
El sueño de la bodega propia puede tener un puñado de variantes: se parte del viñedo, se parte de la marca, se parte de la bodega. O se parte de todos ellos al mismo tiempo. Ese es el caso de Urqo, la bodega, la finca y los vinos de Familia Urquía, cuyas primeras etiquetas –los vinos Palo Santo Malbec y Palo Santo Cabernet Franc– acaban de llegar al mercado.
Para un lector desprevenido, familia Urquía no dice mucho. Pero con un poco de atención uno se da cuenta de que hablamos de productores agropecuarios y de la agroindustria que se cuentan entre los más relevantes del país. Con sólo mencionar uno, Aceitera General Deheza (AGD) fundada por Adrián Urquía en 1948, Urqo gana otra dimensión.
Hace unos 15 años, la segunda y tercera generación de los Urquía, Roberto y sus cuatro hijas, decidieron diversificar esfuerzos y entrar al mundo del vino sin otra idea en el horizonte que la de aprender a desarrollar un negocio de excelencia. Querían operar en la misma sintonía de calidad trazada por la historia familiar, pero ahora en otra rama de la industria.
“Somos cuatro hermanas bien enfocadas en lo que nos gusta y tenemos profesiones y pasiones distintas. Soy la mayor, ingeniera y terapeuta; Soledad es editora y escritora; Cecilia es bioquímica; y Lucía, ingeniera, tiene un master y es directora de operaciones de AGD”, dice Dolores Urquía, hoy al frente de la bodega.

Vinos Palo Santo
Visión y realidad
El vino es un producto natural, noble y alineado con el ADN de la familia, a quien el medio ambiente y la ecología le resultan prioritarios. En eso, el Valle de Uco es un lugar emblemático. Y Urqo es, entonces, la unión de la familia Urquía con el Valle de Uco.
Dolores Urquía subraya las ideas con las que delinearon la bodega: “Queremos llevar adelante las ideas de energía renovable, cuidado del entorno y buenas prácticas, del cuidado de la gente y de todo lo que hacemos desde nuestro trabajo, tanto en la bodega como en la finca. Respetar, cuidar y hacer crecer. Esa es nuestra visión”.
Ahora, Urqo es una realidad alineada con esos objetivos. Hoy ejecutan un plan de inversión para emplear iluminación led, establecer calderas alimentadas a energía renovable y llevar todo el esquema productivo a un sistema híbrido entre paneles solares y la línea de alimentación tradicional.
Entretanto, están certificando 50 hectáreas orgánicas de las 250 que tienen en tres fincas en el corazón de Valle de Uco –Cordón del Plata, Tupungato–. El 70% de la superficie es Malbec, aunque hay otras uvas como el Franc, del que tienen 20 hectáreas cultivadas.
La bodega fue construida en 2015, con la mejor tecnología disponible y capacidad para elaborar la finca completa. A la fecha están certificados para normas HRCCP y pronto para Vegan Free. En este momento, sus vinos salen a la calle y cualquiera se da cuenta de que la cosa viene en serio.
Federico Ruiz, Gerente General de la bodega, lo pone en perspectiva: “Tenemos viñedos maduros, y producimos 3 millones de litros con tecnología de punta. Hasta hace poco elaborábamos vinos con altas exigencias de calidad para terceros, desde la mejor zona de Tupungato. Ahora vamos con nuestras marcas, tanto para el mercado doméstico como para el de exportación”, describe.
Con la marca de vinos Palo Santo, Urqo pone las primeras botellas en la calle, un Malbec y un Cabernet Franc de alta gama que se ubican en la base de ese segmento. La distribución contempla tanto vinotecas como restaurantes. “La idea es ofrecerle al consumidor marcas cercanas, que puedan hablarle y acompañar momentos y ocasiones de placer”, define Ruiz.
Vinos Palo Santo, la novedad
Palo Santo es una madera sagrada, pero también es el fuego, el humo y la energía que se desprende de ella. Para los chamanes de etnias como los aimaras y los quechuas, quienes utilizan el palo santo con fines terapéuticos y espirituales alejando las malas energías, esta madera noble tranquiliza y llena de vida los hogares y espacios.
Ese es el sentido con que Urqo dota a sus vinos: metáfora de transformación y renovación, estos flamantes tintos también marcan el inicio de una nueva etapa. La enología está en manos de Leonardo Pisano, mientras que la agronomía la conduce el experimentado Gustavo Soto.
Palo Santo Malbec 2021
Es un claro ejemplar del Valle de Uco. Púrpura intenso, ofrece ciruelas y guinda fresca con un pétalo de violeta y hierbas de pedemonte, jarilla principalmente. Con cuerpo medio y taninos de grano fino, la frescura le confiere una expresión alegre. El recuerdo de la fruta es persistente y grato.
Palo Santo Cabernet Franc 2021
Va en la misma sintonía varietal. Púrpura a la vista, recuerda ceniza y hierbas, con frutas como arándanos y moras. Franco y de paladar ceñido, la fruta y los taninos presentes lo revelan un vino intenso, que ganará mucho con la guarda en botella.
Para Dolores Urquía, ver este sueño hacerse realidad es algo emocionante: “Que el vino lleve el nombre de un árbol tan especial significa traer en cada detalle, cada acto, algo de aquello sagrado y milenario a nuestra vida cotidiana, a nuestros pequeños momentos de contacto, de unión e integración”, describe.
Los vinos ya se encuentran a la venta, a un precio de $1800.