Bariloche a la Carta 2018

Bariloche a la Carta 2018: la fiesta de la cocina patagónica tuvo su quinta edición

El festival gastronómico se consolidó como referente indiscutido de la región patagónica, nucleando a cocineros y productores. Fuimos y volvimos para contarte por qué.

Gastronomía, Nota

Gastronomía

Bariloche a la Carta 2018 cerró su quinta edición y confirmó ser el festival gastronómico más convocante de la patagonia. Los números hablan por sí solos: más de 60.000 visitantes y una ocupación hotelera superior al 80% entre el 8 y el 14 de octubre últimos. En esos siete días se sirvieron más de 36.000 cubiertos en todo el circuito, a precios promocionales, mientras que los restaurantes propusieron 320 platos que compitieron por ser el mejor del festival.

Más allá de los números, el festival es una muestra vital de la gastronomía patagónica que se puede disfrutar todo el año. En eso, la participación de los productores regionales, desde quesos a hongos y de vinagres a dulces, brillan con luz propia en esta gran vidriera que es Bariloche a la Carta. Y en materia de vino, sin ir más lejos, destacaron los Pinot Noir que aportaron bodegas locales impulsadas por la dirección de vitivinicultura de Rio Negro, buscando mostrar la identidad vínica de la región.

Imposible reseñar todo lo que sucedió en Bariloche a la Carta 2018. Decenas de clases de cocina de las que participaron desde Ximena Sáenz a Julieta Caruso, Maru Botana, Pedro Lambertini, Pablo Buzzo, Mauricio Couly, Paco Almeida y tantos otros. También los casi 2.000 chicos que se fascinaron con “Supersaludable”. Los platos, las propuestas, los descubrimientos. Es mucho y sólo dura siete días.

Ahora bien, en plan de descubrir los sabores más allá del río Colorado, estos son algunos de los lugares que marcaron la cancha y en Bariloche a la Carta y que definen la apuesta patagónica.

Llao Llao: lo majestuoso de los espacios encuentra su contrapunto en la calidez de la madera local que abunda en todos los ambientes. La comida mantiene los estándares de un 5 estrellas, en cuanto a la calidad de la materia prima, y la impronta del cocinero Federico Domínguez Fontán suma en la forma en que emplea los productos locales con sofisticación. De hecho, su cestina de chocolate blanco con sauco fue premiada como el mejor postre del festival.
GPS: Ezequiel Bustillo Km 25, 8401 San Carlos de Bariloche.

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Cervecería Manush: encontrar cerveza artesanal en Bariloche no es para nada difícil; dar con una excepcional y en la que además se coma rico, es otro cantar. Eso, si no conocés Manush: un gastro pub en el que la propuesta de Takeru Adachi y Leticia García –propietarios y cocineros, con trayectoria en restaurantes con estrellas Michellin– es combinar las cervezas con platos de alta gastronomía.

¿Nuestros preferidos? Los agnolottis rellenos de yema de huevo o el Cortin de salmón ahumado, ambos con una pinta de Sauvage (ver más abajo). Dato clave: no venden sus cervezas fuera de sus locales, así es que tenés que ir hasta alguno para probarla.
GPS Av. Bustillo 3800,Km 4. S.C. de Bariloche.

 

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Restaurant del hotel El Casco: la vista que le da el embarcadero propio, a orillas del lago Nahuel Huapi, y los fuegos que comanda Ana Lucía Arias hacen que comer allí sea una experiencia que valga la pena hacer todo el viaje; desde donde sea. Para destacar: el salmón curado con jugo de hinojo y jengibre. Y como si fuera poco, el hotel ofrece obras de arte que compiten en belleza con el entorno natural. Sin dudas un paseo delicioso en todo sentido.
GPS: Av. Bustillo Km 11,5, San Carlos Bariloche / 0294 446-3131

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¿QUÉ PRODUCTOS PROBAR?


Si ha algo que tiene de interesante Bariloche a la Carta es que en un solo viaje se conocen muchos productores regionales de alta calidad. Entre los que más nos gustaron, están:

Chocolates, del grano a la tableta: desde hace unos años Mamuschka viene trabajando como diferencial tener el control total desde la materia prima hasta el producto final. Así, Matías Carzalo, uno de sus dueños, nos cuenta que la empresa importa los granos de cacao orgánico desde Venezuela y los procesa en su fabrica local, asegurándose que sus chocolates tengan los perfiles aromáticos y gustativos deseados. Las tabletas, una gloria.
GPS: Mitre 298, San Carlos de Bariloche.

Run Beer Run. La historia es así: hace poco tiempo, en los bosques patagónicos, gracias a la investigación de Diego Libkind, se descubrió que una levadura originaria de allí es la madre argentina de la levadura lager. Su nombre cientifico es Saccharomyces eubayanus, pero para los que tenemos problemas de pronunciación se puede decir Lager Salvaje. Con esta levadura en Manush desarrollaron una cerveza para deportistas, que estrenaron en el Iron Man y tuvo una gran aceptación, baja en alcohol y alto poder nutritivo. Con la misma levadura, hoy ofrecen la Sauvage un cerveza que recuerdan a las hechas con trigo con una nariz muy particular, fresca y especiada.
GPS: Dr. Juan Javier Neumeyer 20, San Carlos de Bariloche..

El reino de la frescura: Müller & Wolf es una bodega de vinagres familiar que hace años desarrolla productos a base sauco, frambuesa y cassis. Sus vinagres son realmente diferentes, como también sus famosos dressings, un aderezo con menor acidez que va perfecto para cualquier ensalada, postres o tragos, como demostró Inés de los Santos en el encuentro que hicieron en Casa Cassis –el restaurante anexo a la bodega– durante Bariloche a La Carta. ¿La novedad?
El relish de rosa mosqueta, un alíneo dulzón y con un twist picante que es la pareja ideal para la carne de cerdo.

La sal del mar: la sal marina no es un producto al que estemos acostumbrados en Argentina. Sin embargo, hace casi diez años Martín Moroni la produce desde las costas de Chubut. El resultado es Sal de Aquí y es la primera productora de cristales de sal marina de Sudamérica. El producto no solo tiene un sabor más balanceado, sino que viene en versiones como  ahumada o con wakame (una típica alga patagónica). Nosotros tuvimos la oportunidad de probar una versión con flores hidropónicas, que acompañaron un cordero del que no quedaron ni los huesos.

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Autor

  • Emiliano Rodríguez Egaña

    Es el mejor cocinero del mundo para los que tenemos el gusto de sentarnos a su mesa. Capaz de cruzar la ciudad por unas ostras o de sudar la gota gorda frente a un caldero durante horas, para el resto de los mortales es un estratega de la comunicación digital, el marketing de contenidos y otros tantos menesteres. Trabaja desde hace más de 18 años en medios digitales. Es el responsable de que no fallen los códigos de Vinómanos (plataforma que fundó en 2013), donde también escribe sobre su pasiones como la cocina, las bebidas, los viajes y la sobremesa.

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