El Valle de Uco es la meca de la arquitectura en bodegas de Argentina y ahora acaba de sumarse una nueva e impactante casa a su catálogo de delicadezas: Zuccardi Valle de Uco. Una casa construida con piedras, arena y hormigón armado, que ofrece una arquitectura monumental y de vanguardia, integrada en imagen y estilo al paisaje mendocino, que supone también el comienzo de una nueva era en materia de vinificaciones.
Piedra angular de una nueva visión del vino argentino, en donde el origen de la uva es el componente clave de la calidad, con la bodega de Paraje Altamira Familia Zuccardi le da forma arquitectónica a una enología pensada desde la viticultura: con una capacidad instalada de 970 mil litros, toda la bodega está orquestada de forma tal que pueda elaborar los polígonos (parcelas) de cosecha resultantes de los estudios de suelo practicados en sus viñedos. A ello se refería José Alberto Zuccardi cuando en su discurso inaugural, anunció: “vivimos un momento muy especial de la vitivinicultura argentina; estamos sentando las bases de los próximos quince años”.
Tanto los tanques como las ánforas de hormigón armado que se diseñaron especialmente, sin revestimientos, comulgan con una idea natural del vino: que el sabor proviene de los viñedos, que la calidad se obtiene en la viña y que en la bodega hay que revelar esos trazos con la menor intervención posible. Para eso, emplean barriles de 500 litros y fudres de 2500 para la crianza, alineados en una galería subterránea, a fin de que la madera haga su trabajo de estabilizar el vino sin aportar un trazo evidente de sabor.
Un poco por eso, y otro poco porque es su espíritu campechano, durante el discurso inaugural, Sebastián Zuccardi remarcó el enorme esfuerzo intelectual y creativo que supuso y supone elaborar vinos con esta impronta. Y en un guiño a los más de 500 invitados que lo escuchaban, dijo: “como ven –señaló a la bodega- coraje no nos ha faltado”. El aplauso fue unánime.
Los puntos fuertes
La bodega copia el perfil de los cerros y se integra a ellos, con una lograda estética externa de paredes en ángulos quebrados. En eso, la creación de los arquitectos Fernando Raganato, Tom Hughes y Eugenia Mora se muestra eficaz: los colores y la escala son las del paisaje, dentro los espacios abiertos de hormigón a la vista, con una galería aérea para el transito de los visitantes, que sobrevuelan las áreas de fermentación iluminada de forma natural.
Asimismo, ofrece al visitante dos lugares potentes por su impronta. Uno es la cava, una chimenea cilíndrica con capacidad paras unas 10 mil botellas, cuyo corazón está ocupado con una gran roca, del tamaño de un toro, una entre las tantas hallada en la finca que rodea a la bodega. Otro, la sala circular de degustación, justo bajo una cúpula de acero, suavizada en su interior con un delicado revestimiento de madera.
Suma algunos detalles estéticos que enamoran. La sala de cata ofrece una lámpara gigante, construida en acero soldado por el artista mendocino Guillermo Rigattieri, que recuerda a una estructura estelar. Mientras que la puerta de la bodega, en una réplica de estilo art nouveau, ofrece un entretejido de tallos metálicos, creados por el artista también mendocino Roberto Rosas.
Al terminar la ceremonia inaugural, los dueños de casa regalaron a cada uno de los presentes un libro del escritor local Jorge Enrique Ramponi (1907-1977), que contiene Piedra Infinita, el poema que sirvió de inspiración a la construcción de esta bodega. Es una cuidada edición que celebra al mismo tiempo la visión artística de la tierra mendocina y el terroir en la visión de la gente que la vivió y la vive.
El restaurante
La bodega estará abierta al turismo y ofrece un restaurante con vista a la cordillera y los viñedos. El restó toma el nombre de la finca, Piedra Infinita. Con un diseño abierto y revestido de maderas cálidas, ofrece de miércoles a domingo cincuenta cubiertos. Sentarse en una de sus mesas a probar la gastronomía de Matías Aldasoro, nacida de los fuegos y con la asesoría de Fernando Trocca, será un momento luminoso en el que dar rienda suelta a la imaginación y al paladar. Servirán sólo productos locales.
GPS. La bodega queda en Calle Canal Uco, s/n Paraje Altamira, San Carlos, Mendoza.
Piedra Infinita: abierto de miércoles a domingo, de 10 a 16 horas, sólo con reserva previa de 48 horas, por el [email protected] o [email protected]
Joaquín Hidalgo