
Visitar bodegas se convirtió en uno de los principales atractivos turísticos en Argentina. En 2019, casi dos millones de viajeros transitaron las Rutas del vino argentino para conocer de primera mano la mística que encierran las bodegas. Esta actividad ya es considerada un engranaje vital del motor que impulsa la imagen del vino argentino en el mundo. Es por eso que las bodegas ofrecen servicios de calidad e instalaciones cada vez más sofisticadas para recibir a los turistas que llegan de todas partes del mundo para disfrutar de una buena copa frente a la Cordillera de los Andes.
En sintonía con este fenómeno, Viña las Perdices, bodega pionera de Agrelo, Luján de Cuyo, acaba de inaugurar un moderno visitor center que es un nuevo punto de encuentro en los caminos del vino mendocino.
Sesenta años de historia para descubrir
Viña Las Perdices es el emprendimiento de la familia Muñoz López, cuyas raíces en la vitivinicultura se remontan a 1958 cuando -a poco de llegar a Mendoza desde su Galicia natal- comenzaron a producir uvas de calidad que vendían a las principales bodegas de la provincia. Más tarde incursionaron en la elaboración de vinos a granel hasta que en 2004 apostaron por la creación de vinos de alta gama.
Desde entonces se enfocan en el desarrollo de etiquetas innovadoras con un especial interés por las cepas no tradicionales, pero también con excelentes resultados a la hora de elaborar Malbec de Agrelo y, más recientemente, a partir de diferentes viñedos del Valle de Uco.
Hasta aquí solo una parte de la historia de Viña Las Perdices que los visitantes podrán descubrir durante el recorrido por las nuevas instalaciones de la bodega familiar.
Apostar al turismo
Hace años que la familia Muñoz López deseaba abrir las puertas de su casa. Pero, fieles a sus costumbres, se armaron de paciencia e impulsaron el desarrollo de un visitor centre que asegure a los visitantes una experiencia a la altura de los vinos que les permitieron convertirse en referentes de Agrelo.
“Todo lo que aprendimos durante una vida en la viña concluye no sólo en nuestros vinos, sino en aquellos que los beben y nos dejan acercarles parte de nuestra historia”, cuenta el ingeniero Juan Carlos Muñoz, Presidente y Winemaker de Viña Las Perdices.
Con esta premisa en claro, la bodega encaró el desarrollo de su Área de Enoturismo, que acaba de estrenar de cara al inicio de la nueva cosecha.
Hoy, Viña Las Perdices ofrece una notable ampliación de sus instalaciones que acompaña su crecimiento y reconocimiento, y la suma a la Ruta del vino como uno de los nuevos espacios a descubrir en Mendoza.
Con una sala de degustación, un deck y una hermosa terraza con vista a los viñedos, este nuevo espacio invita a los turistas a relajarse y disfrutar de la belleza del paisaje y del cálido servicio del equipo de Enoturismo.
Qué hacer en Viña Las Perdices
Frente a más de 300 bodegas abiertas al turismo en Mendoza, es necesario contar con un programa de actividades atractivo para los visitantes. En tal sentido, el equipo de enoturismo de Viña Las Perdices desarrolló tres diferentes opciones de degustación que se realizan de lunes a sábados, en diferentes horarios desde las 9 y hasta las 18 horas, en español, inglés y portugués.
Las familias con niños son bienvenidas en el tour. La visita comienza con una introducción sobre la familia Muñoz López, fundadora de Viña Las Perdices, y los inicios de la bodega. Luego se recorre el viñedo más antiguo, un parral de Bonarda ubicado en las proximidades de la nueva área de turismo, y continúa en el sector de tanques, donde se explica el proceso de elaboración de vinos y espumantes. Finaliza con la degustación, que se realiza en el deck, la terraza o la sala ubicada en la recepción.
Entonces, los visitantes pueden optar por:
- Degustación Las Perdices: incluye 4 vinos: 1 Varietal Las Perdices + 2 Línea Reserva Las Perdices + 1 Ala Colorada.
- Degustación Exclusiva: incluye 4 etiquetas distintivas de la bodega: Albariño + Ala Colorada Ancellota + Reserva Don Juan + Malbec Ice.
- Degustación Íconos: incluye las 3 etiquetas más emblemáticas de la bodega acompañadas por una tabla de quesos seleccionados: Reserva Don Juan + Tinamú + Alae.
- Además, se puede degustar el aceite de oliva Virgen Extra Cortijo El Olivar elaborado por Viña Las Perdices.
Todas estas propuestas incluyen la visita a la bodega y viñedos, en la que se realizan pruebas directamente de tanques, y también se ofrece una copa By the Glass o “vino tirado”. Es un nuevo sistema que se presenta en barricas que contienen en su interior un pequeño tanque de acero inoxidable, y que se está implementando en algunos restaurantes.
Un paraíso al pie de la montaña
Viña Las Perdices se encuentra en Agrelo, Luján de Cuyo, a 40 km de la ciudad de Mendoza, en el pedemonte de la Cordillera de Los Andes. La bodega está ubicada en una finca propia de 96 hectáreas de viñedos, que incluyen viñas de más de 40 años. Cuenta con más de 17 variedades diferentes entre blancas y tintas, lo que permite ofrecer un abanico de productos poco común en bodegas familiares.
El estilo arquitectónico del edificio original de Viña Las Perdices hace referencia a las construcciones realizadas en España a finales del siglo XIX y principios del XX, propio de las tradicionales bodegas mendocinas. Es de ladrillo a la vista y techo a dos aguas, con líneas de movimientos en ambos frentes, que hacen del edificio un lugar cálido y atractivo. Se priorizó una alta funcionalidad en toda su distribución, combinando alta tecnología y maquinaria de última generación. Transmite una imagen fuerte y emblemática frente al paisaje natural del Cordón del Plata y los viñedos que lo rodean.
El acceso al área de turismo se realiza a través de un camino delineado por gramíneas y aromáticas, que conduce a la cascada con la que se forma un espejo de agua que en horas de la tarde refleja el nuevo edificio. Se ingresa a través de un hall que conecta al visitante con la zona de recepción, la nave de tanques y una escalera que lleva a la planta alta.
El hall está decorado con el dibujo del Ojo de la Perdiz en el piso, que se repite en el techo, y como iris se puso un tragaluz, cuya luz natural cae puntual sobre el Iris del piso. El gran ventanal de la sala permite disfrutar de la vista al espejo de agua, la acequia, las viñas y las montañas.
A través de un deck que une el edificio con el verde, se accede a la terraza desde la que se aprecia el paisaje natural y cultural del entorno. Es una experiencia imponente para el visitante, a toda hora y en cualquier estación del año.
Reservas: [email protected] Cel/Whatsapp: +54 9 261 244 7143