Áncora restaurante

Áncora: jazz, río y cocina porteña sin vueltas

Manteles blancos, platos que despiertan la memoria y una selección de vinos afilada. En Puerto Retiro, la novedad del clan de restaurantes de Aldo Graziani aparece segura de sí misma: elegante y deliciosa. Para disfrutar unos pappardelle con estofado, un revuelto Gramajo o revivir la magia del almendrado con salsa Charlotte.

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Gastronomía

Detrás de Retiro, a orillas del Río de la Plata, abrió Áncora. Un restaurante elegante, con mesas con mantel y ventanales gigantes que dejan ver las dársenas del puerto de la terminal de cruceros de la ciudad. 

Además del diseño clásico, lo primero que se aprecia al entrar es la música: suena jazz. No podía ser de otra forma, porque Áncora forma parte del grupo de propuestas gastronómicas del sommelier y empresario Aldo Graziani (dueño de Aldo´s, el club de jazz Bebop, Picsa, Vini Bar y más).

Con unas 60 plazas, el salón se siente íntimo y tradicional. Áncora —“ancla” en italiano— es un homenaje al río, a los barcos y al espíritu marítimo, pero también a la cocina porteña.

Su sello está en los sabores: los platos despiertan ese gusto colectivo que uno asocia de inmediato a la idea de la cocina de las casas. Son conceptos que todos conocemos y disfrutamos por ricos y propios. 

Ancora es, además, un espacio para parar un rato. Por la mañana funciona como cafetería; al mediodía se llena de gente que trabaja cerca —los tribunales de Comodoro Py, la terminal, la estación de micros y otras oficinas están a un paso— y busca un almuerzo bien resuelto. Forma parte del Distrito Quartier y del Hotel Amarena, al que brinda servicio gastronómico durante todo el día.

La zona, llamada Puerto Retiro, hasta hace poco no admitía vida residencial. Basa Café fue el primero en abrir la puerta a este cambio urbano, y aunque el desarrollo avanza lento, nuevas propuestas empiezan a aparecer. 

De noche, con luz baja, el ambiente se vuelve más íntimo y el restaurante invita a quedarse a cenar. Sí, llegar puede ser embole sin auto. Pero la visita vale la pena. Nada que no resuelva un Uber.

La cocina de Áncora

La propuesta es de cocina rioplatense: urbana, medio española, medio italiana, con toques franceses y todo mezclado. Con los chefs Ana Ortuño, Leo Azulay y Fabrizio Drommi al mando, la carta combina el respeto por las recetas de siempre con técnicas actuales: casi todo se prepara de manera artesanal, se sirven porciones generosas, bien ejecutadas y deliciosas. Nada de minimalismos amarretes ni pretenciosos.

Entre las entradas, llega primero el pan brioche chato con manteca batida y parmesano (es rico, pero a esta cronista le hubiera gustado más que el pan fuera francés, ése que se compraba en las panaderías de antaño y que se comía no solo con manteca, sino que se usaba para mojar en la salsa de los ravioles).

Después llegan otros clásicos: el salpicón de gallina con papas crocantes y huevo pickle es riquísimo, con el balance justo de acidez. Dan ganas de repetir la pascualina: una masa finísima hecha en casa, con la acelga cocida en su punto, el huevo centrado como corresponde y el sabor de siempre. 

Como principal, recomiendo fervientemente los pappardelle caseros con estofado: una pasta ancha al dente que sale con asado cocido con paciencia y cariño. También probé el ojo de bife con puré duquesa (¡amor!) de coliflor y salsa criolla; el pescado a la plancha con puré de calabaza y espinacas salteadas llegó en su punto perfecto; y el revuelto Gramajo (con papas pai, huevo cremoso, jamón y queso -sin arvejas-) es otro tributo a la tradición porteña.

Los pappardelle caseros.

Los postres merecen párrafo aparte: flan de dulce de leche con crema, panqueque de manzana tibio con helado, mousse de chocolate con crocante y un almendrado con praliné que cierra la comida con elegancia y dulzura y trae cierta nostalgia alegre (¡comensales jóvenes, pasen por aquí y revivan la experiencia de la famosa salsa de chocolate fundido Charlotte!).

A otras horas

Desde temprano, Áncora ofrece desayunos clásicos: medialunas rellenas, tostadas con mermeladas caseras y yogur hecho en el restaurante con frutas y granola. Al mediodía, propone un menú ejecutivo que rota cada semana y brinda distintas combinaciones: plato principal con bebida u opciones más completas con entrada, postre y copa de vino. 

Para quienes prefieren elegir sin condicionamientos, la carta está disponible tanto al almuerzo como a la noche, con platos abundantes y precios amables.

Hay “Sándwiches y ensaladas”, y el chivito uruguayo se lleva las miradas: una versión generosa con ojo de bife, lechuga, tomate, jamón, panceta, queso derretido, huevo y mayonesa casera, acompañado de papas rejilla y servido en pan lactal elaborado en la casa. 

De beber

La carta de vinos es Graziani en estado puro: precisa, atenta, bodegas de autor, etiquetas que proponen conversaciones, copas accesibles, elecciones pensadas para acompañar la comida.

Áncora bien puede ser un ritual amable para hacer una pausa en una ciudad que corre. 

GPS

ÁNCORA
Dirección: Comodoro Pedro Zanni 351, Puerto Retiro, CABA.

Horarios: de lunes a domingos desde las 7 a las 10:30 h, y desde las 12 a las 23:30 h.
Instagram: @ancora_ba

Autor

  • Laura Litvin

    Es periodista especializada en gastronomía desde 2006. En Vinómanos escribe sobre restaurantes, entrevista a cocineros y productores, investiga sobre productos y está en permanente contacto con los protagonistas de la escena culinaria nacional. Es editora de libros de cocina en Editorial Planeta y también colabora en distintos medios como La Nación, Forbes, eldiario.ar y Wines of Argentina, entre otros. Trabajó en la producción de Cocineros Argentinos, en la revista El Gourmet, en El Planeta Urbano y fue la editora del suplemento de cocina del diario Tiempo Argentino.

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