
Hoy vamos con la receta de lechón al horno, porque el 2021 merece que lo arranquemos con todo. ¡No hay excusas! Por eso lo mejor es festejar a lo grande y cuando decimos grande nos referimos a platos abundantes, generosos, como un buen lechón al horno.
¿Levante la mano al que no se le hace agua la boca cuando llega el lechón a la mesa y esa piel crocante y dorada se parte de solo mirarla? ¡Ni hablar de cuando finalmente te toca la costillita! Vamos, es hora de aprender a hacer la receta de lechón al horno. Te vamos a sacar tan bueno que vas a poder cancherear y cortarlo con el canto del plato de tan tierno que te va a salir. Prometido.

Receta de lechón al horno
Para 10
- Lechón de 6/8 kg
- 1 cabeza de ajo
- Tomillo
- Romero
Salmuera perfumada
- Por cada litro de agua, 200 g de sal
- Tomillo, romero, hojas de laurel, pimienta en grano, 2 dientes de ajo
- 1 vaso de vino blanco por cada litro

Procedimiento para la receta de lechón al horno
- Para la salmuera, poné a hervir el agua con todos los ingredientes por 5 minutos. Dejá enfriar y reservá para pintar todo el lechón.
- Partir del lechón abierto y limpio (pedile a tu carnicero amigo que te dé una mano con su cuchillo). Disponer el animal sobre una fuente para horno y sobre una rejilla que lo contenga por completo.
- Hacer un corte en la articulación de cada pata e insertar dientes de ajo y ramitas de tomillo y romero.
- Pintá el interior del lechón con la salmuera perfumada. Dalo vuelta y pintá la piel con la salmuera y masajeá bien para que penetre la preparación.
- Otra opción es rociar la piel con sal gruesa y un chorrito de vinagre y masajearlo bien. El vinagre hará que quede todavía más crocante.
- Llevá el lechón al horno a 160°C por 2 horas y media o 3 horas y después de la primera hora de cocción andá pintando cada tanto con la salmuera. La última media hora, cuando el lechón ya está cocido, levantá la temperatura del horno para que se termine de dorar.

Tips y consejos
Más sabor. En un bol mezclá ají molido, ajo, orégano, pimentón y limón cortado en gajitos y su jugo, con un chorrito de agua. Con este aderezo mojá todo el interior del lechón para obtener un plus de sabor.
En la compra. Lo mejor es que el lechón tenga los riñones en su lugar. Si no tiene los riñones, desconfiá de su frescura. Por supuesto, tienen que estar en buen estado: brillosos, de color parejo, uniforme. Y son dos por animal, es obvio que se los morfa el cocinero.
Corte. Es importante para la cocción, y también para cortar el lechón después de cocido, que esté bien abierto. Pedile al carnicero que te lo abra completo y separe las articulaciones para que manos y patas queden bien abiertas. Si vos te animás, cuchillo en mano, dale nomás.
Fuente. Es fundamental que uses una bandeja de horno grande, que tenga reja para que filtre los jugos. Si no le ponés reja, el bicho nadará en su grasa, no queda copado.
Ojo. Si ves que a la hora y media la cola y las orejas se están chamuscando, cubrilas con papel de aluminio y las protegés del calor. Después, son una delicia.
Cabeza, ¿sí o no? Es cuestión de gustos. Dicen los que saben que es mejor asarlo con la cabeza, porque aporta sabor. Además, probá los cachetes: es un viaje de ida.