Si hubiera que rescatar cocinas innovadoras de la escena mendocina, hay tres proyectos con menús vegetarianos y veganos que brillan con sello propio, nacieron en pandemia y ganan cada vez más adeptos. Allí, vegetales, fermentados, masa madre y otros ingredientes se combinan en platos frescos, saludables y deliciosos.
Muchos son los motivos que invitan a aventurarse en estas nuevas propuestas donde la creatividad convierte a los platos verdes en una experiencia de sabores sorprendentes. Y, como atractivo extra, se ofrecen en lugares de pocas mesas donde todo es familiar y los mediodías o noches se vuelven sitios de encuentro. Acá te contamos todo lo que descubrimos.
Restós veggies en Mendoza, para picotear
A lo lejos se ven unas pocas mesas, un par de velitas encendidas y una pared pintada con gardenias. Y así como se puede estar en la vereda, enfrente, en el pasto, al costado de las vías del metrotranvía, otros habitués beben y comen felices sobre mantitas, al aire libre.
Podría ser una reunión social, pero es un restaurante y abrió hace alrededor de dos meses con el nombre de Gardenia. Entusiasma a más de uno con su concepto: platitos para compartir.
Adentro no hay lugar, solo una barrita y una heladera que oficia de mostrador y divide el espacio de la cocina. Con una sonrisa y un brazo tatuado lleno de verduras, te recibe su dueña, Ginella Mazzocca, una cocinera de 26 años que, con frescura, armó este lugar tan modesto como lleno de personalidad.
El menú es escueto: siete platos y un postre. La carta de vinos cuenta con unas 15 etiquetas. “La diseña un amigo sommelier, y la actualiza todos los meses. Hay una buena variedad de frescos porque nuestra comida va mejor con ellos. Blancos, rosados, naranjos, tenemos algún verdejo… El vino que más vendemos es el de uva Criolla. También hay algún tinto clásico, como Cabernet Franc o Malbec”, detalla.
El concepto del restaurante es “platitos para compartir, que pueden servir de entradas o de principales. Venís con un par de amigos, una mesa para tres personas, pedís cuatro platitos y pan y cada uno va sirviéndose en su plato. Es como un picoteo”, cuenta la cocinera.
Gardenia cambia de menú cada cuatro semanas. Entre los platos recientes, resalta un curry de garbanzos, coco, chutney de mango, cilantro y yogurt; burrata con cerezas en aceto, pistachos y albahaca, y un postre con banana, tahini, dulce de leche, coco, frambuesas y semillas de zapallo.
De este modo, propone un recorrido no solo por las estaciones sino por los matices que ofrece cada una y que hacen tan especiales las temporadas mendocinas.
Delivery con sabor
Vicente Rucci Dallas es actor de profesión y el teatro se respira en este refugio ubicado en la sexta sección de Mendoza. La puesta en escena, en el patio de su casa, está lista, con todos sus detalles. Los platos, las frutas, las plantas, el mantel blanco con puntillas y el aroma en el aire hacen que la bienvenida sea especial.
La mesa larga y comunitaria espera junto a los asientos y cobrará vida en un ratito, cuando lleguen los comensales y el encuentro se vuelva como los de antes, personal, cercano, cálido. Como todos los miércoles, Muchachito delivery abre su espacio dentro de una propuesta que requiere reserva previa por tratarse de un restaurante “a puertas cerradas”.
De entrada, sopa -aun en los meses cálidos-, un plato que va variando sus ingredientes, al igual que los tentempiés. Nueve platitos se pueden ver sobre el mesón: berenjenas, quesos, panes… una buena variedad de recetas.
Después de la charla y el disfrute, el plato principal hace su entrada: risotto con hongos especiado con manzanilla y, para el cierre, el postre, o “mañitas dulces” como las llama Vicente, haciendo alusión a un chiste que hacen entre amigos para concluir las comidas con una “última caricia”.
Muchachito delivery nació en Valparaíso, Chile, en 2017 con un emprendimiento de hamburguesas veggies, y en 2019 aterrizó en Mendoza.
“La cocina estuvo siempre presente en mi vida y en mi familia. Hoy este lugar es mi refugio y en esta casa se hace pan casero, conservas, entre otras preparaciones. Es un emprendimiento vegano, autogestivo y de investigación. Me gusta explorar y poner al fuego toda mi creatividad. Mi cabeza habla en recetas. Muchachito delivery es un restaurante a puertas cerradas, pero también es un cocinero -de ahí el nombre-, una persona que organiza eventos y ferias y brinda talleres. Y todo sin salir de la premisa de una cocina vegana”, define el anfitrión.
Deleite natural
Los encurtidos y los fermentados son las estrellas sobre las tablas. Victoria Baum, escenógrafa y gastronómica, es la creadora de Banquete Natural y durante la pandemia se obsesionó con estos procesos alimenticios a tal punto que su casa “apestaba a ácido y había frascos en todos los rincones, por todos lados”.
Sus comienzos en la cocina fueron de la mano de Francis Mallmann, luego pasó por el área de turismo de Ernesto Catena y, en una búsqueda de independencia laboral, se asoció con dos amigas para crear un proyecto gastronómico itinerante: un banquete natural para grupos reducidos. “Quería compartir lo que me gusta, cocinar, beber y disfrutar entre amigos”, precisa.
La idea es simple y atractiva. Propone embarcarse, por un rato, en una experiencia completa: desde una cena a puertas cerradas donde podés tomarte un vinito y comer algo rico, o comer bajo el concepto de pop up, disfrutando de una variedad de sabores que permiten probar y degustar, y donde todos comen de todo.
Hummus, labneh con kefir de leche, rabanitos encurtidos a la plancha, repollitos de Bruselas con pomelos rosados y salsa de maní, papas con ensaladas de chucrut y hierbas y fainá crocante con ensalada de quinotos encurtidos y queso azul son algunas de las opciones con las que tentaron en los últimos meses a los visitantes.
Con gran cuidado estético y un despliegue propio de alguien que viene del arte escénico, las preparaciones con vegetales y los vinos orgánicos, naturales y biodinámicos son los que marcan la diferencia bajo las luces del show.