
Cumple 175 años y está más fuerte que nunca. Intenso, compañero de cenas, almuerzos, fiestas, y previas, nació en el norte italiano y encontró en Argentina su segundo hogar. Como buen seductor, tiene algunas gotas de misterio. Hoy brindamos con y por el Fernet Branca, esa mágica bebida que se acerca a sus dos siglos de historia.
1845, Milán. El boticario Bernardino Branca combina una serie de hierbas, cortezas, raíces y frutos macerados en alcohol y hace nacer así al Fernet, al que bautiza de esa manera en honor a un colaborador suizo que llevaba ese apellido.
Con el correr de los años, el éxito de la marca, alimentado por el peculiar sabor de la bebida, se derramó por toda Italia. Eran épocas en donde se valoraba al fernet como digestivo antes que como aperitivo, tal como recuerdan las viejas publicidades de revistas.
Los millones de italianos e italianas que navegaron desde su país hasta Argentina en las grandes olas inmigratorias del siglo pasado trajeron con ellos, además de esperanzas, recuerdos y un idioma propio, el hábito de tomar fernet. Así la Fratelli Branca Destilerías, creada por Dino Branca en 1907, también desembarcó en el país, para acompañar a aquellos forjadores de sueños regados gracias a sus trabajos como agricultores, herreros, pequeños comerciantes, zapateros y obreros de la construcción, entre tantos oficios.
Un predio en la calle Uspallata inaugurado en 1941, en el porteño barrio de Parque Patricios, fue el primer hogar de Fernet Branca en el país. Desde ahí las botellas de etiqueta amarilla y blanca comenzaron a inundar todos los rincones y a sellar una hermandad entre los argentinos y esa bebida. En 1982 la empresa se aquerenció en la localidad bonaerense de Tortuguitas, en donde construyó la bodega subterránea más importante de América del Sur.
En esos años ochenta, Branca se volvió un fenómeno en Córdoba en su versión combinada con bebidas cola y esa ola se extendió a Buenos Aires y mucho más allá. De hecho, ese trago es el único argentino en formar parte de lista oficial de cócteles de la Asociación Internacional de Bartenders. ¿Es la única preparación consagrada? No, claro: en la coctelería internacional existen otros tragos como el Hanky Panky, el Orange Bitter o el Branca Smash, pero aquel es el único genuinamente argento.

Como todo símbolo de la cultura popular, el Fernet Branca también se reserva una porción de misterio. ¿Cuál es la fórmula de la bebida? ¿Qué proporciones de las distintas hierbas se utilizan en su preparación, para lograr ese sabor único? Manzanilla, mirra, ruibarbo y orégano están entre los ingredientes conocidos pero solo determinadas personas de altos cargos de la empresa conocen las medidas exactas de 22 de aquellos, mientras que las de los restantes apenas las saben algunos elegidos de la familia Branca.
“La fórmula ha pasado de generación en generación, es un secreto que solo los responsables de la empresa conservan y que se mantiene en el tiempo. Es una fórmula única para hacer un producto único, casi mágico”, dice, enigmático, el conde Niccolo Branca, quinta generación de la familia a cargo de la compañía.
Un miembro del clan fundador y propietario viaja dos veces por año a la Argentina y prepara la mezcla madre, basada en esa receta. Además, en el país se le agrega un toque propio: el agua, el alcohol y la caña de azúcar que se utilizan le aportan al fernet argentino un sabor único.

Tan especial es la relación entre nosotros y esa bebida que solo se fabrica en Milán y en Buenos Aires. De esa planta en Tortuguitas además brotan otros productos como Branca Menta, Punt e Mes, Vermouth Carpano, Licor Borghetti y Vodka Sernova. Sin embargo, el Fernet clásico es el rey, un monarca tan legendario como irresistible.