A los argentinos nos gusta dramatizar. Y si hoy se le pregunta a un bodeguero argentino cómo terminó 2014, lo más probable es que la respuesta arranque con un suspiro de alivio, seguido de una dramatización como esta: “fue un año raro y difícil, para muchos malo, pero nosotros logramos zafar.” Y si zafar es la media del año que se va, ¿qué escenario queda trazado para 2015?
Precios locos. Este año cobró forma definitiva una tendencia de mediano plazo hacia la ultra gama. Es decir, vinos que están tan arriba en precio –más de mil pesos y hasta dos mil- por cosechas nuevas y lanzamientos recientes. En pocas palabras, la búsqueda de prestigio a través del precio. Así, en 2014 ya son más de 20 las etiquetas que perforaron el techo de una luca. Y se esperan más. El principal argumento es la escasez. Vinos como Angélica White Bone, Cobos Volturno, Achával Ferrer Témporis, por mencionar tres. Habrá más.
Outlets de vino: contracara oficial de los altos precios son los nuevos outlets de vino que, en las grandes ciudades, empiezan a ganar especio. El concepto es comprar barato, en caja cerrada, y con fuertes descuentos por cantidad y oportunidad. Así, por ejemplo, operan tiendas como Wine4less y La Estación del Vino, en el norte de la Capital Federal. No son los únicos. También algunos supermercados chinos se sumaron a la movida este año. La necesidad de liquidez de las bodegas acelerará este fenómeno de flash sellers.
Ventas por Internet: este año que cierra marca la digitalización del vino en términos comerciales. Si ya existían sitios de compraventa de vinos –como espaciovino.com.ar– 2014 marcó un punto de inflexión con el desembarco de capitales gruesos en el negocio: por un lado, Tonel Privado haciéndose cargo de las tiendas de Mercado Libre; por otro, correos Andreani e inversores puntocom con su tienda Emporio Compras, con sector especializado en vinos. Además, bodegas como Dominio del Plata y Don Cristóbal, lanzaron sus propios carritos de venta.
Productores en crisis: en la otra punta de la cadena productiva, y lejos del glamour de una alta gama glamorosa, los productores de uva viven su cuarto y desesperado año. Salvo en 2011, en que el precio de la uva se disparó por causas climáticas, desde 2010 está congelado en pesos. Y eso, con una inflación creciente y costos en aumento, como marca el reporte del Banco Supervielle. Tanto, que el interrogante para la vendimia 2015 es si habrá uvas de calidad en un contexto de precios planchados. Como siempre, el hilo se corta por lo más fino. Entretanto las bodegas apuestan a abastecerse de uvas propias. Para estar atentos.
Franc, Cabernet Franc. Ya lo hemos dicho en esta columna, pero la estrella del año es el Cabernet Franc. Si una uva, y un nuevo estilo, supieron granjearse el aplauso de los consumidores locales e internacionales –esto, en simultáneo, es realmente novedoso– fue el Franc. Con aspiraciones desmedidas: ya que no hay uva para generar una movida de escala (son unas 600 hectáreas). Y el precio, por tanto, va en aumento. En breve veremos mucho más Franc del que se puede elaborar. Es ley.
Terroir, terroir, terroir. El movimiento hacia el origen cobró real fuerza en 2014 cuando las bodegas entendieron cómo apuntalar su discurso con un diferencial de terroir. Así, los agujeros en el suelo, llamados calicatas, se transformaron en el nuevo fetiche de la calidad. La razón es una sola: la combinación de suelo, manejo del viñedo y clima es irrepetible en cada lugar del mundo. Casos curiosos son Mainque, que fue proclamado en una encuesta como el mejor origen para el Malbec; mientras que Paraje Altamira y Gualtallary, estos últimos en Valle de Uco, Mendoza, entraron en un hall of fame global. Ahora, la movida se extiende a otras regiones. Y se viene la revalorización del Este mendocino de la mano de la Bonarda. Atentos.
La vuelta del Bag in box. La cajita feliz del vino, que provee de tres a cinco litros sin pagar el costo adicional de botella, corcho y etiquetado vuelve en épocas de crisis. Y así, Viña las Perdices, Casarena y CarinaE lanzaron su bag in box para consumo hogereño por copas este año. Ellos vienen a sumarse a Fantasía, de Mauricio Lorca. El truco parece ser que el proveedor del bag mejoró notablemente su servicio. Y los consumidores ahora tenemos la oportunidad de beber mejor y a mejor precio. Para seguirle los pasos, porque habrá más.
Lanzamiento oceánico. Entre las novedades de 2014, sin lugar a dudas hay que mencionar el desembarco oceánico de Bodega Trapiche, con su flamante bodega Mar&Pampa. Primero, porque es un jugador con peso propio para hacer tendencias. Segundo, porque otros jugadores de peso –como Catena y La Rural, a juzgar por los rumores que corren en el mercado- buscan hacer su desembarco oceánico. En pocas palabras: producir vinos en la costa atlántica, influenciados por el mar. Mar&Pampa es la primera, y queda en Chapadmalal, a escasos kilómetros de Mar del Plata. Sus blancos, cosa de otro planeta.
Joaquín Hidalgo
Una versión de esta nota fue publicada en La Mañana de Neuquén el domingo 28 de diciembre de 2014.