
Existe en Buenos Aires una movida nocturna con sitios de estética sofisticada y gastronomía bien hecha del que LOW646, en el bajo Belgrano, es la nueva perla. Nos corregimos: el nuevo diamante. Ya que en este restaurante y club nocturno, con terraza abierta a la noche y una estética que remite al más preciado de los cristales.
Abrió a mediados de 2015, pero cultivó desde entonces cierto bajo perfil que circula entre los allegados. ¿La razón? Una mezcla de farándula en busca de discreción –si eso es posible en la farándula- y una suerte de difusión en secreto que se hace eco instagram y twitter, que ahora ve la luz.
Más interesados en la propuesta gastronómica que en las musicalizaciones en vivo (de miércoles a sábado), nos acercamos el miércoles pasado a cenar. Tres cosas llaman la atención desde el primer momento. La fachada, esculpida en rombos como las caras de un diamante; el interior, oscuro y espejado en el que las velas de las mesas forman islas solitarias de luz; los sillones que son las sillas de las mesas, de un terciopelo negro tan oscuro e inclinado, que parece que uno cae en un pozo de noche al sentarse.
Las mozas, muy atentas, lo saben y acercan un almohadón al instante. El mismo momento en que trajeron la carta de tragos, escueta y de autor, en donde hay tragos más bien edulcorados, con nombres como Zaffron Tai y Avocado Daiquiri. Eso sí: puestos a pedir, el bartender Lucas López Davalos hace maravillas con Gimlet cítrico y seco que pasteuriza de dulzura cualquier intención. Lo recomendamos.
Probamos varios platos. Tres destacaron por su acabo y refinamiento. En eso, la carta del chef Alejandro Goñi (también a cargo del reducto flotante de Puerto Madero, Kiria), demostró tener versatilidad de mercado y ambición de haute cuisine. Como entrante, los langostinos con guacamole ($160), pomelo rosado, sésamo y mango estaban en buen balance entre un sabor simple de mar y otro complejo y cosmopolita. En particular por el picor delicado de la palta. Todo decorado con pétalos comestibles que daban una impresión sofisticada.
Como principal, el vacío tiernizado ($270) con reducción de Malbec y cebollas caramelizadas y daditos de calabaza ídem. En este plato, en el que la carne se deshacía al contacto con el tenedor, el detalle del ciboulette picado y esparcido le aportaba un atractivo refrescante a un dulzor que recordaba a ciertos chutneys.
De postre, el Love de Chocolate ($140), con un marquise muy cremoso e intenso en sabor, lujuriosamente fundente. Almas golosas, no lo dejen escapar.
En cuanto al resto de la carta, el concepto son pocos platos para cubrir las carnes básicas y las pastas. Hay una oferta escueta de rolls y sushis que andará bien con los tragos. En cualquier caso, llama la atención que los precios son módicos, aún cuando las porciones son las que se acostumbran en estos rincones que mezclan los sabores de la mesa con la noche sin hambre. Sin embargo, atentos a los precios de los vinos: ahí es donde está el truco. Arrancan en 350 pesos y, si bien están escogidos y cuentan con las perlitas del momento, el grueso tiene precio de diamante entre los 500 y los 1000 pesos. Los tragos, dulces en su boca, no alcanza a estar salados: desde 140 hasta 170 pesos.
Para una salida de soltero en busca de alto voltaje, resultará un buen lugar. Más si el plan es quedarse a las Dj’s sessions o bien a ver pasar las estrellas y la farándula por la noche. Para un plan así, LOW 646 es un nuevo lugar indicado, como lo fue L’Abeille o es Isabel, a la vez que suma una nueva faceta a la noche porteña.
GPS: LOW 646 | Sucre 646, Bajo Belgrano | 011 – 47835435
La cocina abre de Martes a sábados de 20:30 a 00:30; el bar hasta el cierre.
Cobra servicio de mesa: $40