, sus rescatados del olvido. Es un festival para el fan. Mickey Rourke maquillado irreconocible. Rutger Hauer de villano, pero con la misma poesía que su Roy Batty en Blade Runner. Brittany Murphy, Clive Owen, Rosario Dawson, Benicio del Toro, Bruce Willis, Michael Madsen y hasta está Miller en un pequeño papel.

Ese mismo año salió en los extras del DVD Ten minutes cooking school: Sin City Breakfast Tacos. Ningún personaje los come en la película. Pero Robert Rodriguez solía prepararlos para el equipo de trabajo cuando se quedaban filmando o editando toda la noche, cuenta.

Así que el paseo, esta vez, es desde su estudio hasta la cocina. “Nos daba hambre, era un poco tarde para cenar y algo temprano para desayunar”, dice y anuncia así los tacos, la comida que considera “genial para cualquier hora”.

Robert Rodríguez cocinaEn este episodio avisa que volvió con las recetas porque mucha gente le contó que había hecho el puerco pibil y le pidió más. Esta es más fácil, dice. Mientras come un taco, anuncia: “Si aprendés a hacerlos, se te van a antojar siempre, por el resto de tu vida. Como a mí”.

Es divertido que Robert Rodriguez sea tu anfitrión. “Agarrás las tortillas industriales que se compran en el supermercado y las tirás a la basura”, dice, y pasa a enseñarte cómo las hacía su abuela. Amasa, las pone a la plancha. Las guarda. Hace el relleno de huevos y papa, su favorito. Hace otros. Emplata. Qué hambre.

La tercera entrega es de 2007, Ten minutes cooking school: Texas Barbecue… from the GRAVE!, que salió en los extras del DVD de Grindhouse, que co-dirigió con Quentin Tarantino.

Es la receta de la barbacoa secreta, “una de las mejores del mundo”, de JT Hague (Jeff Fahey), el dueño del restaurante The Bone Shack en Planet Terror, el mediometraje de Robert Rodriguez.

También está Ten minutes cooking school: Volcano Cookies, casi un paso de comedia con su hija Rhiannon, que era una niñita. Apareció en los extras de su película infantil La Piedra Mágica, de 2009.

Además, participó en programas de televisión, como Guillermo Makes a Taco, un Cooking school especial para el Show de Jimmy Kimmel en 2015, o cuando fue en 2017 a The Chef Show, de John Favreau.

Son, además de clases de cocina, cortos entretenidísimos que tienen aún más bonus. Colateral, pero no casualmente, para quien quiera verlo mientras come alguna delicia mexicana, Ten minutes cooking school es un compilado de lecciones prácticas de cómo hacer cine con presupuesto cero, buen gusto y una idea.

Autor

  • Escribe cuentos, novelas y poemas. Fue bartender, no come animales y bebe whisky en vaso pequeño. No le alcanza una sola vida para hacer todo lo que le interesa y trabaja como periodista para conocer muchos mundos. Se especializa en cultura y colabora en medios nacionales como Revista Ñ y Tiempo Argentino, entre otros. Hizo los libros de investigación Porno Nuestro. Crónicas de sexo y cine (Marea, 2014), y Hacerse. Viaje de una mujer en busca de la cirugía perfecta (Grijalbo, 2010). Es docente en ETER-Escuela de Comunicación y coordina el Taller de Narrativa Las Herramientas.

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