Más que nunca, el planeta está patas para arriba y suceden cosas extrañas, curiosas y delirantes constantemente en todos los ámbitos. El mundo de la gastronomía no es la excepción, y por eso te mostramos platos y fenómenos culinarios que dan que hablar en la pandemia nuestra de cada día.

Curiosidades gastronómicas para todos los gustos

Hongeo: el plato surcoreano más hediondo del mundo

El pez de cabeza aplanada es el principal ingrediente del Hongeo, un plato típico de la región surcoreana de Jeolla que huele a baño público. ¿A qué se debe semejante particularidad? Básicamente, al hecho de que este animal micciona a través de su piel. Tal es así que el hedor queda en la boca del comensal y en su ropa durante tiempo, por lo que los restaurantes que lo sirven recomiendan que los clientes sellen sus abrigos en bolsas de plástico antes de entrar.

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Hongeo, el plato más oloroso del planeta.

Si bien se lo come estilo sashimi (crudo cortado en lonjas, con salsas), se lo suele preparar junto con bossam (paleta de cerdo hervida en especias) y kimchi (verduras saladas y fermentadas). Para dimensionar el fenómeno, se consumen 11.000 toneladas de este pez sólo en Corea del Sur cada año. Pero si te quedaste con las ganas, googleá con un broche en la nariz otra delicia parecida: el no menos hediondo hákarl.

Un refrescante patrimonio cultural 

Lo preparaste en el club, a la vera del río o al costado de la pelopincho; le pusiste jugo, gaseosa o hierbas y lo defendiste toda la vida de sus detractores, y quizás hasta se te escapó un ¡Añámemby! cuando cebaste un tereré bien helado. Su momento glam e internacional, sin embargo, le llegó: según UNESCO, el vilipendiado tereré es Patrimonio Cultural de la Humanidad ¡Tomá pá vó! 

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Tereré, Patrimonio Cultural de la humanidad.

Para la institución, la importancia de la infusión se relaciona con la preservación de la identidad cultural guaraní. Por su parte, la  ONG Yerba Mate Argentina explicó los orígenes del tereré y una curiosidad acerca de su nombre: “Durante la Guerra del Chaco (entre Paraguay y Bolivia, 1932-1935), las tropas paraguayas comenzaron a beber el mate frío para no encender fuegos que delataran su posición (…). El nombre “te-re-re” es una onomatopeya que imita el sonido del agua al ser sorbida, y remite al ruido de los tres últimos sorbos finales de cada mate”.

Vestuario de etiqueta (negra)

Después del tereré viene la cena y luego, el whisky. Para estar a tono, nada mejor que elegir alguna de las más de 5000 remeras alusivas al whisky que tiene en stock www.etsy.com. Este e-commerce promueve creadores independientes y hace foco en los productos artesanales a pequeña escala, con la sostenibilidad y el impacto ambiental como banderas.

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Whisky hasta en las remeras, parece ser la premisa de estos diseñadores.

Los diseños son originales y divertidos. Algunas de las inscripciones son: “Bourbon: brown water for fun people” (Bourbon: agua marrón para gente divertida), “I like whisky and maybe 3 people” (Me gustan el whisky y quizás tres personas), “I make whisky dissapear, what’s your superpower?” (Hago desaparecer el whisky. ¿Cuál es tu superpoder?). Además de productos nuevos, el listado incluye algunas piezas vintage de colección emparentadas con la cultura de las motos y el blues sureño. 

Chanchos, churros y chocolate 

El whisky bien puede ser parte de la sobremesa, y esa instancia suele incluir algo dulce. Ahora bien, si de casualidad estás por Tafí del Valle, te pasamos el dato más trendy de la temporada -y no, no es una variante del dulce de cayote-: ¡clavate unos chanchichurros bañados en chocolate y sé cacique en los Valles Calchaquíes! Son simpáticos cerditos hechos con masa de churro y bañados en chocolate, íntegramente tallados (ponele) a mano. ¡Andá a buscarla al ángulo, Pallarols! 

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Chanchichurros bañados en chocolate, de Tafí del Valle, Tucumán.

El genio escultor detrás de la obra es Claudio Andrés “el Turco” Alí, integrante de una familia de vendedores ambulantes. En la actualidad es dueño de dos puestos de churros y pralinés: el de Tafí es en Avenida Perón 55 y su sucursal de San Miguel queda en Crisóstomo Álvarez y Congreso. Claudio describe el fenómeno pastelero: “La gente suele sacarse fotos con los Chanchichurros. Una clienta confesó que barnizó uno y lo puso de adorno en la cómoda”. Difícil que el chancho chifle, pero decora.

Un bombón asesino, bombón masticable

En medio de polémicas por la implementación mundial de los hisopados anales -bajo estrictos proctocolos- te contamos que Edible Anus (Ano comestible, en su traducción) es una tienda online inglesa que desde 2006 elabora bombanos con diseño de tujes que, aparentemente, saben bien.

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Bombones con forma de ano… para paladares insolentes.

Su producto más popular es el pack de 5 unidades que incluye las variedades: dark, blanco y con leche. Cuesta la friolera de 24 libras (¡unos $5000! ¡A tomar por el culo!) sin impuestos ni gas (tos) de envío. Conscientes de la vanguardia que implica semejante producto, la empresa saca chapa de las ventajas sociales asociadas. En su web edibleanus.com manifiesta: “Creemos que el alcance del ano puede disolver límites de raza, género, clase y orientación sexual, así que difundí el goce”. Para los anales de la chocolatería.