Balance 2016: ocho hechos que marcaron el difícil año vitivinícola

El año pasado fue complicado en muchos frentes, aunque resultó alentador en otros. Ocho puntos para armar un balance 2016 y tener en cuenta este 2017.

El año que se fue será recordado largamente y son pocos los que lo tendrán en buena estima. Con un rendimiento negativo por quinto año consecutivo, la industria del vino atravesó en la vendimia 2016 uno de los más críticos escenario en materia de coyuntura económica. Sin embargo, no todas fueron espinas. También hubo algunas rosas. Y en plan balance 2016, estos fueron los hechos más importantes del año.

Compras y ventas de bodegas

Es una tendencia de largo plazo que se aceleró en 2016 con algunas jugadas importantes: el Grupo Peñaflor oficializó la compra del negocio de vinos de Diageo, mientras que Molinos-Nieto Senetiner compró el 50% del paquete accionario de Viña Cobos y adquirió también bodega en Uco. Dos botones de muestra que seguirán comprando, el dato es que en los últimos cinco años las empresas que venden por encima de los 500 millones de pesos al año pasaron de representar el 78,7% de las ventas al 81,3%. Según el informe del Banco Supervielle para el sector “este aumento, aunque parezca reducido, se corresponde con la facturación equivalente de una gran cantidad de empresas pequeñas.” Balance 2016, más concentración.

Cosecha dura

La vendimia trajo importantes pérdidas para Mendoza, de forma que el total elaborado este año es 1/3 menor al histórico. Esa situación liberó los stocks de vino que venían acumulando las bodegas aunque, al mismo tiempo, no cubren la merma. De modo que el precio del vino se disparó y frente a la escasez, la alternativa fue comprar graneles en Chile para cubrir compromisos. El volumen importado hasta el 23/12, sin embargo, es de 3,3 millones de litros, poco menos del 1% elaborado, según el Observatorio Vitivinícola. Balance 2016, muy malo.

La vuelta de los importados

El consumidor argentino, desde que el actual gobierno volvió a abrir la importación, tiene la posibilidad de comparar los vinos locales con el mundo. Luego de esa apertura, emergieron compañías importadoras de pequeña escala –como The Rieslgin Company o Casa Pirque, enfocada en vinos de Alemania y la otra de Francia, por ahora– mientras que Siete Spirits o Grand Cru trajeron varios vinos del nuevo y viejo mundo. Este hecho, lejos de complicar el mercado, trae aparejado un doble sinceramiento: por un lado, de calidad; por otro, de precio. En la alta gama hoy es posible beber importado al mismo precio que los locales. Balance 2016, positivo para el consumidor.

Mejores vinos, otros consumidores

Mientras que el negocio acumula una retracción del 12,7%, y representa desde 2012 una pérdida de 3 mil millones de pesos, 2016 esconde dos picos importantes en materia de negocio. Uno, los espumosos alcanzaron el máximo de facturación, con una participación del 17,9% del negocio (data Supervielle). Dos, los segmentos Premium de vinos (a contar de 70 pesos la botella) representa el 19,4% de la facturación. Diez años antes, las burbujas cubrían el 4,6% y los vinos tranquilos no alcanzaban al 8%. Esa transformación del consumo y los productos es clave para sostener el futuro. Balance 2016, muy bueno para la industria del vino.

Exportaciones complicadas

2016 también ofrece un saldo negativo en materia de exportación, con el pico histórico de caída alcanzando el valor mínimo de la década 2006-2016: 27,6 millones de cajas. Una combinación de menor
volumen y menores precios
ubicó la facturación total de la
industria en ventas off shore en un cifra similar a la del año 2006 y un 18% por debajo del máximo histórico alcanzado en 2011. El hecho se explica por la pérdida de competitividad externa por factores internos, por un lado, y por el cambio de signo en la economía mundial del vino, por otro. Costará revertir la situación en el corto plazo. Balance 2016, mejorando lentamente.

100 puntos, otra vez

En ese escenario de dificultades, otro vino argentino alcanzó los 100 puntos, en la escala de los catadores internacionales. La etiqueta en cuestión fue Catena Zapata Adrianna Vineyard Fortuna Terrae Malbec 2012 y marca, junto con Cobos Malbec 2011 que también llegó a la centena el año pasado, el creciente reconocimiento de la prensa hacia los vinos locales. Al mismo tiempo, Wine Spectator, la revista más influyente de EE.UU en la materia, publicó 102 vinos argentinos como de 90 puntos en su última edición. Todo un dato que, como balance 2016, conviene apuntar entre las cosas muy buenas.

Nace WOPA

Con el nombre de Wines of Patagonia y bajo la presidencia de Roberto Schroeder, la región inauguró este año 2016 una modalidad hasta ahora nunca implementada: la de una organización empresaria enfocada en la promoción de una región. El hecho es importante porque supone un camino diferente al resto de las regiones. En paralelo, Chubut presentó en sociedad a una docena de productores y la Patagonia se convirtió así en una de las regiones más dinámicas del año. Balance 2016, habrá que ver cómo evoluciona esta incipiente movida pero, técnicamente, es positivo.

Mundial de sommelier. Fue el evento del año en materia de vinos, sin lugar a dudas, al menos en la Argentina. Con unas 450 invitados de delegaciones de sesenta países que visitaron Mendoza y alrededores hacia el 17 de abril, el vino argentino brilló ante el mundo especializado, además de que Paz Levinson, la candidata local, quedó entre los cuatro primeros lugares. Los coletazos de esta movida tienen efectos de largo plazo que deberían repercutir en el posicionamiento de argentina como país productor de vinos de calidad en el mundo. Balance 2016, excelente.

Es periodista y enólogo y escribe como cata: busca curiosidades, experimenta con formatos y habla sin rodeos de lo que le gusta y lo que no. Lleva más de veinte años en esto. Lo leen en Vinómanos (plataforma que fundó en 2013) o bien en medios nacionales, como La Nación y La Mañana de Neuquén. Desde 2019 es el crítico para Sudamérica de Vinous.com (EE.UU.).