No vivimos un momento de mucha ebullición en materia de bodegas. Si hace una década y media nacía una por semana, ahora rara vez se produce un alumbramiento. Por eso, y por otras muchas razones, la llegada de Raquis es una buena noticia.
Todo sobre Raquis
Establecida en 2021 por Andrés Vignoni en lo enológico, Facundo Impagliazzo en lo agronómico y Ariel Núñez Porolli en la dirección, Raquis viene a definir un nodo estilístico y conceptual en el vino de Argentina.
“En el corazón del racimo está el raquis. Raquis es la palabra griega que designa la columna vertebral, pero también es el sostén y la estructura, la conexión vital entre la uva y la planta y al mismo tiempo una imagen pura de nuestro propósito: nos llamamos Raquis porque nos guía la naturaleza, nos sostienen valores de austeridad, honestidad y desnuda belleza, propios de un lujo contemporáneo que pondera el detalle preciso, el equilibrio entre lo escaso y lo generoso y que se emociona con la vida que vibra en una copa de vino consciente de su origen y misterio”. Así se presentan. Toda una declaración de principios.
Con uvas de Monasterio en Gualtallary, donde implantaron un viñedo en laderas y respetando la flora nativa, junto con otro viñedo en los faldeos al este de Agrelo, donde están construyendo una bodega, Raquis le pone magia a la creación de los vinos.
Dicen: “A eso nos dedicamos y rendimos homenaje con profesional humildad. Un modo de hacer vinos sensibles y exactos, igual que la naturaleza construye su raquis que conecta a la vid y su fruto”.

¿De dónde vienen?
Los tres fundadores de Raquis se conocieron trabajando en Viña Cobos. La última década los encontró en una búsqueda por modernizar el paladar. Apuntaron a vinos de Francia, España e Italia, principalmente para amar un acervo de estilos posibles.
Con cada botella que bebían, se hacían la misma pregunta: “¿Son los vinos que hacemos hoy los que nos gusta tomar, lo que deseamos hacer?”. Le seguía otra, no menos importante: “¿Dónde, con qué técnicas hacer los vinos que nos imaginamos?”
De esas sesiones de vinoanálisis nació Raquis. De explorar las posibilidades de los vinos y definir el norte: vinos de Monasterio y de 14 productores que les permitirían llegar a esa frontera estilística que deseaban.
Como pasan las cosas en la vida, con un plan claro, no tardaron en encontrarse con un puñado de inversores. Ellos le dieron una dinámica nueva al proyecto, que hasta ese momento era una serie de bocetos y una añada elaborada, la 2021.
“Para noviembre de 2022 teníamos 50 hectáreas para plantar en Gualtallary Monasterio, entre lomajes, crestas y quebradas, y otras 25 en Agrelo, sobre los faldeos al este, donde suelos cuaternarios, aluviales y luego elevados en cuchillas, se precipitan en suaves hondonadas”, cuentan.
En este último rincón construirán la bodega, donde ya están las fundaciones en marcha.

Los flamantes vinos
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- Raquis Las Bases.
Es un tinto de base Malbec sin otra apelación que Mendoza, ya que puede incluir uvas de Luján de Cuyo y Valle de Uco. Define la interpretación estilística de lo que buscan y al mismo tiempo le permite al consumidor descubrirla. En pocas palabras, es un vino fluido y sexy, con la fruta roja al frente y un paladar apenas ceñido que le da energía y agilidad. Los aromas son una de las claves de este vino. De la añada 2021 elaboran sólo un tinto.
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- Raquis Los Parajes.
Es el corazón de los vinos de Raquis, elaborados para interpretar un origen, donde la variedad es un valor secundario. Lo que importa en ellos es la pureza del sabor, el pedemonte y sus hierbas, las frutas rojas y negras crocantes, las texturas de cada suelo desarrolladas en la boca y tonificadas con una frescura vibrante que las enciende. Lo que se insinúa en la nariz se revela en el paladar. De la añada 2021 elaboran en cuatro parajes: Gualtallary (Malbec), San Pablo (Cabernet Franc), Chacayes (Malbec) y Paraje Altamira (Malbec).
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- Raquis Monasterio.
Proviene de una subapelación de Gualtallary y es Malbec. Con suelos ricos en carbonatos, las uvas que dan vida a este vino son austeras y sutiles en aromas y diáfanas. El resultado está lleno de vibrante energía en la boca. Delicado, ofrece detalles e intensidad en sabor, y es transparente a los suelos y temperaturas de esta zona alta. En 2021 lo elaboraron de una parcela de la zona que tiene el mismo suelo que partes de la finca.