¿Vinos de autor argentinos? Cuando se lleva un rato en esto de beber copas, sorprende darse cuenta un día que el enólogo que uno conoció al frente de una bodega ahora lanza un vino propio, pero sigue llevando las riendas de aquel emprendimiento.
Decimos sorprende porque es raro que en alguna industria creativa un empleado haga un spin off de su propio estilo y emprenda un camino sin cortar amarras.
Pero no en el vino. En este ámbito es de lo más corriente, aunque es una decisión no exenta de cierta controversia. Como se dice en otras disciplinas, una parte de la biblioteca está a favor y otra está en contra. Ambas tienen buenas razones para argumentar sobre los vinos de autor argentinos.
Vinos de autor argentinos

Marca personal, los pros y las contras
Entre los que están a favor de los vinos de autor argentinos –y nos incluimos en ese grupo– la idea de darles rienda suelta a los impulsos creativos de los enólogos y viticultores es también una forma de incentivar la innovación, los caminos de riesgo y el descubrimiento de otros vinos.
También, una forma de evitar que un técnico bueno se pinche sin poder dar aire a sus ideas, que permitirían derramar prestigio sobre la bodega.
Entre los que están en contra, asiduamente se argumenta que se establece una competencia desleal, que se usan redes comerciales creadas por la empresa para beneficio personal y hasta que desvían la atención de los proyectos importantes de las bodegas.
En medio de esa puja, una cosa resulta apabullante: al cabo de una corta o larga trayectoria, los enólogos lanzan su vino personal.
Al fin y al cabo, en todo trabajo creativo la impronta es la gracia. Hay quienes la usan de trampolín a la vida independiente y están los que la ven como vía de realización.
La góndola, para beneficio de los bebedores, se nutre de ricos vinos. Algunos empujan la frontera de lo conocido, otros son la maestría de cierto estilo y un puñado resultan reiteraciones de lo ya existente.
15 casos de éxito de vinos de autor argentinos
El Enemigo. Es el caso emblemático. Alejandro Vigil, enólogo de Catena Zapata, lanzó esta marca exitosa con la cosecha 2007 y llegó a ser un ícono de estilo. Hoy el círculo es virtuoso para ambas partes. El Enemigo Malbec o los single Vineyard de Bonarda dan una idea del estilo que trabaja.
Imperfecto. Otro de los casos paradigmáticos. Daniel Pi, enólogo jefe de Peñaflor hoy al frente de Bemberg Estate Wine, lanzó dos marcas propias hace cosa de una década: Tres 14 Malbec e Imperfecto, un Malbec con un toque de Cabernet Franc. Ambos con el estilo amplio y rico de su mano.
Persé. Podría ser el paroxismo de esta tendencia: David Bonomi, enólogo de Norton, y Edgardo Del Pópolo, agrónomo de Susana Balbo, trabajan juntos en la elaboración de Persé en un singular viñedo ubicado en el Monasterio del Cristo Orante, en Tupungato. De alto precio, se consigue a cuentagotas.
Vinyes Ocults. Hay también una nueva generación metiendo mano en este asunto. Es el caso de Tomás Stahringer, enólogo de bodega Polo, quien practica estilos radicales en su proyecto personal. El Malbec con maceración carbónica o sus espumosos dan buena cuenta de ello.
Puramún. José Galante es un experimentado enólogo, hoy chief wine maker de Salentein. Con su familia lleva adelante Puramún, en su personal estilo de elegancia. El Chardonnay, especialidad de Galante, es una joyita. Pero el Malbec no se queda atrás.
Puppato. Leonardo Puppato es el enólogo de Familia Schroeder. En Mendoza, y desde un viñedo y bodega familiar, elabora un blend de Malbec y Cabernet Sauvignon que se vende bajo la marca Puppato.
Pajarito Amichu. Detrás de estos vinos está Sergio Casé, enólogo de Trapiche, que elabora un Barbera D’Asti, por ejemplo, como una completa rareza de tradición italiana y familiar, como los Casé. También hace un blend de base Malbec.
Desde Los Polos. Andrés Vignoni, enólogo de Viña Cobos, y el sommelier Mariano Braga elaboran este Pinot Noir cuya segunda y última añada acaba de aparecer. Es otra vertiente posible en este mundo, donde un enólogo exhibe su creatividad con un vino en sociedad. Hay muchos casos así.
Inimaginable. En Santa María, Catamarca, el enólogo Claudio Masa al frente de Chañar Punco propone un Malbec de estilo moderno. Calibrado en las nuevas ideas de la casa, consigue expresión pura y sabor. Por ahora es un solo vino.
L’Amitié. Francisco Puga, enólogo de El Porvenir de Los Andes, elabora en familia estos vinos, además de la marca Los Tordos. En un estilo novedosos para el Valle Calchaquí, vale la pena probarlos, en particular L’Amitié. Otro planeta.
Piloto de Prueba. Emile Chaumont y Daniel Guillén, respectivamente segundo enólogo en El Esteco y agrónomo de El Porvenir, elaboran juntos este blend salteño. Base Malbec, con Cabernet Sauvignon y Tannat, refrescan el panorama norteño.
Asa Nisi Masa. Entre los vinos de enólogos jóvenes, detrás de este homenaje a Fellini están los franceses Thibaut Lepoutre y Quentin Pommier –enólogo y ex enólogo respectivamente de Piedra Negra– que, además, embotella Mundo Revés Malbec. De estilo potente, son tintos puros de Los Chacayes, Mendoza.
Blend A. Pepa. El enólogo radicado en Cafayate Alejandro Pepa, al frente del equipo de El Esteco, elabora este corte de base Malbec, con Cabernet Sauvignon y Tannat con uvas de la zona. Rico tinto calchaquí, lo comercializa a cuenta gotas con su familia.
Belmonte Winegrower. Marcelo Belmonte es el jefe de viñedos del Grupo Peñaflor. Elabora un blend de Malbec con distintos terroir de Valle de Uco. La primera añada es la 2017 y acaba de salir. Aún no lo hemos probado.
Thibaut Delmotte. Oriundo de Borgoña pero afincado en Molinos, Salta, el enólogo de Colomé lanzó el año pasado sus primeros vinos personales. El Malbec sin sulfitos, con uvas de Cachi, es un fuera de serie.