
El carnívoro desprecia a los vegetales en la misma medida en que un vegetariano asume su conciencia superior. Esa es una verdad irrefutable de la vida. El problema llega cuando tienen que compartir una mesa. ¿Existe un plato que pueda unirlos? Sí, el ratatouille.
Es sencillo, contundente a la manera en que la carne genera saciedad, y además nutritivo. De origen francés, tiene miles de variante en el mundo pero una sola constante: si está bien preparado es imposible que no guste. Para repararlo nada más hace falta un cuchillo, un horno y algunos secretos.
Qué vamos a necesitar para 4 personas:
2 Berenjenas firmes
2 Zucchinis
1 Morrón rojo
1 Morrón amarillo
1 Cebolla
2 Ajos
1 Bulbo de hinojo
1 lata de salsa de tomate
Aceite de oliva extra virgen
6 hojas de albahaca
Tomillo, romero y orégano
Cómo se hace
Precalentar el horno. Picar la cebolla y el ajo bien fino para sumarlo a la salsa de tomate. Agregar la albahaca cortada. En una fuente para horno rociar un chorro generoso de aceite de oliva y luego colocar la preparación de tomate para reservar.
Cortar las berenjenas y los zucchinis en rodajas finas. En el caso de los morrones, con un cuchillo chico cortar las puntas, retirar por el hueco todas las semillas y las partes blancas para terminar cortándolos en aros del mismo espesor que las demás verduras. Intercalar los vegetales empezando por la berenjena, zucchini, morrón rojo; berenjena, zucchini, morrón amarillo y así hasta completar toda la superficie de la fuente. Cortar el hinojo en pluma y colocarlo intercalado entre las verduras en 6 extremos de la fuente. Es sólo para aportar sabor, pero hay que evitar que lo domine. Por último salar y espolvorear las hierbas, cerrar con un papel manteca y llevar al horno moderado por 45 minutos.
Después dejar descansar 5 minutos y servirlo sobre una base de arroz con queso.
Para acompañar un buen ratatouille, probá con estos vinos.