¿Por qué las uvas se llaman como se llaman? Como todo lo que parece simple, al rascar un poco aparecen las medias verdades que sostienen lo que empleamos a diario como realidad. Eso es justamente lo que pasa con el nombre de las uvas, cuya etimología da cuenta de lugares, palabras cruzadas, animales y hasta oscuros vocablos medievales caídos en el olvido del tiempo.
Chardonnay.
Es un pueblo de Francia, en Saône-et-Loire, Borgoña. Lo que explica al menos que tanto el toponímico como la uva característica de la región, se llamen igual. Sin embargo, los etimólogos sostienen que la palabra deriva del vocablo Cardonnacum, un sitio donde crecen o se acumulan los cardos. De hecho, en Francés cardo se dice “chardon”. ¿Hay alguna característica del Chardonnay similar a los cardos? Hasta donde sabemos no, pero quizás se cruzaron sus caminos en la historia y los vinos que venían de las uvas rodeadas del un cardal, ganaron fama. Es pura conjetura. Pero tentadora, ¿no?
Riesling.
La primera vez que se usó esta palabra, según el famoso diccionario de Marriam-Webster fue en 1833 y se la empleó para denominar tanto el vino como la variedad de uva que crecía en el área del Rhin, Alemania. Pero para los alemanes también eran sinónimo del vino las ciudades famosas que lo producían, como Johannisberger, Klingelberger, Moselriesling y Rheinriesling, estas últimas dos muy evidentes, ya que lo llevan dentro de la palabra. Sin embargo, Marriam-Webster también abre la puerta al suspenso. Dice: el origen de la palabra es Rüsling, un vocablo de “origen oscuro” que ya llamaba al vino en el siglo XV.
Cabernet Sauvignon. Es el más conocido de los tintos del mundo, con base en Médoc, Francia, pero el origen de su nombre es tan incierto como especulativo. Están los que dicen que la parte de Cabernet es una desviación de “carmener”, en relación al francés antiguo donde “carmin” describe el color del vino. Y los que sostienen que es una derivación de latín “caput nigrum”, brote negro. Sobre lo que parece haber acuerdo general es sobre el final “et” en Cabernet, que en dialecto occitano se traduce como pequeño, en relación al grano diminuto de la uva. Respecto a la parte de Sauvignon, en cambio, proviene de un grupo de uvas catalogadas como “servagnin” y “sarvinien”, comentadas en diversos libros hacia el siglo XVI. Otra idea, sostiene que proviene de “sauvage”, relativo a las uvas salvajes. Aunque poco más puede afirmarse.
Merlot.
Es la más plausible de todas las etimologías. Principalmente, porque deriva del latín “merula”, ni más ni menos que el mirlo. En dialecto gascón, por ejemplo, mirlo se dice “mirlaud” que es la base de la palabra Merlot. Lo que no está claro para los gascones es si el mirlo representa el color de la uva o bien que los pájaros se comían los granos, como reza la leyenda. De todas formas, no hay duda en el mundo de las palabras que Merlot y mirlo son parientes cercanos.
Syrah.
Es posiblemente la más enigmática de todas, porque en Persia existía una ciudad llamada Shiraz de la que se especula proviene la uva. En esa línea, el origen sería la palabra elamita “Sher”, bueno, y “raz”, uva, aunque parece una especulación osada entre palabras parecidas. Y están los que dicen que deriva de “serine”, el nombre empleado en el Cote du Rhone para la variedad, cuya base sería “ser” antiguo vocablo empleado para llamar colinas bajas y estiradas. En esa línea de razonamiento aplicaría a la uva de las colinas.
Malbec.
Como con las otras variedades, poco se sabe acerca del origen de esta palabra. De los sinónimos que tiene en el viejo continente, como Auxerrois y Côt, hay más historia. Pero de Malbec, poco y nada. Están los que sostienen que sería una traducción de “Mal pico” en francés antiguo (aunque la palabra no se usara en Francia, lo que convierte en dudosa esta hipótesis), y los que sostienen que la uva tomó nombre de unos viticultores húngaros que a comienzos de 1800 elaboraban en Burdeos. Uno incluso escribió un tratado sobre el tema y lo firmó con su apellido: Malbeck. La cercanía entre las palabras hace pensar que en algún punto de la historia del siglo XIX, lo la familia Malbeck le prestara el apellido al vino y las uvas: “el vino que hacen los Malbeck”, pongamos. Pero claro: poco de todo esto se puede afirmar a ciencia cierta.
Una versión de esta nota fue publicada en La Mañana de Neuquén el domingo 6/8/2017.