VINÓMANOS 10 AÑOS: la sommellerie argentina tiene más de tres estrellas

Detrás del rutilante escenario actual para los y las sommeliers nacionales hay años de trabajo altamente profesional y búsqueda de excelencia. Aquí, un racconto de los logros alcanzados y los nombres de los que brillaron en la última década, junto con las figuras que prometen más éxitos.

Durante el último cuarto de siglo, la sommellerie pasó de actividad novedosa a pieza imprescindible para la actualidad del vino argentino. Y lo más interesante es que en Vinómanos fuimos testigos privilegiados de la consagración definitiva de esta profesión que transformó la gastronomía local, el negocio y la comunicación del vino.

Recorramos entonces este camino para descubrir qué pasó en la última década y quiénes fueron responsables de tantos logros.

Sommellerie para todes

Hace tan solo diez años, eran pocos los locales gastronómicos y vinotecas que contaban con sommeliers en servicio. Lógicamente, se trataba de los establecimientos más refinados del país.

En la mayoría de los casos, la imagen que irradiaba la o el sommelier era lejana para el consumidor común, ya sea por los protocolos de un servicio acartonado o los ceros de la carta y el menú.

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Durante el último cuarto de siglo, la sommellerie pasó de actividad novedosa a pieza imprescindible para la actualidad del vino argentino.

Pero desde 2013 en adelante vimos una evolución muy interesante impulsada por las y los somms de la primera hora, y las nuevas generaciones que inyectaron vitalidad a la profesión.

Lentamente, no solo los hoteles 5 estrellas y el fine dinning tenían sommelier, sino también locales con propuestas más accesibles hasta que el concepto wine bar pisó fuerte entre el público joven que por años las bodegas no habían logrado cautivar.

En este sentido se destacaron locales como Aldo´s, Bar du Marché, Naranjo, Vina San Telmo, Vini, Vico y, más recientemente, Anchoíta Cava. Aquí la solemnidad quedaba de lado sin afectar la calidad de servicio y mucho menos de los vinos, elegidos con precisión quirúrgica para ofrecer algo diferente.

De golpe, top sommeliers servían en la vereda y en refinadas copas de cristal los vinos más sofisticados que podríamos imaginar.

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la solemnidad quedaba de lado sin afectar la calidad de servicio y mucho menos de los vinos.

Así, sin corbata, saco oscuro o tastevin en el pecho, la sommellerie penetró como nunca en la cabeza de los amantes de los buenos vinos que finalmente comprendieron que un sommelier no está para justificar precios altos sino para maximizar la experiencia que puede transmitirnos cada copa.

Las mejores cartas de vinos de la historia

Otro avance de la sommellerie fue la transformación de las listas de vino. Si bien desde comienzos del 2000 ya había sommeliers en algunos restaurantes y hoteles, no en todos los casos eran artífices de las selecciones de vino que debían ofrecer. Por decirlo de algún modo, la apuesta era tener sommelier para lograr una mejor imagen.

Pero eso ya es historia. Hoy, las cartas de vinos de los locales con sommelier son certeras en la mayoría de los casos y finalmente, el vino argentino se convirtió en protagonista de los mejores establecimientos gastronómicos.

Finalmente, la sommellerie en Argentina demostró que puede sumar muchísimo valor a la propuesta gastronómica y es vital cuando hay aspiraciones de Estrellas y otros reconocimientos.

Se puede comprobar en Don Julio de la mano de Pablo Rivero y Martín Bruno; en Anchoíta, a cargo de Valeria Mortara; en Franca, donde Delvis Huck se encarga de la selección; en Crizia, Trescha o con Pablo Casquero en Osaka, por mencionar solo algunos casos.

Más allá del restaurante

Uno de los logros más importantes de la sommellerie en Argentina fue trascender la puerta del restaurante e instalarse en todos los ámbitos del negocio del vino. Si bien para 2013 algunas bodegas ya tenían sommeliers en el rol de Brand Ambassador, en la última década estos profesionales lograron posiciones en áreas de marketing, comercialización, turismo y hasta producción.

En paralelo, empleados de bodegas acudieron a las escuelas de sommeliers para capacitarse a la hora de pensar el vino. Incluso, existen somms que impulsaron sus propias bodegas o proyectos vitivinícolas, como Martín Dicuzzo, de Magna Montis, Roberto Romano con Barroco y hasta Aldo Graziani con sus novedosos vinos Tutu.

Pero no solo las bodegas fueron terreno fértil para la proyección profesional de sommeliers. Hoy, las vinotecas que marcan la diferencia -SOIL, Aldo`s, Pain et Vin, Vino El Salvador, Winemakers, Almacén Otamendi, La Vinería de Beto- son obra de expertas y expertos somms que saben bien cómo ofrecer un servicio diferencial.

En cuanto a la distribución, desde Jarilla, de Aldo Graziani; GEA, de Alejandro Rodríguez; Fulanos, de Vicky Belenisky; Vinandina, de Martin Buonsante; SOMA y Aurea, de Guille Canervalli a Montana, de César Vera Barros, son empresas que pisan cada vez más fuerte. Y tienen portfolios con el sello implícito de la sommellerie, al representar bodegas innovadoras que marcan tendencias.

Mientras tanto, proliferan las consultoras en marketing, wine styling, exportaciones y desarrollo de productos o mercados que tienen sommeliers como piezas neurálgicas del equipo.

Vasos comunicantes

La revolución de las redes sociales, en especial desde Instagram, Twitter y Tik Tok, también cobijó a decenas de sommeliers con ganas de compartir los secretos del mundo del vino.

En este sentido descubrimos a talentosísimos comunicadores con estilo y lenguaje propio que incluso derribaron la cuarta pared, como es el caso de Agustina de Alba que de las redes saltó a los teatros con su HOLA VINO.

Por otro lado, están quienes llegaron a los medios masivos de comunicación, como Marcela Rienzo a Cocineros Argentinos, el programa de gastronomía más visto del país, pero también a Marisol de la Fuente con sus micros en Canal de La Ciudad y Radio Continental.

Mientras que Sol Tony, sommelier de Las Flores, también agita al mundo somm desde su Instagram, y Mariano Braga se proyecta desde España para la comunidad de habla hispana interesada en aprender de vinos.

Todo esto mientras Fabricio Portelli, uno de los primeros sommeliers locales, se instaló en prime time del dial en uno de los programas radiales más escuchados del país.

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Uno de los logros más importantes fue trascender la puerta del restaurante e instalarse en todos los ámbitos del negocio del vino.

Momentos clave de la sommellerie argentina

A medida que esta profesión ganó espacio también se hizo notar en la agenda vitivinícola nacional e internacional. Sin dudas, el hito más importante fue el Mundial de la Association de la Sommellerie Internationale (ASI) en Mendoza, ejecutado a la perfección por la Asociación Argentina de Sommeliers (AAS) y decenas de voluntarios. Este evento convocó al menos a 600 profesionales de todo el mundo y, desde entonces, Argentina se convirtió en un referente global de la sommellerie.

A los concursos nacionales, que en 2022 tuvieron como sede por primera vez a Mendoza, se sumaron el SommLab de 2018, un ámbito para pensar el futuro de la actividad, y FERIAAS, un encuentro anual de profesionales con las bodegas. A esto se agregan muchos otros eventos de formación, no solo convocados por el vino sino también por la gastronomía, coctelería y otras bebidas.

Y sin dudas, un capítulo aparte se merece el Concurso SOMM2030, que apuesta a la capacitación y desarrollo profesional de las próximas generaciones con becas de estudio y participación en viajes de formación.

Nunca las cosas estuvieron tan alineadas como para que la sommellerie argentina sea un referente internacional.

Sommeliers unidos, jamás serán vencidos

Desde 1999, la sommellerie argentina tuvo claro que debía unirse para ganar el respeto de la industria vínica. Por entonces era un ámbito muy conservador donde las y los sommeliers eran vistos como invasores. Pero con profesionalismo y seriedad las puertas no tardaron en abrirse, y la primera camada de somms funda la Asociación Argentina de Sommeliers (AAS) que desde 2001 impulsa la profesión junto a los más altos estándares.

En estos últimos diez años, la AAS, además de ser un socio incondicional del Vino Argentino, demostró su madurez como institución con tres diferentes presidencias que colaboraron con la consolidación de la profesión. Cada una con su impronta. Repasemos.

Para 2013, año que dispara este artículo, era Andrés Rosberg quien comandaba la AAS con una mirada puesta en la proyección internacional de la sommellerie argentina. Junto a la comisión directiva que lo acompañó, logró organizar en Buenos Aires el primer Concurso Panamericano de Sommeliers, recibir a la Court of Master Sommeleirs para que dicte sus cursos y tome sus exámenes y en 2016 ejecutó en Mendoza su reto más grande, el mundial ASI.

Todo este periplo llevó a Rosberg a presidir la Asociación Panamericana de Sommeliers (APAS) y más tarde la misma ASI, para convertirse en el primer americano en ocupar dicha posición.

Luego, fue el turno de Matías Prezioso de presidir la AAS junto a Valeria Mortara y un grupo de colegas que dieron lugar a las nuevas caras de la sommellerie. Durante esta gestión el cambio fue evidente y la apuesta a la formación de espacios de trabajo conjunto a nivel local dio origen a iniciativas como SommLab y FeriAAS. Fue el comienzo de cierta federalización de la AAS.

En sintonía con la gestión de Prezioso y Mortara, la siguiente presidencia quedó en manos de Marcela Rienzo y Natalia Valentina Suárez, quienes hoy tienen una mirada de apertura de la actividad hacia el consumidor pero con principal interés en la capacitación de los somms.

También le imprimen un fuerte arraigo local que logra conectar a la sommellerie no solo con el ámbito vitivinícola con una proyección federal, sino también con el mundo de la gastronomía y los productores de bebidas y alimentos del país.

Somms sobresalientes de la década

Si bien ya hemos mencionado a varias figuras rutilantes del ámbito sommelleril, (dejando a decenas sin mencionar que espero me sepan disculpar) nos queda repasar quiénes se destacaron en estos diez años por su profesionalismo y conocimientos, pero también a las y los que se las traen para el futuro cercano.

Primero veamos quienes se lucieron en el Concurso Mejor Sommelier de Argentina, certamen que cada dos años organiza la AAS. Para 2013 teníamos el liderazgo de Agustina de Alba y la ascendente Paz Levinson, de quien hablaremos más adelante, que volvería a consagrarse en 2014.

Pero en 2017 Martín Bruno, actual sommelier de Don Julio, se encargó de cortar la hegemonía femenina de la sommellerie local y se convirtió en el primer varón en alzarse con el título nacional. Eso le abrió las puertas al concurso de las Américas de 2018 en Canadá, obtuvo el segundo puesto, y al Mundial de 2019, en Bélgica.

En 2019, fue el turno de Valeria Gamper de quedarse con el concurso nacional y allí comenzó una increíble seguidilla de éxitos ya que obtuvo el título de las Américas de 2022 en Chile, llegó al Mundial de Francia de 2023, escaló hasta el 6to. lugar del ranking y se convirtió en la segunda sommelier argentina en el TOP10 mundial. Hoy se desarrolla en España como referente del Vino Argentino mientras prepara su camino futuro estudiando en WSET y la Court of Master Sommeliers.

Mientras que la actual Mejor Sommelier del país, ganadora del título local en 2022, es Andrea Donadío. Representa a la generación de las y los somms más jóvenes, que dan cuenta de una voracidad de conocimiento brutal que seguirá posicionando a Argentina en los más alto de la sommellerie global.

Y ahora, ¿quién sigue?

Si bien tenemos la intención con este artículo de repasar la última década, no podemos dejar de lado el futuro. Queda claro que todo indica que la sommellerie argentina seguirá escalando en el plano local e internacional. Basta con observar las nuevas caras al frente de importantes proyectos gastronómicos, de distribución y hasta bodegas.

Y no solo aquí, también por el mundo, donde cada vez más somms formados en Argentina logran destacarse en una escena que siempre tuvo a Europa como principal inspiración.

Si fuera por poner rostros a este futuro que tanto nos entusiasma, y admitiendo que seguro quedan personas fuera de la selección, sin dudas una abanderada de esta generación será Delvis Huck, como así también Alma Cabral, Cami Torta, Leo Fernández Aquino, Mariela Vieytes, Sebastián Casa, Pablo Garriga, Dhayan Acuña y Sofía Maglione.

Afortunadamente, la lista podría seguir. Pero en diez años hablamos.

Es sommelier y un consumado buscador de tesoros. Capaz de degustar cientos de vinos y de recordar del primero al último con la precisión y la agudeza de un entomólogo, conoce como nadie esos rincones del mercado a los que todos quieren llegar. Por eso elige los vinos del Club Bonvivir. Por eso escribe en Vinómanos (plataforma que fundó en 2013) sobre sus hallazgos o bien en importantes medios nacionales como Clase Ejecutiva, o internacionales como Decanter.