Mucha gente se pregunta, y con razón, cuál es el vino Argentino. Es que suena en los corrillos, en las degustaciones y en las charlas de amigos que hay un tinto que ofrece la argentina y que a todo el mundo le gusta. La respuesta es una sola: el Malbec.

Para los que no bebe vinos seguido, decir el Malbec es como para los que no conocen de ropa hablar de cachemir. Y la equivalencia vale: porque si hay algo que tiene el Malbec es que se trata de un tinto definido por una textura suave como la del cachemir, pero que además suma otros atributos gratos.

Por ejemplo: el Malbec es un vino que ofrece perfume de frutas. Es verdad, pueden ser frutas suculentas, como una ciruela madura, o frutas más bien austeras pero de sabor definido, como el arándano. Pero también, en algunos casos –por ejemplo en los Malbec que viene de zonas altas, a más de 1700 metros– se presenta otros aromas como especias: algo de clavo de olor, también trazos de eucalipto y pimienta.

Pero no hace falta ser un perfumista para que te guste el Malbec y saber cuál es el vino Argentino. Porque la clave de esta variedad de uva originaria de Francia, que encontró su lugar en el mundo en Argentina, está en el color. A la vista es de un violeta purpúreo, como si la flor de la lavanda se mezclara con el de los tulipanes. Mientras que en alguna zonas, las más calientes, ese color deja de ser brillante y se vuelve algo opaco, como si estuviera dimerizado. Y en el caso de los Malbec viejos, se observa un vino de color caoba que migra en los muy viejos –más de treinta años– al naranja ladrillo.

¿Por qué es el vino más argentino?
El Malbec, como uva, se la cultiva desde mediados del siglo XIX en argentina. Pero sucede que aquí, en un clima más soleado que en Francia, encontró una expresión que no tenía en el viejo continente. Como contamos en esta historia tiempo atrás, lo que cautivó al paladar argentino es la franqueza y suavidad del vino, que ofrece potencia de sabor si estar apretado ni raspar el paladar.

Por eso, a lo largo de un siglo y medio, los viñateros lo cultivaron y multiplicaron hasta convertirlo en la uva tinta más plantada de nuestro país. A la fecha, sus 42 mil hectáreas plantadas representan ¼ de todas las uvas de argentina, pero casi la mitad del vino exportado en divisas.

Así, desde la década de 1990 en que argentina empezó a exportar vino con fuerza, el Malbec se convirtió en sinónimo de nuestro país. Ningún otro lo cultiva y elabora como lo hacemos en Argentina. Y si querés probar los más ricos, en Vinómanos hacemos cada año un reporte de los mejores. Se llama Informe Malbec y lo podés chusmear acá.

Entonces, ahora que ya sabés, ¿qué responderías a la pregunta cuál es el vino argentino?