Lo importante del vino es dónde te lleva, no de dónde viene. Ese podría ser un aforismo central de la cultura del vino, sin dudas, pero aplicado a un origen en particular, como Luján de Cuyo, podría también ser un mantra precioso: es que, en Luján de Cuyo, origen y destino confluyen en una historia de vinos tan potente que formó el paladar de generaciones. Desde Luján de Cuyo fuimos hasta donde estamos hoy. Con Luján de Cuyo volvemos al punto de partida.
Así de simple y así de complejo es este doble viaje. Es que, mirado al detalle, este rincón grande de Mendoza, frontera entre el Valle de Uco y la ciudad, es también un arco inagotable de tintos. Prueba de ello es que, en este último tiempo, algunas bodegas se lanzaran a elaborar en pedacitos, lunares de Luján, para que quedara cada vez más clara la singularidad de cada uno.
Si el comienzo del viaje fue llegar hasta un paladar complejo como el que tiene hoy el consumidor argentino, el destino es ir hacia el detalle que se esconde en una generalización tan grande como Luján de Cuyo. Una comparación da el tono: con 15.500 hectáreas de viñedos, Luján de Cuyo es tres veces el Médoc en Francia, dos veces Alexander River y apenas más pequeño que Napa Valley, estas últimas apelaciones de California.
De ahí que, cada vez más, las bodegas propongan un viaje a cada uno de los rincones de Luján, en busca de la singularidad. Entre ellas, Fabre Montmayou, especialistas en la región, lanzó Fabre Montmayou Terruño Reserva, una línea de vinos naturalmente equilibrados que refleja los principales distritos con un varietal que, a juicio de la casa, es el que mejor se ofrece en cada uno de ellos.
Fabre Montmayou Terruño Reserva, hija de expertos en Luján de Cuyo
En 1992 Hervé Joyaux Fabre, proveniente de Burdeos, compró una finca en Vistalba, Luján de Cuyo. Era otro tiempo. Entonces ese distrito –desde el 26 de agosto pasado reconocido finalmente como una Indicación Geográfica– era una zona rural lindante con la ciudad.
Como dice Juan Bruzzone, enólogo de Fabre Montmayou– “Hervé se enamoró de las viñas viejas, de los vinos balanceados de Luján, y decidió comprar en la región”. Y suma esta pequeña anécdota para describir el valor pionero: “En 1995 pasó el CEO de una bodega francesa, se paró frente a la construcción rosada de Fabre Montmayou y preguntó de quién era. Le dijeron que pertenecía a un francés loco. Años después se lo encontró en la feria de Vinexpo. Probó los vinos y el CEO le dijo a Hervé: ‘A usted lo tenía como el francés loco, y de loco usted no tiene nada’”.
Veinticinco años más tarde, la bodega ´del loco´ consiguió un expertise difícil de igualar en Luján de Cuyo, donde tiene 60 hectáreas propias entre Vistalba y Las Compuertas, pero gestiona viñedos en otras zonas de Luján de Cuyo para conseguir uvas.
Bruzzone lo explica así: “En mi opinión, lo que distingue algunas zonas de Luján de Cuyo es la pendiente pronunciada por estar cerca de la montaña; en otras, la cercanía al río Mendoza define suelos distintivos, más cerca es más pedregoso, más lejos más profundos. Combinado con el hecho de que los viñedos están plantados desde los 800 metros en el este hasta los por encima de los 1.100 metros, da una zona diversa e interesante”, define.
Esa diversidad es la que explora en los vinos Fabre Montmayou Terruño Reserva. “En Luján de Cuyo hay lugares para Malbec, otros para Cabernet. Cada varietal tiene un espacio donde desarrollar un carácter óptimo y con sabores particulares con viñedos antiguos”.
Continúa: “Con nuestra experiencia y en el estilo que elaboramos para Fabre Montmayou Terruño Reserva, el Malbec de Vistalba y de Las Compuertas, con más de 1.000 metros sobre el nivel del mar, y suelos aluviales y de gravas, son los que mejor se adaptan. Empleamos viñedos plantados desde 1908, equilibrados, con alta densidad. Nos gusta mucho Perdriel para el Cabernet Sauvignon, donde usamos uvas de las zonas con menos piedra, más profundas. Para el Franc nos encanta Agrelo hacia el pedemonte, entre los 1.050 y los 1.100 metros de altura, donde ya aparece la piedra. Y para Merlot no hay como Las Compuertas: al Merlot le gustan las zonas más frías y ahí funciona bien”, sintetiza Bruzzone.
Es que, por su ubicación dentro del plano de Mendoza, Luján de Cuyo ofrece un terroir que combina varios aspectos en partes justas. “La región tiene un equilibrio preciso de altura y suelos y de viñas viejas. Son cosas que al vino le aportan un balance ideal: no es una región calurosa ni fría, por lo que los alcoholes quedan moderados, y no sacrificamos acidez, como pasa en otras zonas más calientes”, sostiene.
Establecidos en Vistalba cuando la región quedaba aún fuera del mapa urbano, hoy los productores ven asomarse los sarmientos de las vides sobre las medianeras de los barrios privados. Recientemente, sin embargo, fue aprobada la constitución de la IG, y la Municipalidad estableció una prohibición para el desarrollo de barrios en la zona. Así y todo, Vistalba y Las Compuertas parecen tener fecha de caducidad aunque resisten. “Hoy es más rentable vender la tierra para barrios privados que para hacer viticultura”, se lamenta Bruzzone.
Sin embargo, las señales recientes parecen estirar la vida de estos rincones de Luján de Cuyo. En ese sentido, la distinción de cada uno de los lugares es fundamental para sostenerlos en el largo aliento. A ese respecto, Bruzzone dice: “Participamos de la IG Vistalba. Creemos que es importante, pero aún no hemos avanzado mucho sobre el etiquetado de los vinos. En todo caso, Fabre Montmayou Gran Vin es un ícono de esta región, con 80% de Malbec de Vistalba y el resto del corte de Las Compuertas. No lo decimos, pero es donde nosotros creemos que representa bien la zona”, cierra.
La nueva línea de Fabre Montmayou
La línea fue lanzada a fines de 2021 y está compuesta por 5 vinos, los cuatro tintos de Luján de Cuyo y un Chardonnay del Valle de Uco. Son:
- Fabre Montmayou Terruño Reserva Malbec 2019: proviene de una parcela del viñedo de Vistalba, plantada en 1908 sobre la terraza aluvial del río Mendoza. También es donde está la bodega. Propone un vino con nota de violeta y pimienta blanca sobre la ciruela, con paladar amplio y de taninos suaves que suman volumen.
- Fabre Montmayou Terruño Reserva Cabernet Sauvignon 2019: tiene su origen en Perdriel, una zona que Hervé Fabre considera la mejor para la variedad en Mendoza. Consigue fruta madura y taninos pulidos.
- Fabre Montmayou Terruño Reserva Cabernet Franc 2019: se elabora con una parcela de Agrelo, que potencia la expresión aromática de la variedad.
- Fabre Montmayou Terruño Reserva Merlot 2019: surge en Las Compuertas, el terroir más alto de Luján de Cuyo, sobre viejas terrazas aluviales del río Mendoza. Consigue fruta negra y pizca de especia, con paladar intenso.
Fabre Montmayou Terruño Reserva Chardonnay 2020: es el único que nace del Valle de Uco, más precisamente de Tupungato, un rincón soñado para este varietal.