Tomo un café en el DoHo, el polo gastronómico de Villa Urquiza ubicado en el corredor de las calles Donado y Holmberg, pero mi cabeza está a una letra: en Doha. Faltan pocos días para lo que probablemente sea el último vals de Messi en la selección y me pregunto: ¿cómo puedo encontrar dónde comer barato en Qatar?
Primero pienso que no, que “barato” y “emirato” riman, pero no son conceptos que puedan ir juntos. Después me ubico en la palmera, paro la pelota y recuerdo que Qatar basa gran parte de su riqueza en la explotación de petróleo así que ¡tiene que haber algún lugar donde comer barato en Qatar! Solo hay que salir a buscarlo, como al gol en tiempo de descuento. ¡Vayan a buscarla al ángulo, Roxy y Panigassi!
Dónde comer barato en Qatar para desayunar, almorzar o cenar
Tal vez los integrantes de la Selección Nacional no lo sepan y de hecho estén ansiosos esperando que les organicen un asadazo en la concentración, pero no muy lejos de las aguas del Golfo Pérsico se ubica E´asaire Café, un espacio de estética cool, muebles patinados con colores pasteles, impronta minimalista y objetos vintage. En definitiva, un lugar que podría encajar perfectamente con la épica palermitana.
Para desayunar como catarí, nada mejor que probar el tradicional Balaleet: vermichellis dulces con azafrán y cardamomo (25 QR, casi 7 USD). Otra opción pueden ser las lugaimat, unas adorables bolitas fritas con miel de dátiles (20 QR o 5,5 USD).
Si nos pasamos a nafta, una idea tradicional y razonable es el Machboos Dajaj: arroz especiado con piezas de pollo deshuesado, probablemente para compartir (QR 47, 13 USD). Otro que puede andar muy bien es el Harees, tiras de cordero braseado a lo largo de 8 horas con centeno y un toque de manteca clarificada (38 QR, 10,5 USD).
Skeweres a un dólar y pico
No, no es una palabra que viene del trap o que usan los centennials. Las skeweres son brochettes especiadas que vienen con pan de pita y ensalada de verdes. Cada una cuesta 4 QR (1, 10 USD). Shujaa Restaurant, un tradicional y modesto restaurant ubicado en el mercado de Souq Waquif, es un gran lugar donde comer barato en Qatar.
Este zoco (un mercadito tradicional al aire libre) es digno de atención: se creó a finales del siglo XIX como punto de reunión entre beduinos y comerciantes locales para la compraventa de ganado, algo que todavía está presente en Doha.
Actualmente, cataríes y visitantes extranjeros compran especias, insumos y comidas típicas, además de telas, recuerdos, perfumes, joyas o shishas, también conocidas como narguile, las típicas pipas de agua de la región.
¿Otras opciones livianas para no sucumbir en el desierto? Tabule, hummus y mutabal (puré de berenjenas mezclado con sal, pimienta, aceite de oliva, tahini y semillas de granada, la versión especiada del baba ghannoush) entre 5 y 7 QR cada porción. Por 17 QR, es decir, menos de 5 dólares, probás las tres.
Un clásico de Medio Oriente con más nombres que Belgrano
Tal como te contamos acá, la gastronomía de Medio Oriente tiene la particularidad de que un mismo plato cambia su denominación según el país en donde estemos parados. Sin embargo, como diría Led Zeppelin, “la canción sigue siendo la misma”.
En árabe se llamará Warak Enab lo que es dolma en turco y bosnio, dalmades en griego, dolme en persa, tolma en armenio o sarmá en rumano y serbio. En español son los famosísimos… ¡niños envueltos! Podés encontrar la versión catarí en el restaurant Safarjal a tan solo 26 QR (7 USD).
Este restaurant se ubica en Gourmet District, el primer polo gastronómico indoor de Qatar. Su versión de warak enab consiste en hojas de parra rellenas de arroz especiado con salsa de granada y menta. En otros locales, en muchas ocasiones, también pueden incluir carne.
Como diría Tintín: ¡Calabacines!
Ok, nos podemos hacer los viajados e interesantes y decirles Kousa mahshi, pero tu abuela te pegaría un coscorrón y diría “zapallitos rellenos, pibe”. Y tendría razón. En este caso, son zapallitos largos o calabacines rellenos, no de carne picada especial sino de trozos de cordero, cebolla y otras verduras, sazonados con menta y perejil.
En Al Shami Home(gran lugar donde comer barato en Qatar) los conseguís a 37 QR (10 USD) y la porción es abundante: con un poco de arroz, zafás. Ya que estás ahí, otra gran opción -de origen indio-paquistaní- es el Biryani, un abundante plato de arroz especiado con carne o pollo y yogur, a 33 QR es decir, 9 USD.
Vas a quedar como Umm Ali
Si hay algo que tiene que quedar claro de la gastronomía catarí es que es como el amor: dulce, picante y especiado. Sin duda los cataríes son del team dulce a full y esto se traduce en sus cafés, tés, milkshakes, mocktails, jugos y por supuesto, su pastelería y postres.
Uno de los platos más emblemáticos es la torta de azafrán o la torta de azafrán y leche, elegante, esponjosa y delicada. En Karak Mqanes la encontrás a módicos 16 QR (4,5 USD).
Otra opción interesante para probar allí es una gran síntesis oriente-occidente: ¡el cheesecake con baklawa! la porción se consigue a 25 QR, 7 USD, y promete ser dulce como para enriquecer con insulina el café.
Finalmente, un clásico indiscutible e imperdible de los cataríes, pero de origen egipcio, es el Umm Ali y viene con historia incluída. Se estima que en el siglo XIII, una mujer de una aldea pobre en el Delta del Nilo se encontró con un sultán, quien de manera autoritaria le pidió algo de comer al pasar por ese caserío mientras estaba de caza.
Intentando preparar algo digno de un sultán, la anciana mezcló todo lo que tenía a la mano. Al sultán el postre le pareció delicioso y, para honrarla, le preguntó por el nombre de su hijo y ella respondió: Alí. Al regresar a la ciudad, el Sultán volvió famoso el postre y lo nombró “Umm Ali”, que se traduce como “la madre de Alí”.
El plato en cuestión es primo lejano del budín de pan. Sin embargo, frecuentemente se hace con pasta de hojaldre horneada con almendras. Se lo suele servir caliente, con frutos secos, pasas y hasta con bochas de helado.
Sin duda el Karaki, un bello spot situado en la paquetisima Andalucía Way, muy cerca de The Pearl, el imponente archipiélago artificial que abarca casi cuatro millones de metros cuadrados.
La porción cuesta 28 QR: por menos de ocho dólares terminás dulce y radiante, como la ilusión inclaudicable de obtener la Tercera.