¿Higos o brevas? Muchos asocian el sabor de los higos al calor de las siestas de verano y las tardes bajo las higueras del patio; o, para los más urbanos, al recuerdo de aquellos que se vendían ensartados en un palito en la plaza. Aunque unos pocos diferencian claramente qué comen en cada época del año, por suerte, de un tiempo a esta parte es cada vez más frecuente ver higos o brevas en las verdulerías de las ciudades.
¿Pero qué los diferencia? Las brevas llegan con los primeros calores de primavera y son más grandes y menos dulces; los higos, ya en pleno verano, cuando el calor es un hecho. Entre higos o brevas, en enero le toca el turno a los higos, más redondos y bien dulces. Esos son los que podés comer ahora.
Higueras famosas
Originarios del Mediterráneo y Medio Oriente, higos o brevas nacen de la higuera, una planta tan antigua que aparecen en múltiples escenas de la historia. Por ejemplo, parece que en el principio, además del verbo también fue el higo. La biblia dice que la higuera fue el primer árbol del Edén y que Adán y Eva se cubrían con sus hojas. ¿Y si la manzana prohibida era en realidad un higo?
Hay más: según la leyenda Buda encontró la iluminación bajo su sombra, mientras los egipcios los disponían en sus tumbas para alimentarse en la otra vida. Pizarro trajo los árboles a América y ordenó que cada familia sembrara uno. Argentina tiene uno famoso: la inmensa higuera que cobijó al pequeño Sarmiento mientras estudiaba en San Juan y que, aún hoy, da frutos.
¿Flor o fruta?
En realidad el higo no es una fruta. Si nos ponemos botánicos, vale decir que son inflorescencias: muchas flores invertidas que crecen dentro de la vaina hasta que, esa vaina, se convierte en higo. Existen numerosas variedades, pero se destacan especialmente los de Turquía, llamados “Higos de Esmirna”, que se venden secos y son una delicia.
Higos argentinos
Se cultivan en Jujuy y Salta y algo en la provincia de Buenos Aires. En general se destinan al consumo en fresco, pero también se exportan desecados a Europa y Canadá y se utilizan en la elaboración de mermeladas, licores, almíbares y vinagres.
En la cocina
Los higos maduros no duran mucho. Así que lo ideal es comprarlos el mismo día que los vas a consumir y conservarlos en la heladera. Frescos son un manjar, pero con un poco de ingenio, en la cocina ofrecen más:
La entrada perfecta: envueltos en jamón crudo y calentitos recién salidos del horno.
El plus en la picada: recién cortados con quesos varios y frutos secos.
La nota dulce: agregalos en pastas con mozzarella, tomillo, aceto balsámico.
El touch tibio: grillados a la plancha y caramelizados con un poquito de azúcar.
El postre imbatible: higos en almíbar casero, cuya receta perfecta podés encontrarla acá.