El barrio se lleva en el pecho, y cómo no, si La Paternal es el hogar del Diego, con el estadio de Argentinos Juniors y sus pintadas que lo recuerdan aquí y allá. Obvio, también es la cuna de Pappo Napolitano, el genio del blues y del rock nacional.

Se escuchan los pajaritos mientras se camina por cuadras de casas bajas. Un domingo al mediodía las familias hacen asado en la vereda, los chicos juegan a la pelota en la calle y el sol se cuela entre las hojas de los árboles frondosos.

Antiguamente era el barrio de los talleres mecánicos y textiles; hoy, muchos de esos galpones se convirtieron en ateliers: según el colectivo La Gran Paternal, habitan el barrio más de 35 artistas y dos veces al año hacen una jornada –un finde completo- de sus talleres abiertos, donde se puede disfrutar de numerosas expresiones de todas las artes.

Resulta que ahora La Paternal y Villa Mitre conforman un nuevo polo gastronómico. Uno bien distinto y original que tiene su propia lógica y reúne propuestas eclécticas para todos los gustos.

Atención: no se puede hablar de la gastronomía de estos vecindarios sin mencionar primero a la histórica Cantina Chichilo (hermoso restaurante de cocina italiana que funciona desde 1956 en Camarones 1901) y a Gino el Capo de la torta de ricota, en J. B. Justo 5183, donde se vende la versión de esta torta más celebrada de la ciudad (además de sfogliatella, cannoli, alfajores, pasta frola y más).

Ahora sí: recorrido por los restaurantes en La Paternal y Villa Mitre

MN Santa Inés

La joya destacada en la Isla de La Paternal, un enclave de pocas cuadras cercanas a las vías del tren, supo ser una panadería. Hoy, esta casona chorizo que conserva su glamour original, los pisos calcáreos, las aberturas de madera, los techos de ladrillos y muchos detalles para descubrir, es el hogar de uno de los restaurantes más interesantes de todo el recorrido: MN Santa Inés.

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Es uno de los restaurantes más interesantes de todo el recorrido.

Tiene varios salones: el que da a la calle y supo ser el comercio con sus vitrinas intactas que hoy se usan para exhibir arte; el patio central, desde donde se puede ver la cocina; y la histórica cuadra que conserva el horno de 35 mts2, las palas, los canastos y una caramelera con sus recipientes de vidrio, como las de antes.

Aquí se destaca la cocinera Jazmín Maturet y su cocina original: su carta cambia todo el tiempo y puede ofrecer clásicos argentinos o platos del mundo. Se privilegia el sabor y no la receta; hay mezclas de ingredientes, de perfumes, de culturas.

Básicamente, ella y su equipo cocinan lo que les gusta. Por suerte, los comensales acuerdan. Al cierre de esta edición, la carta ofrecía cavatelli con mejillones, ajo y perejil; curry verde de pollo picante (delicioso); chili con carne (el clásico plato mexicano y yankee hecho a base de carne desmechada y porotos, la gloria); Mole vegano; una sopa especiada de la India llamada Mulligatawny; unos tallarines con boloñesa hecha a mano; unos membrillos con queso azul, nueces y caramelo y oliva y más. Para volver y volver.

El lugar abre sólo de mediodía, de martes a domingos, con una carta breve de unas diez opciones que se renuevan cada quince días, en cada cuarto menguante y cuarto creciente.

GPS. MN Santa Inés. Ávalos 360. De martes a viernes 12.30. Sábados, domingos y feriados, con reserva previa al Whatsapp 11 5848 6888.

Ifigenia

La venezolana Isa Nouel llegó a la Argentina con 4 valijas cargadas de libros, su primer amor. Aquí trabajó en diferentes cafeterías y se dejó seducir por el café. Con el tiempo, logró abrir esta adorable esquina en Villa Mitre que es mucho más que un barcito.

Aquí hay música (en vivo o en vinilo); vinos especialmente seleccionados, rica pastelería y platos caseros con toques caribeños y, por supuesto, libros y café de especialidad (con una carta nutrida y buen servicio).

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La venezolana Isa Nouel se dejó seducir por el café.

Sentarse al sol en la vereda, disfrutar de una taza de café bien hecho y servido en vajilla antigua, con florerito al lado y libro en mano, puede ser adictivo.

No te pierdas las Marujas, unas rosquitas glaseadas con hibiscus y su chipá… Dos goles.

GPS. Ifigenia Café. César Díaz 2249, esquina pasaje El Método.

Acacia Negra

Cocina de abuelas, en un local vintage que recuperó todas sus piezas originales: ventanas, pisos, vajilla antigua. Es el típico negocio en el que supo haber una verdulería o una carnicería, con ventanas en toda la esquina.

Ensaladas, tartas y sándwiches son protagonistas, pero todo tiene un toque de amor. Probá por ejemplo la ensalada de berenjenas salteadas con eneldo, pimientos asados, aceitunas negras y naranjas grilladas, que viene con queso brie y mix de verdes (van cambiando según la estación).

Entre los sándwiches, hay opciones vegetarianas, y también con salmón ahumado y jamón crudo. Probamos el de pollo a la miel con aromas, cubierto por relish, queso brie y verdes. Todos vienen en pan de campo, ciabatta y focaccia casera.

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Cocina de abuelas, en un local vintage que recuperó todas sus piezas originales: ventanas, pisos, vajilla antigua.

La pastelería merece párrafo aparte (de hecho, tienen una mesa exhibidora especial en el centro del salón. No sabés qué elegir primero). Budines, tortas, scones y alfajores en porciones abundantes. Hay combo para compartir que viene con tazón de café con leche.

GPS. Acacia Negra. Camarones 2399 (y otras sucursales)

Don Juan el Bar

Si hay un lugar para el vermut (vaso o jarras para compartir, de la casa y otros, como La Fuerza, Lombroni o Lunfa), la cervecita, tragos y comida casera, es Don Juan el bar. Aquí se sirven buñuelos de acelga, rabas, brusquetas, fainazetta especial con muzzarella y tomate confitado, empanadas de bondiola.

No faltan las picadas y como ellos mismos dicen: “Tremendos sandwiches”. Probá el clásico de crudo, queso y manteca (como debe ser) o el Argentino (vacío tiernizado con tomate confitado, rúcula y chimichurri) que viene con papas fritas.

Hay pizzas, pastas, risotto, milanesas, tortilla de papas. Pero cuando venga el frío en serio, la polenta con estofado es un deber.

GPS. Don Juan el Bar. Camarones 2702. Martes a viernes por las noches. Sábado y domingo también mediodía.

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Si hay un lugar para el vermut y comida casera, es Don Juan el bar.

El Patio de Mabel

Una parrilla a puertas cerradas (ponele, porque en realidad es un jardín precioso, aunque también hay salón interior que podés pedir con anticipación) en el que previa reserva se ofrece un menú de parrilla por persona.

No es libre, lo que se detalla en el menú es lo que incluye el precio final. A saber: chorizo y morcilla con ensalada fresca del día; vacío en cocción de 5 hs a pura leña con guarnición; costillar criollo 4 hs de pura leña con guarnición; postre y una bebida por persona. La bebida puede ser 1 copa de vino de la casa (Malbec) o 1 lata de gaseosa o agua.

También hay menú vegetariano: ensalada fresca del día (la rompe); provoleta con cositas ricas, berenjenas parmesanas y zapallo relleno; postre y una bebida por persona.

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Una parrilla a puertas cerradas que en realidad es un jardín precioso.

GPS. El Patio de Mabel. Viernes por la noche, sábados y domingos al mediodía. La dirección secreta te la dan cuando reservás por WhatsApp: 5491168765532

Hay otras posibilidades, como el Café de los Patriotas y Nouchi Bakery pero todavía no fuimos a conocerlos. En el próximo paseo por el barrio, ¡allí iremos!

Es periodista especializada en gastronomía desde 2006. En Vinómanos escribe sobre restaurantes, entrevista a cocineros y productores, investiga sobre productos y está en permanente contacto con los protagonistas de la escena culinaria nacional. Es editora de libros de cocina en Editorial Planeta y también colabora en distintos medios como La Nación, Forbes, eldiario.ar y Wines of Argentina, entre otros. Trabajó en la producción de Cocineros Argentinos, en la revista El Gourmet, en El Planeta Urbano y fue la editora del suplemento de cocina del diario Tiempo Argentino.