Juguetes comiditas

Jugar a las comiditas: chiches de tela, metal y madera para mini chefs

En este Día de la Niñez, regalá (o date el gusto, si coleccionás) gastronomía en miniatura. Aquí, tres opciones nacionales para divertirte haciendo como que batís y amasás.

Gastronomía

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“Estamos invitados a tomar el té”, cantaba María Elena Walsh y nosotros le hacíamos caso. Desde que se creó esa canción hasta el día de hoy, varias generaciones jugamos con pequeñas tazas de cerámica, en las que tomábamos agua con el dedo meñique erguido y la seguridad de que éramos tan finos como en Inglaterra.

También convertimos el living de casa en un picnic en el parque y la cocina en un supermercado, cocinamos con hornitos de plástico y nos divertimos poniendo la mesa para sentar a nuestros padres en sillas miniatura. 

Jugar a la comidita es una parte fundamental del crecimiento de los niños, aunque se trate solamente de hacer tortitas en el barro o la arena. Y cada vez son más las emprendedoras argentinas que deciden hacer chiches para fomentar esto. ¡Nos ponemos el delantal y te las presentamos!

Lachi y el mundo de las telas

“Jugar con la comida es natural”, dice Anabella. Prefiere que le digan Lachi, que es también el nombre de su tienda donde vende juguetes de tela y de madera con formas de comidas, diseñados por ella misma.

El proyecto surgió hace algunos años, cuando estaba cursando su segundo embarazo y se vio obligada a hacer reposo total por cuestiones de salud. Para que Anabella se distrajera, su mamá le llevó la máquina de coser. “Me encantó, me fascinó. Encontré un placer ahí, como si hubiese destapado algo dormido hace años”, cuenta en diálogo con Vinómanos.

El mundo textil formaba parte de la vida de Lachi desde mucho antes, cuando su mamá costurera la llevaba a comprar telas o cuando acompañaba a su papá al trabajo y una modista le regalaba retazos y descartes de vestidos de fiestas, con los que Anabella hacía ropa para sus muñecas.

Con los años, Lachi decidió estudiar arquitectura y empezó a vincularse con otros materiales, dejando las telas de lado. Incluso, a su primer hijo le confeccionó juguetes caseros de cartón, rompecabezas tridimensionales y rampas. 

Pero todo cambió con la llegada de la nena. El embarazo de riesgo le permitió a Anabella reconectar con ese mundo que olía a infancia, y al mismo tiempo se sentía como el futuro. 

Un mercado completo.

“Volví a entrar a un negocio textil y fue como volver a tener cinco años. El placer que me generaba el mundo de las telas, las texturas, el olor, la acústica, la conexión con el disfrute y los recuerdos. Se alinearon un montón de cosas”, expresa.

Cuando su hija cumplió dos años, empezó a querer jugar a las comiditas. “Le quise comprar productos, pero lo que había en el mercado no me gustaba. Entonces los hice caseros”, recuerda.

Poco a poco, empezó a vender comiditas de tela por Facebook y Mercadolibre, hasta que lanzó su propia tienda online. Actualmente, tiene un local en el barrio de Palermo, en CABA, donde también ofrece juguetes de madera y aluminio.

Lachi propone las comiditas en sets, según el tipo de alimento. Por ejemplo, podés encontrar frutas y verduras junto con la clásica bolsa de tela para ir a hacer las compras. También hay un kit de pastas, con fideos, ravioles, pancito para mojar en la salsa y queso para rallar.

Hay combos de pizza, helados y hamburguesas, por supuesto. Y no faltan los productos autóctonos, como la milanesa con papas fritas, las empanadas, el chori y el equipo de mate. 

Si tus chicos prefieren jugar a lo grande, también podés encontrar cocinas con alacenas, góndolas de supermercados y hasta un changuito de madera para hacer las compras. La experiencia completa. 

Además de padres, madres, tíos y abuelas, en Lachi compran profesionales de la salud, como “psicopedagogas, nutricionistas y profes, que usan los juguetes como material de trabajo” porque “jugar con la comida es una etapa casi obligada y si no lo ofrecen, los chicos se pierden de algo super lindo”, dice Anabella.

Una milanesa completa.

Creando Juguetes: una tradición familiar

Mariana y Gisela son hermanas y en 2020 decidieron emprender un nuevo proyecto, inspirado en su padre, carpintero apasionado por su oficio. Así nació Creando Juguetes, una tienda donde el 95% de los productos que venden no tienen plástico. 

Oriundas de Paraná, Entre Ríos, venden online a todo el país y trabajan con distintos emprendimientos nacionales que fabrican juguetes de manera artesanal.

“Seleccionamos proveedores, tanto para los juguetes de comidas como para los demás, teniendo en cuenta que sus artículos no sean de plástico. Las alternativas que encontramos son madera, tela y metal”, explica Gisela a Vinómanos.

¿Por qué de plástico no? “Lo mejor de estos otros materiales es que, además de ser más amigables con el planeta, tienen texturas, olores y al tacto son distintos”, dice Gisela. 

Por ejemplo, un juguete de madera probablemente tenga un aroma particular, o si es de tela será mullido, suave o rugoso. Abren un mundo de oportunidades para los peques.

Mariana y Gisela siempre están buscando juguetes alternativos al plástico. “Esos que elegimos no salen en la tele y no tienen propaganda”, afirman. 

Y destacan que en realidad buscan “el juego simple, imaginativo y de crear algo con lo poco que ese juguete haga”. Para Gisela, los juguetes de madera, tela o metal ayudan a “despertar mucho la imaginación, a diferencia de lo que proponen los que vienen con luces, pilas y muchos colores”. 

Además, estos materiales “alternativos” tienen la ventaja de durar mucho más que los de plástico y generan nostalgia en algunos padres o tíos cuando llegan a la juguetería. “Se acuerdan de su infancia”, dice Gisela. 

“Creemos que el juego es una herramienta fundamental para el desarrollo infantil. No vendemos solo juguetes: compartimos una filosofía. Cada producto que ofrecemos es una invitación a regalar tiempo, a estimular la imaginación, a elegir un objeto único que respeta el ritmo natural de crecer, aprender y soñar”, dicen en su página web.

En Creando Juguetes podés encontrar rompecabezas de madera con formas de frutas, sets de mate y café metálicos, un sándwich de tela para armar a tu gusto y también un delantal para que los niños sean cocineritos

Batidora de madera.

Una Mamá Creativa

Magui es de Venado Tuerto y en 2019 creó Mamá Creativa, una tienda de juguetes que empezó como un hobby con el objetivo de compartir sus experiencias y conocimientos, pero se convirtió en su pasión full time.

Es maestra de nivel inicial y mamá de dos nenas, que ahora tienen 10 y 6 años. Cuando nació la primera, empezó a capacitarse y se volvió fanática del método Montessori. 

“En Venado Tuerto no había mucha información sobre educaciones alternativas, crianza consciente. Empecé a investigar y me apasiono Montessori”, recuerda Magui, que ahora tiene un Posgrado en Alfabetización Inicial y se especializó en Educación Maternal y Estimulación Temprana.

Mientras atravesaba su licencia por maternidad de la segunda hija, surgió la idea de Mamá Creativa. “Se gestó como un intento de conjugar mis pasiones, conocimientos y, a su vez, permitirme más tiempo en casa”, dice.

Empezó como hobby en Instagram, complementando las clases que daba en el jardín y en el profesorado. “La idea era compartir mi experiencia como mamá y educadora, y ofrecer juguetes que no había en el mercado”, explica.

Frutas de madera.

¿Qué comidas podés encontrar en Mamá Creativa? Un set de tela de parrilla con chori, salchicha parrillera y pata de pollo; unos coloridos helados de madera; un cajón de frutas imantadas que se pueden ´cortar´ y volver a unir; una cocinita transportable con cubiertos y mucho más.

Para Magui es importante ofrecer juguetes de madera y otros materiales alternativos porque “los niños y las niñas descubren y exploran el mundo, por lo tanto, aprenden, a través de todos sus sentidos”. 

“Los juguetes de madera, por sus características como el peso, los olores, el tacto, aportan toda una experiencia sensorial muy enriquecedora que los de plástico no dan”, explica.

Además, estos materiales son más seguros y resistentes, y fomentan la creatividad. “Por ejemplo, si ofrecemos una tortuga con luces, sonidos, seguramente le llame mucho la atención, pero nunca dejará de ser una tortuga. En cambio, si ofrecemos un arcoíris de madera, podrá ser una tortuga, un teléfono, un puente, una bicicleta o aquello que el niño imagine”, señala.

“Los juguetes de madera o de materiales nobles, como la tela, son muy estéticos y muy bonitos, pero además muy versátiles. E influyen no solo en el juego, sino también -sostiene- en el desarrollo de los niños y las niñas”. 

Estamos invitados a tomar el té. Y a jugar a ser chefs con comiditas que nunca vencen.

Autor

  • Vera Lauckner

    Licenciada en Comunicación Social de la UBA. Periodista de política, moda, tendencias y algo más. Co-fundadora del portal digital Miniteando. En su tiempo libre, teatro, cine y farándula. Prácticamente adicta al mate.

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