Diez sabores inolvidables que dejó Bariloche a la Carta 2019

Por sexta vez, la ciudad a orillas del Nahuel Huapi se visitió de fiesta en su versión Bariloche a la Carta 2019 con una convocatoria Leer Más >>

Festivales, Gastronomía

Por sexta vez, la ciudad a orillas del Nahuel Huapi se visitió de fiesta en su versión Bariloche a la Carta 2019 con una convocatoria record desde que se creó el evento en 2014. Los números hablan por sí solos: más de  50.000 personas pasaron por la Feria Gastronómica organizada en el Centro Cívico; 82 restaurantes ofrecieron sus mejores platos a 28.000 quienes comieron; 20.000 personas votaron el mejor plato del certamen; más de 2.000 chicos participaron de las actividades vinculadas a la alimentación saludable; 25 cocineros dieron clases magistrales en los diferentes escenarios del evento.

Como si fuera poco, una vez más el sol y la temperatura fueron el maridaje ideal para que los residentes y los viajeros salieran a descubrir los sabores del festival.

Para destacar es la consolidación de un concepto gastronómico en el que Bariloche a la Carta viene trabajando desde el inicio: la cocina con identidad de la región. Más allá de la trucha, el ciervo y el cordero, en la oferta hubo peras, manzanas, hongos, morillas, vinos, flores de sauco y chocolates como sólo la Patagonia puede ofrecer.

Juliana Lopez May y Mariana “La China” Muller en plena clase de cocina

Nos quedamos con algunos highligth que no podemos dejar de contarte.

Casa Cassis

Mariana “La China” Muller es una de las referentes de la cocina patagónica. No solo por la inolvidable trucha al horno que comimos sino porque tiene huerta propia y una fabrica de vinagres naturales en donde produce también dressings de sauco, frambuesa o casis; un alineo con un equilibrio acidulado ideal para cocinar y para ensaladas. El día que fuimos estaban como invitados en la cocina “la brigada patagónica” –constituidas por cocineros locales– y Pablo Buzzo, oriundo de San Martín de Los andes y chef ejecutivo de Torino Bar & Bistró, preparó un lomo de ciervo a punto, con membrillos del lago Gutierrez y hongos que todavía hoy saboreamos.

El Casco Art Hotel

Es un hotel en que abundan las obras de arte, curaduría del marchard Ignacio Gutiérrez Zaldivar. Hay que decirlo, compiten con un vista al lago envidiable. A la hora de comer, nadie mejor que Ana Arias, su chef ejecutiva, que crea unos platos con un metiulosidad y un balance de sabores sorprendente. Indeleble es la trucha curada con su granizado de bloody Mary. Buen gusto por donde se lo mire.

Trucha curada con granizado de Bloody Mary de Ana Arias
Cervecería Berlina

Los hermanos Ferrari –dueños de la casa– se mantienen siempre inquietos. Con más de 40 variedades de cervezas es imposible no encontrar una que nos apasione. Desde las conocidas APA e IPA, tienen  versiones con chocolate, wasabi o zapallo asado. Si algún desprebenido llega y no le gusta la cerveza, no importa, te sirven una sidra de pera que se bebe sola.

Villa Beluno

Es el estreno del año. Con su nombre que recuerda a la ciudad del Véneto, región del norte de Italia, este hotel de apenas catorce habitaciones tiene el confort que ofrecen los grandes pero con la intimidad de un villa italiana. Desde la bahía de San Pedro, su vista al Nahuel Huapí deja ver una parte de la isla Victoria que no se suele conocer. Un punto para descubrir: el gran vivero de estilo inglés con cultivos hidróponicos.

Chocolaterie VanWynsberghe

De tradición Belga, este emprendimiento familiar pone el foco en materias primas locales –salvo el cacao que solo se produce en zonas tropicales, aunque de tradición barilochense–. Tienen una línea de bombones rellenos de lavanda, rosa mosqueta, frambuesa y sauco que son sinónimo de sutileza. Capitulo aparte resultan sus tabletas con flores comestibles provenientes de los cultivos hidropónicos de Hidro Flora, también de Bariloche.

Cervecería Tom Wesley

Sus más de treinta hectáreas de bosque son ideales para pasar una tarde. Además de visitar la fábrica de cervezas, el complejo tiene caballerizas, canchas de fútbol y de voley con un comedor para 300 personas. Asistimos a la presentación de la cerveza Llao Llao, una birra con un toque cítrico que es ideal para beber al sol. Para acompañar, comandado por Ariel Pérez y Lucas Rivas el staff del Hotel Llao Llao prearó unos capones patagónicos deliciosos.

El amplio jardín de la cervecería Tom Wesley
Chocolates Mamuschka

Estos chocolateros son incansables en materia de innovación. Además de venir trabajando con granos de cacao orgánico, procesados en su fabrica local, hace poco lanzaron un submarino bien beatlemaníaco que comienza flotando en la leche caliente y se va hundiendo lentamente hasta convertirse en un mar de chocolate. Realmente hipnótico.

Fruch: otra forma de manzana

No podría ser más sencillo: rodajas de manzanas deshidratas al horno y bien crocantes. En sus versiones manzana roja y verde, este es un snak que no tiene agregados y es muy posible que esa sea la clave de su gran sabor. Además es una opción saludable. El paquete dura poco en las manos.

Llao Llao

El gran hotel de montaña es un ícono de la ciudad. Y tiene mucho para ofrecer, no solo alojamiento: su gastronomía de excelencia se puede vivir desde el desayuno hasta la cena. Nosotros probamos un gavlax de trucha patagónica impresionante. Es inminente la apertura de una cava con una gran oferta de vinos que incluye sala de degustación. Un lugar para conocer es el ala Moreno, con una terraza mirando al lago y con el cerro tronador al fondo.

Lucas Rivas, Ariel Pérez y parte del staff del Hotel Llao Llao
Quesos de autor Ventimiglia

Mauricio Couly Ventimiglia es un reconocido cocinero patagónico que se volcó a estudiar sobre quesos y aprendió de la mano de Pablo Battro, una eminencia nacional en la materia. A partir de ahí no se detuvo más. Con su ya conocida dedicación y profesionalismo controla desde la materia prima –criando vacas, cabras y ovejas en su chacra– hasta el producto final en donde busca la innovación. Algunas de sus creaciones son el Patagonzola (gorgonzola de la Patagonia), el Blue Couly (inspirado en el Stilton inglés) y el Cuatro Esquinas.

Autor

  • Emiliano Rodríguez Egaña

    Es el mejor cocinero del mundo para los que tenemos el gusto de sentarnos a su mesa. Capaz de cruzar la ciudad por unas ostras o de sudar la gota gorda frente a un caldero durante horas, para el resto de los mortales es un estratega de la comunicación digital, el marketing de contenidos y otros tantos menesteres. Trabaja desde hace más de 18 años en medios digitales. Es el responsable de que no fallen los códigos de Vinómanos (plataforma que fundó en 2013), donde también escribe sobre su pasiones como la cocina, las bebidas, los viajes y la sobremesa.

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