El recién inaugurado wine bar de los sommeliers Aldo Graziani y Lucky Sosto, Vini, se destaca por su oferta dedicada a los vinos con baja intervención. “Estamos felices de que se abran más wine bars en toda la ciudad. Es una gran puerta de entrada a los vinos para los consumidores jóvenes, para los curiosos, para quienes quieren probar etiquetas originales. Y también son una gran vidriera de los vinos argentinos para los turistas que llegan a Buenos Aires. En ese marco, quisimos enfocarnos en los vinos de baja intervención”, dice Sosto con entusiasmo.
Vini, el bar de vinos especiales
La propuesta de Vini es moderna. Ofrece una carta muy cuidada, con una selección de bodegas de las distintas zonas vitivinícolas del país y que responde, en primera medida, a la curación anterior que ya hizo Aldo para su distribuidora Jarilla, enfocada en los vinos naturales.
“Además de los vinos de Jarilla, tenemos otras bodegas, como Alpamanta, Calamaco, los de Mauro Villarejo, Gabriel Dvoskin y Giusseppe Franceschini, por ejemplo. Ofrecemos vinos no convencionales, modernos, jóvenes, que nos emocionan. Iremos incorporando muchos más a lo largo del año”, explica Sosto.
La carta de vinos cuenta con 60 etiquetas que eligieron de manera rigurosa, contemplando que tenga vinos buena calidad y buenos productores. Hay precios de vinoteca o de bar y, cada semana, ofrecen una selección rotativa que se puede pedir por copa (entre $740 y $1100). Siempre se indica la cepa, el año y el terroir.
Está organizada por distintas categorías: Pet Nat y Espumosos, Blancos frescos y ligeros; Blancos de cuerpo medio con buena acidez, Naranjos y blancos de piel; Rosados y Claretes; Tintos ligeros y Expresivos; Tintos de cuerpo medio.
Los productores que protagonizan la propuesta son Alpamanta, Finca Ambrosía, Los Dragones; Matías Riccitelli, Passionate Wine, 35.CINCO, Pedro Parra, Finca Las glicinas, Bodega Mundo Revés, Bodega Canopus y más.
“Se trata de pequeñas partidas limitadas. Hasta ahora teníamos una propuesta basada en los vinos blancos, rosados y naranjos, pero ahora que pronto llegará el frío, seguro tendremos más tintos. Yo creo que el vino también se está convirtiendo en algo estacional, ahora tenemos una carta que va bien con los blancos… Pero más entrado el año, pensaremos en platos y vinos más complejos”, prometen.
Una posibilidad interesante es disfrutar de un vertical de Malbec L´Espirit de Chacayes (2019, 2020 y 2021); probar los vinos Kung Fu de Matías Riccitelli (que los presentó en Vini) y dejarse tentar por las perlitas del sommelier.
Vinos + platitos
Además, Vini es interesante por la comida: con una propuesta creada por el chef Leo Lanussol (ex Proper), la experiencia es super sabrosa, con diversos platitos para acompañar los vinos.
Y lo mejor (a mi parecer), son las acertadas recomendaciones de Sosto para maridar platos y vinos.
Basta leer la carta y escuchar al sommelier: “La focaccia, pedila con la ricotta de almendras y tomala con un Chardonnay. ¿Por qué? Porque la combinación de las almendras procesadas con el polvo de hongos y el romero frito va perfecta con las aristas que tiene el Chardonnay de Alpamanta, que es el que tenemos ahora por copa. Es un match ideal”, dice.
O, por ejemplo: “Pedí la salchicha de cordero con un rosado, como el de Libarna, o la morcilla, con un vino naranjo”.
“La idea es que no todo tiene que ser un complemento. Hay mucho de contraste, hay corte, me gusta trabajar los contrapuntos. Que quedes net para seguir comiendo”, dice.
¿Qué comer?
La carta de apertura encara el otoño. Además de Leo, quien hizo el primer asesoramiento y sigue involucrado, se destaca en la diaria el chef Lautaro Delacroix.
“Trabajamos con productores artesanos, que certifican orgánico, que cuidan el producto. Compramos en verdulerías agroecológicas muy buenas, como lo que produce Nury Marandet, los quesos de Mauricio Couly, los chacinados de César Sagario, alcaparrones de La Chacrita y más”, cuenta Sosto.
La impronta de la cocina italiana es el eje de la propuesta: hay focaccia, conservas, encurtidos, todo casero.
¿Qué probamos? La ricotta de almendras con polvo de hongos y romero frito ($600); la caponata Sosto (un homenaje a Carlos Sosto, el papá de Lucky y dueño del icónico restaurante italiano Guido’s Bar); la focaccia de larga fermentación con pickles de rabanito ($340); la fainá perfecta que viene con zanahorias encurtidas ($360); las chauchas a la vinagreta de chili ($540); los cavatelli con manteca noisette, salvia y parmesano (¡riquísimos!) ($880) y la morcilla con hojas verdes amargas ($650).
¡Hay más! Habrá que volver a probar la salchicha de cordero, el crostini paté de cerdo con naranjas confit y la lengua a la vinagreta. Ya será.
El espacio
El local tiene un aire europeo, pequeño, con caños a la vista y con un mobiliario bien distribuido. Un sector amigable en la vereda, con pequeñas mesas con tapa de mármol y clásicas sillas de madera de bar. El interior tiene dos pisos, arriba está la enorme y antigua cava de madera de Sosto (donde se conservan los vinos del local), un enorme sillón de pana bordó y varias mesitas distribuidas que generan un ambiente íntimo.
En la planta baja se encuentra la gran barra desde donde salen los platos de cocina, destacados por realizarse con productos de primera línea, con una producción muy cuidada y con una calidad que acompaña los vinos que se sirven. Aquí también hay mesas para disfrutar de la propuesta de Vini, completando así un total de treinta y cinco cubiertos.
GPS. Jorge Luis Borges 1963, Palermo. Abierto de martes a domingo de 18 a 00. Instagram: @vini_bar